Donde alguna vez hubo una casa en construcción, solo quedaban escombros y algunas chapas. Tres hombres permanecían allí a la espera de que compradores de cocaína llegaran. Lo que no se imaginaban era que los que aparecerían en ese domicilio de Azopardo al 11100 iban a ser policías de Drogas Ilícitas. Los tres vendedores, pretendieron salir corriendo pero no fueron muy lejos y quedaron detenidos. Entre las piedras había dos bolsas con 60 dosis de cocaína cada una y una tercera con la mitad. El lugar es un “point eterno” y así fue allanado por tercera vez en ocho meses.

La secuencia es reflejo del interminable narcomenudeo en Mar del Plata, esa problemática que no parece tener solución y que, por el contrario, se reproduce, se replica, casi de manera obscena delante de los ojos de los vecinos.

En el mediodía de este viernes, el “point eterno” y otros siete domicilios del barrio Belgrano fueron allanados por la policía a partir de directivas de la fiscalía de Estupefacientes a cargo de Pablo Cistoldi, Daniela Ledesma y Leandro Favaro. A pesar de que el 27 de agosto y el 1° de octubre del año pasado ya se habían realizado operativos similares, una nueva investigación reveló que la actividad seguía a pleno, con una demanda sorprendente.

“La cabeza de esto puede que sea la misma gente, pero los vendedores van rotando a medida que van siendo aprehendidos”, dijo una fuente oficial a este medio.

Esta vez fueron detenidos una mujer de 44 y siete hombres de 18, 24, 28, 32 y 38 años de edad, uno de los cuales tenía pedido de captura por el delito de abuso sexual con acceso carnal.

La célula de “dealers” en el barrio Belgrano ya había sido descabezada, supuestamente, en agosto de 2024 con la detención de una mujer de 51 años y su hijo de 29. Tras ese operativo, en siete domicilios, la Municipalidad demolió la edificación de Azopardo al 11100, pero de nada sirvió.

El 1° de octubre siguiente una vez más se detectó venta de droga allí y a una cuadra, por lo que se volvió a allanar, con secuestro de cocaína, material de estiramiento y otras pruebas de la actividad. Dos hombres de 27 y 28 años fueron detenidos, y las autoridades insistieron en demoler lo nuevo que habían construido para guarecerse y vender.

Pero como si se tratara de esas entidades que más fuertes se hacen en tanto más las destruyen, el “point eterno” resurgió. Desde enero la policía, gracias a denuncias de vecinos e investigación propia, empezó a reunir prueba para un nuevo operativo.

Así fue como se llevó a cabo este viernes una serie de allanamientos en Juana Azurduy y San Salvador, San Salvador y El Kadri, Yapeyu al 11300, Yapeyú 11200, Rosales al 11000, Arana y Goiri al 11200, y Azopardo y Carmen de las Flores.

En el domicilio ubicado a una cuadra del “point eterno” funcionaba otro con una singularidad: era una casa abandonada con un paredón donde dice kiosco y al lado hay una flecha para abajo con la inscripción “Acá se vende”.

Finalmente el resultado fue de el secuestro de 300 envoltorios de cocaína ya fraccionada listos para su comercialización, más de dos kilogramos de cogollos de marihuana, diez celulares, una máquina de contar dinero y un millón de pesos en cambio.

Luego de terminado el procedimiento, agentes municipales derribaron tres construcciones precarias: el “point eterno”, el “kiosco” y otro en Juana Azurduy y San Salvador. De acuerdo a la información que recogió LA CAPITAL, la estructura que posibilita la reactivación permanente de las células de narcomenudeo es una suerte de “cooperativismo marginal”. Consiste en la contratación de vendedores, vigías y transportistas que rotan de acuerdo a la demanda.