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Policiales 5 de noviembre de 2023

El raid delictivo de un marplatense con dólares falsos en Bahía Blanca

Se lo acusa de haber estafado a bicicleterías, a una casa de ropa y también por el robo en una vinoteca. Es un hombre con antecedentes en Mar del Plata que tuvo una incidencia clave en el Operativo Milonguita de 2015, aunque no fue condenado por drogas.

Por Fernando del Rio

 

Tiene 61 años y desde hace ya varios que se le conocen sus felonías en Mar del Plata. De algunas de ellas ha logrado salir airoso, no tanto por su cabal inocencia sino por errores procesales o de la propia investigación judicial. Sus causas se han ido acumulando incluso por robos insignificantes y de menor cuantía, pero en los últimos tiempos había desaparecido del radar de esta ciudad y parecía alejado del delito. Sin embargo, lo único cierto de eso fue que se había alejado unos kilómetros. Solo alejado, porque desde hace un par de semanas está detenido en Bahía Blanca, por realizar algunas compras con dólares falsos.

La historia de Claudio De Cunto (61) retorna a las planas periodísticas con el singular impulso de lo novedoso que resulta su geolocalizción en otro punto de la provincia de Buenos Aires y también por un tipo de delito que por el momento se le ignoraba dentro de sus destrezas, como es la estafa por el uso de billetes apócrifos. Eso sí, la afición al robo en locales comerciales, en el estilo del “mechero” no lo dejó en el olvido ya que en Bahía Blanca se lo sorprendió queriendo llevarse desde una costosa botella de whisky hasta ropa y un reloj.

Los investigadores bahienses y también el personal técnico de la fiscalía federal y del Juzgado Federal N°1 de esa jurisdicción contabilizan una importante cantidad de hechos que podrían atribuírsele a su accionar, aunque todos salieron a la luz después de que adquiriera 9 bicicletas por un valor cercano a los 2.600 dólares. Su entusiasmo ante la certeza de que nadie se daba cuenta de sus acciones llevó a De Cunto a querer comprar un monopatín eléctrico en una de las bicicleterías estafadas, y ahí mismo fue atrapado. Desde entonces está detenido.

Un largo camino

En el año 2015 un vecino del edificio ubicado en Garay 2209 denunció que desde un departamento del primer piso se vendían drogas. La policía empezó a investigar y hasta pudo colocar cámaras con las que grabó algunas maniobras compatibles con el narcomenudeo.

Finalmente, en un operativo algo “desprolijo” fue allanado el departamento y entre las personas que estaban allí ocupándolo estaba De Cunto. De hecho, el departamento le pertenecía a un hermano -ya fallecido. En el lugar se secuestró una pequeña cantidad de drogas y telefonía celular. Uno de esos dispositivos, al ser analizado, mostraba una gran actividad con un contacto almacenado como “Narigón” y que correspondía a un hombre a quien la policía ya había distinguido en las puertas del edificio por su inocultable característica facial.

Lo cierto es que De Cunto y otros hombres que fueron detenidos en el allanamiento (había un adolescente también) llegaron a juicio ante el Tribunal en lo Criminal nº 2, integrado por los jueces Néstor Conti, Roberto Falcone y Alexis Simaz, por el delito de comercio de estupefacientes doblemente agravado por la utilización de menores de edad y la intervención de tres o más personas de manera organizada. Pero el Tribunal entendió que la prueba incriminatoria no era suficiente para una condena por comercialización, aunque estaba claro que ese departamento era un “aguantadero” donde había consumo de drogas.

Ese expediente de algo habría de servir: al intervenirse el teléfono del “Narigón” se descubrió una organización de escala media de venta de estupefacientes. Uno de sus miembros era Maximiliano “El Narigón” Campaña, quien con la mayoría de sus cómplices fue detenido en diciembre de 2015 en el denominado Operativo Milonguita. Esta palabra más vinculada al mundo del arrabal tanguero se impuso porque en las escuchas se mencionaba al precio de la droga de esa manera: “milonguita”.



A De Cunto la Justicia de Mar del Plata lo volvería a encontrar en 2019 por dos robos que rozaron lo innecesario: en uno de los hechos se aprehendió por robarse un vino Luigi Bosca y en el otro, siete salamines por un valor de 300 pesos. Esas causas fueron archivadas, pero en el año 2021, más precisamente el 14 de febrero la policía lo detuvo luego de que robara dos potes de shampú y dos acondicionadores de una farmacia de Colón y San Luis.

Tras permanecer aprehendido, recuperó la libertad y nada más se supo de él hasta su reaparición en Bahía Blanca.

La última seguidilla

El jueves 23 de febrero de este año el dueño de una vinoteca bahiense tuvo la intuición de que algo andaba mal con esos dos hombres mayores. Uno de ellos le hizo varias preguntas y parecía que lo estaba distrayendo. El otro recorría las estanterías. Finalmente, ambos se fueron del lugar sin comprar y eso alertó mucho más al comerciante por lo que revisó los videos de las cámaras de seguridad. Ahí advirtió que le habían robado una botella de whisky valuada en más de 86.000 pesos.

Tras la denuncia y una investigación express la policía llegó al día siguiente hasta un hospedaje de Soler al 700, donde requisó a los dos hombres coincidentes con las cámaras de video: uno de ellos era De Cunto y el otro era Eduardo Santisteban (60).

La botella de Johnnie Walker Blue Label no apareció, pero sí el morral usado en el robo y también una pequeña cantidad de marihuana.

Por ese robo ninguno de los dos  pasó demasiado tiempo en prisión.


Dólares secuestrados a De Cunto en Bahía Blanca al querer comprar un monopatín.

Dólares secuestrados a De Cunto en Bahía Blanca al querer comprar un monopatín.


A mediados de octubre el dueño de una bicicletería se presentó en la comisaría segunda de Bahía Blanca y dijo que en dos ocasiones un hombre canoso le había pagado dos bicicletas con dólares. Que en su momento no había sospechado pero que vio por redes sociales que un local de ropa publicó un video donde ese mismo hombre no solo robaba un reloj, sino que había pagado zapatillas con dólares falsos. Ahí, dijo el comerciante, fue a verificar los 600 dólares con los que ese cliente había pagado las bicicletas y se dio cuenta entonces que eran falsos.

Lo insólito sucedió al día siguiente de la denuncia cuando el comerciante volvió a comunicarse con la comisaría. “¡Vegan, el tipo está aca!”. Ese hombre, que no era otro que De Cunto, había regresado para comprar un monopatín eléctrico con 700 dólares apócrifos. Los policías llegaron de inmediato y lo detuvieron.

Al conocerse el caso, otra bicicletería dijo que entre marzo y septiembre el mismo hombre había comprado siete bicicletas por un valor de 2.000 dólares, todas abonadas con billetes falsos.

Desde el 13 de octubre De Cunto está detenido y acusado por la fiscalía federal por expendio de moneda falsa (dólares), artículo 282 del Código Penal, que concurre con todas las estafas. El mismo delito por el cual había sido procesado su amigo Santisteban, el del robo en la vinoteca. Ahora se investiga si ambos cometieron más hechos de este tipo en Bahía Blanca.