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El Mundo 1 de junio de 2022

“El panorama social en Francia es catastrófico”, alertó Rodríguez, candidato a la Asamblea Nacional

Es un político nacido en Chile y emigrado durante la dictadura de Augusto Pinochet, se nacionalizó francés, se doctoró en Sociología en la prestigiosa École des Hautes Études en Sciences Sociales (Ehess) y hoy es uno de los hombres de mayor confianza de Mélenchon, el dirigente de mayor caudal electoral de la izquierda

El franco-chileno Christian Rodríguez, es candidato de la nueva coalición de izquierda que encabeza Jean-Luc Mélenchon.

El franco-chileno Christian Rodríguez, candidato de la nueva coalición de izquierda que encabeza Jean-Luc Mélenchon, se postulará el próximo sábado para representar en la Asamblea Nacional a los 84.000 franceses que residen en América Latina y que este 4 junio votarán a un diputado por la segunda circunscripción del exterior, una puja que anticipará las elecciones legislativas del 18 de junio, en las que se definirá la nueva composición parlamentaria de Francia y, luego, el nombre del primer ministro que cohabitará con el reelecto presidente Emmanuel Macron.

Rodríguez, nacido en Chile y emigrado durante la dictadura de Augusto Pinochet, se nacionalizó francés, se doctoró en Sociología en la prestigiosa École des Hautes Études en Sciences Sociales (Ehess) y hoy es uno de los hombres de mayor confianza de Mélenchon, el dirigente de mayor caudal electoral de la izquierda, como lo probó el 22% de los votos que obtuvo en las presidenciales del 10 de abril.

Ese resultado llevó a otros partidos -como los tradicionales Partido Socialista y el Partido Comunista Francés (PCF) pero también Europa Ecología Los Verdes- a acercarse a Mélenchon para conformar una nueva alianza, la Nueva Unión Popular Ecologista y Social (Nupes), que podría convertirse en la plataforma para que el líder de Francia Insumisa sea propuesto como primer ministro con la intención de formar gobierno y coexistir con Macron.

Esa alternativa institucional -conocida en Francia como “cohabitación política”- tuvo en ese país varios antecedentes en los que un presidente y un primer ministro de signos ideológicos opuestos convivieron en la dirección del Estado y la administración del Gobierno, con el socialista Francois Miterrand y el conservador Jacques Chirac como primer caso (1986-1988), o el propio Chirac con el socialista Lionel Jospin años después (1997-2002).

“Nuestra apuesta para la tercera vuelta es construir una mayoría para escoger un nuevo programa, que no sea el neoliberal de Macron. Ahí está la osadía. Aunque todo el mundo dice que el presidente (por Macron) ya fue elegido, recordemos que en Francia un presidente tiene funciones pero un primer ministro también, dadas por la Constitución”, remarcó Rodríguez.

La Asamblea Nacional de Francia tiene 577 bancas, cada una por un distrito electoral, con 539 escaños que corresponden a la Francia continental, 27 a territorios de ultramar -las excolonias- y 11 para los franceses establecidos en el extranjero, de los cuales 1 banca representa a los franceses que viven en América Latina.

En este último caso, se trata de 84.000 personas que se inscribieron para votar este sábado, a quienes el candidato Rodríguez les pidió dos cosas y prometió otras tres.

El primer pedido fue votar al Nupes para que Mélenchon sea primer ministro y en las primeras 48 horas de gobierno pueda poner en marcha una agenda social que establezca “un salario mínimo de 1.500 euros”, “una jubilación mínima de 1.000 euros”, una beca para que los jóvenes puedan estudiar y precios máximos “para frutas y legumbres”; el segundo pedido es una invitación a que participen en lo que el propio Rodríguez definió como “un Parlamento Popular de América latina y el Caribe”, que facilite el intercambio y la rendición de cuentas.

En cuanto a las promesas, el postulante se comprometió a trabajar “con urgencia” para que se reconozcan los años de trabajo en países de América Latina -entre ellos la Argentina- como aportes válidos para gestionar la jubilación en Francia; luego dijo que en caso de resultar electo “tendrá mucha presencia” acompañando a embajadores y cónsules; para finalmente anunciar que impulsará una reducción en las tarifas de los “liceos”, porque le preocupa el acceso a la educación de calidad.

-Usted está recorriendo América Latina para reunirse con la colectividad francesa en cada uno de los países. ¿Cuáles son las demandas que encuentra?

-El tema uno es la jubilación, y va en eco con nuestra reivindicación. Lo que se pide es que si yo he estado cinco años trabajando en Argentina, que esos cinco años me los reconozcan para la jubilación francesa. Ese tipo de acuerdos ya existen con Chile, con Brasil, hay acuerdos con Haití y hay acuerdo con Uruguay, pero no hay ningún acuerdo (de reconocimiento de aportes previsionales) con los otros países (de América latina) que quedan pendientes. Si yo soy diputado, me voy a dedicar a convencer a nuestro gobierno para que esos acuerdos se realicen. El segundo punto, el tema de los consulados: la Francia de los servicios públicos significa tener cerca a mi cónsul, estar al lado de una embajadora, tener presencia en la Alianza Francesa. Y el tercer tema tiene que ver con las tarifas de la educación, con la posibilidad de acceso de los hijos de los franceses a los liceos.

-¿Cómo votarán los 84.000 franceses residentes en América latina que se inscribieron para votar? ¿Elegirán entre Macron y Mélenchon?

-Durante muchos años los franceses del exterior no han sido llamados a construir un proyecto político. Yo los invito a crear un Parlamento Popular de América Latina y el Caribe, para que los franceses residentes puedan proponer acciones y constituirse como un sujeto político. Yo voy a defender sus reivindicaciones. Como contraparte, les voy a pedir que participen de ese Parlamento Popular, para que yo pueda rendir cuenta cada tres meses. Porque aquí no se trata de, como hizo Paola Fortaleza, que fue la diputada anterior (por los franceses de América latina), a la que eligieron y luego desapareció. ¿Y qué tiene ella que ver con la Argentina? Bueno, Paola Fortaleza fue asesora de (Mauricio) Macri en su plan de gobierno. En definitiva, hay diputados que desgraciadamente prometieron defender a su pueblo y luego desaparecieron durante cinco años. Hasta el día de hoy nadie sabe dónde está, felizmente esta vez no se presentó. (N. de la R.: hija de padres argentinos, Paola Fortaleza fue electa en 2017 como representante de la segunda circunscripción de los franceses en el extranjero por La República En Marcha, el partido de Macron).

-¿Qué se juega en esta elección parlamentaria? ¿Qué puede definir la próxima composición de la Asamblea Nacional?

-La Quinta República está basada en un híper-presidencialismo que se agotó; Francia está en crisis política, de modelo económico y atraviesa una crisis social profundamente ecológica. El agotamiento se refleja en los tres bloques que emergieron de la última elección: el mayoritario son los abstencionistas, que desgraciadamente conforman el mayor bloque, que se expresa en los votos nulos, blancos y en la gente que no participa. Y después estamos los demás, todos en 11,2 o 11,4 millones de votos. Eso crea una inmovilidad absoluta para avanzar en la resolución de la crisis que atraviesa la sociedad francesa.

-¿En qué se refleja la gravedad de esa crisis?

-¿Puede un país seguir viviendo con 11 millones de cesantes entre desempleados, desempleados sin trabajo inscripto en la Agencia Nacional de Empleo? ¿Es posible seguir viviendo con 8 millones de personas que dependen de la Asociación de Ayuda Alimentaria? ¿Es posible continuar con una situación en la que los jubilados viven en condiciones de miseria? Con la privatización de la salud, de la educación, el alza del costo de vida y de los arriendos atravesados por la especulación financiera absoluta. La urgencia es social porque en Francia no hay poder de compra. El panorama en Francia es catastrófico.

-El malestar que reflejaron los “chalecos amarillos”, por la post-industrialización, la economía focalizada en los servicios, el costo de la gasolina y la deslocalización de fábricas, parece retroalimentarse con la violencia y el descontento de los hijos de los inmigrantes: el hijo de un argelino, de un marroquí, de un tunecino, el hijo de un inmigrante francoparlante del África subsahariana, parece no sentirse ciudadano francés. Nicolas Sarkozy, en su momento, los llamó “escoria”. Para algunos analistas, Francia no tiene capacidad ni vocación para ser más multicultural e integrar a los hijos de sus excolonias. ¿Qué opina?

-No es así. Y yo soy la prueba de eso. ¿Qué hace un latinoamericano siendo candidato para ser diputado francés en la Asamblea Nacional de Francia? No, yo creo que hay una excelente integración. Las condiciones están dadas para poder tener los mismos deberes y derechos, con una escuela republicana. Ya lo vimos con Mélenchon. Nació en Marruecos, es pied-noir (NdR: los franceses que nacieron en Argelia durante la ocupación colonial), en su familia tiene mezcla española y de Marruecos. A mí siempre me fascinó de Francia que tú tenías amigos médicos, otros que hacían el aseo de la casa y en las calles, otro era el amigo tecnológico. Sin embargo, hoy ya no hay una vida pública así. De todas formas, la tentativa de dividir entre lo blanco y lo negro, entre los árabes y los franceses, entre la raza pura y la no raza pura, es un discurso completamente nefasto de la extrema derecha pero que no entra tan profundamente en la sociedad. A diferencia de EEUU, que no es un mundo feliz y donde hay comunidades de latinos, de italianos, de hispanoparlantes, en Francia no encuentras esa política de comunidades. En Francia eso no existe: encuentras una sola Francia, indivisible. Y si yo me nacionalicé francés es porque adhiero al proyecto político de una Francia indivisible bajo el lema de la libertad, igualdad y fraternidad. La Nueva Unión Popular Ecologista y Social es una alternativa por la soberanía popular y la defensa de lo público, de los bienes públicos comunes.