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Arte y Espectáculos 31 de julio de 2016

“El ser humano es un animal que está aprendiendo a ser humano”

En charla con LA CAPITAL, Leonardo Sbaraglia da pistas para conocer al hombre detrás del actor de moda. Qué piensa, qué busca, con qué cosas no se siente cómodo y por qué siempre busca su lado animal.

Se despega las capas que lo revisten, como si fueran de un hule viejo y gastado. La que primero cae es la de sex symbol. Luego la de actor de moda. Será difícil saber si ese que aflora y habla mientras toma mate es el genuino Leonardo Sbaraglia. Lo que seguro aparece es un artista impulsado a pensar y a conocer. Hombre contemporáneo. Crítico. Un intérprete seducido por temas complejos como el poder y la libertad, incluso instado a hablar de la actual política argentina.

“No hay que dejar de luchar y de ser solidarios, solidarizarse con las luchas que son de otro, y por lo tanto son las de uno”, asegura. Y aunque dice que él tiene mucho trabajo -lo esperan cinco estrenos desde agosto de este año a los primeros meses de 2017- no parece estar satisfecho.

“Yo me he creado las condiciones para trabajar en España, pero entristece ver que la gente de alrededor de uno… yo tengo tres amigos que no tienen laburo y que son brillantes. Qué gracia puede tener vivir así. La que domina el país es una clase social privilegiada que históricamente ha sido privilegiada, no ve el mundo real, se alimentan a sí mismos pero no alimentan al resto”.

En Mar del Plata llegó la semana pasada para poner en escena “El territorio del poder”, una obra que gestó personalmente y en la que propone pensar cómo el control hegemónico dominó el cuerpo desde siempre. En un juego de ida y vuelta, ni el afuera ni el adentro estuvieron ausentes de la charla con LA CAPITAL.

“Quizá lo que no me animo tanto en la vida me animo más en la actuación… correr el riesgo creativo”, se embala y da pistas para espiar al ser detrás de ese personaje acostumbrado a dar entrevistas, muchas entrevistas.

Leo se detiene en lo indomable que habita detrás. Y mientras sabe que “el ser humano es un animal que está aprendiendo a ser humano” habla de volver a una animalidad intuitiva que le permita expandirse para encontrar gestos nuevos, vidas nuevas.

– ¿Cuánto de animal desarrollás sobre el escenario, en un set en el cine, en la tele?

– Y es lo que busca uno… es lo que busca todo el tiempo, que la cabeza acompañe solamente para dejar hacer, no para que intervenga, cuando la cabeza funciona bien deja hacer. Eso es en todo, en las relaciones personales, hasta en el sexo. Si la cabeza funciona bien deja hacer. Y la actuación para mi tiene algo de eso, la idea de entrar en un viaje tiene que ver con entrar en un presente, en un presente del cuerpo, de la palabra, del ritmo, de la música y es un presente que el actor en general tiene como algo kinético. El actor tiene que entrar en una especie de universo kinético de algo que parece que está hecho con la piel. Para mí lo que ocurre arriba de un escenario es lo más parecido a un sexto sentido, sin ser místico. Creo que el cuerpo sabe más que la mente, intuye el peligro antes, intuye el amor antes, intuye el miedo, hay algo animal que hemos dejado de lado en lo social y que el actor lo tiene que recuperar. Volver a ser un ser indomable, no doméstico, porque lo doméstico en la actuación… uno tiene que volver a aprender para atrás, a no domesticarse, porque tienen que aparecer nuevas expresiones, tienen que aparecer cosas que siempre tienen que ser originales.

– Eso es dificilísimo.

– Para mí es una profesión muy compleja y muy maravillosa, me rompo el alma para entenderlo y seguir luchando por eso. Y bueno, por supuesto que después de treinta años de este trabajo te es más fácil acceder a eso, pero no quiere decir que estés exento de volver a resguardarte en las formas, en lo doméstico, en lo cómodo.

– ¿A qué cosas apelás para desaprender, para volverte más animal?

– Terapia hago desde hace muchos años, yoga también, desde hace seis años hago canto, a veces para usar la palabra como música, porque hay tantas maneras de meterse en un texto. Siempre me acuerdo de una anécdota de Gasman que contaba que cuando hacía un monólogo de Marco Antonio, de Shakespeare, él empezaba una octava más abajo y terminaba diciendo el texto una octava más arriba. Y hay un actor japonés que trabajó con Peter Brook y del que me compré un par de libros. Contaba que veía a muchos grandes maestros del Teatro No haciendo el número de señalar a la luna, una especie de cuadro típico del Teatro No. Todos los grandes actores han pasado por ese cuadro. El dice que había visto a grandes actores de su vida haciendo eso y que veía los gestos de su cara, cómo se transforma su rostro, la fuerza de sus brazos, su cuerpo hasta que después de haberlos visto mucho sentía en vez de ver al actor veía a la luna… y de eso se trata. A mí los actores que me gustan son los que tienen que desaparecer detrás de lo que van haciendo, que tienen que ser como mediums entre el espectador y el hecho. Y el actor trata de meter a todas las personas adentro de diferentes escenografías como si fueran planetas en el medio de un viaje. Para mí de eso se trata la actuación.

– ¿Cómo ves este momento de Argentina?

– Sigo más o menos opinando lo que siempre opiné desde hace treinta años, cuando empecé a tener más uso de razón. Sobre todo en la época de Méndez (llama al ex presiente Menem) fue tan llamativo y desgraciadamente uno siente que este es un momento en el que algo de la Argentina corre el peligro de volver a esos años, por la dinámica de la derecha y la lógica de lo que uno va viendo en relación a ese tipo de concepción del mundo. Hay una política que deja de incentivar y de apoyar la política interna… pero bueno, ganaron las elecciones por mayoría pero uno no deja de registrar la injusticia y la inhumanidad de ese proceso, te da mucha pena. Seguramente había un montón de cosas de los anteriores gobiernos que se podían corregir, uno sentía que había un equilibrio dentro de todo…

– ¿Cómo creés que va a afectar este nuevo paradigma ideológico a la industria del cine, por ejemplo?

– Casetta que es la persona designada en el campo del Incaa viene de la industria, pero no depende de él. Depende del presupuesto. Desde el punto de vista empresarial este año el cine ha funcionado muy bien, las películas han rendido, pero es la discusión de toda la vida… hay películas que tenés que apoyar y tenés que hacer igual, no todo es negocio. A mí me parece que lo que ha ocurrido en los últimos años es que se la ha dado mucho apoyo a cierto tipo de cultura, ligada con el entretenimiento, con la educación y la formación, y se han generado muchísimas cosas, por eso el mundo de la cultura ha apoyado tanto (a los gobiernos anteriores). No porque sea peronista, kirchenerista, rojo o blanco, sino porque uno creía que eran cosas buenas que se estaban haciendo. Si este gobierno las estuviera haciendo uno también las apoyaría.