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La Ciudad 5 de mayo de 2024

La trampa que ve el intendente y la mano que nadie vio venir

En el municipio consideran "un paro encubierto" la movilización que harán los municipales y analizan medidas. El Gobierno nacional lanzó un cuestionamiento en el momento menos esperado. Con Raverta sobre el escenario, Kicillof buscó distender la interna.

Por Ramiro Melucci

El municipio pagó los sueldos de abril el último día hábil del mes. El Sindicato de Trabajadores Municipales (STM) no publicó nuevos videos sobre la “falta de gestión”. El oficialismo puso en el freezer el proyecto para declarar esenciales a los trabajadores municipales. La asamblea del gremio no definió un nuevo paro, sino una movilización para el próximo miércoles.

Los hechos de la semana pasada sugieren que el conflicto entre el intendente Guillermo Montenegro y el sindicato municipal tiende a dejar de escalar. Podría tratarse de una ilusión. En principio, porque la negociación salarial sigue estancada. Pero también por otras razones. Empezaron a conocerse detalles de una medida cautelar que solicitó el STM para que se suspendan los descuentos por los días de paro y se deje sin efecto la eliminación del premio por presentismo (cinco días hábiles por cuatrimestre con goce de haberes) para los agentes que se plieguen a las medidas de fuerza. La presentación judicial, que pasó del fuero laboral al contencioso administrativo, contiene además el pedido de una sanción económica para el jefe comunal y el secretario de Legal, Técnica y Hacienda, Mauro Martinelli, por “prácticas desleales”.

El viernes, el STM le envió al municipio una notificación sobre la movilización del miércoles. Firmada por el secretario general, Antonio Gilardi, y el gremial, Cristian Milasinsic, la nota dice que la protesta se hará entre las 8 y las 11, y que durante esas tres horas se garantizarán “las guardias mínimas necesarias para la prestación de los servicios esenciales”. Cuando leyeron la información, cerca del intendente sintieron que había una trampa y tradujeron la medida como un “paro encubierto”. “Si fichan y se van, hasta podríamos hacerles un sumario o descontarles las horas”, deslizaron. “Es un paro de tres horas”, insistieron.

Que no se presente como una huelga obedecería a que las medidas contra los que adhieran están vigentes. “Que hayan decidido lo que decidieron no es ningún gesto: no podían llamarlo paro”, consideraron en el gobierno. Con similar lógica, tampoco debería leerse como un guiño el pie en el freno que el interbloque oficialista le puso al proyecto de la esencialidad, destinado a evitar los paros. La decisión de pedir una infinidad de informes antes de avanzar estuvo forzada por la falta de acuerdo con el radicalismo, que pretende moderar el espíritu de la iniciativa. Con la solicitud de información a todos los entes y secretarías del municipio, el PRO y la UCR se dan tiempo a sí mismos para consensuar una redacción.

La oposición aprovechó para pedir también el testimonio de organismos que ya se han manifestado abiertamente en contra de la esencialidad de los municipales, como el Ministerio de Trabajo de la Provincia y el propio gremio municipal.

En el Concejo, si no es para aprobar proyectos oficiales, la relación con la UCR le sirve al intendente para detener intentos opositores de interrogar funcionarios. El último ocurrió en la comisión de Obras, donde el kirchnerismo pidió la presencia del presidente del Emvial, Mariano Bowden, para explicar la adjudicación de la licitación con lo recaudado por la tasa vial, objetada por la empresa Plantel ante el Tribunal de Cuentas bonaerense. De todos modos, el oficialismo acompañó los pedidos de informes de Unión por la Patria y Acción Marplatense (unificados en un mismo expediente) para aguardar en la comisión de Legislación las respuestas por escrito del funcionario.


“Si fichan y se van, hasta podríamos hacerles sumario o descontarles las horas”, deslizaron. “Es un paro de tres horas”, insistieron cerca del intendente. 


Mientras, el intendente sigue cultivando la amistad con el gobierno de Javier Milei. Celebró con entusiasmo la aprobación de la Ley Bases en la Cámara de Diputados, donde su partido, el PRO, ofició de copiloto de La Libertad Avanza. “La reconstrucción del país comenzó”, festejó.

Pero en el bloque de concejales que responde a Fernanda Raverta empiezan a sugerir otra interpretación. Es lo que sucedió cuando Verónica Lagos posteó que el intendente “se dedica a hacer conducta a ver si lo convocan para el seleccionado nacional”. Dice mucho más de lo que realmente dice: da a entender una supuesta intención de formar parte del gabinete; la posibilidad de una salida anticipada del municipio.

Lo cierto es que la reconstrucción del país comenzó de una manera inesperada para Montenegro: con una amonestación y una advertencia del Gobierno a los municipios que cobran tasas a través de la carga de combustible. En medio del intercambio de golpes con el sindicato y de los elogios a la administración de Milei, esa mano era la única que no se veía venir.

El senador Alejandro Rabinovich intentó una pirueta discursiva para convencer de que, en rigor, el caso de Mar del Plata es distinto a los de otros municipios porque la tasa en cuestión no es nueva, sino que antes se cobraba con la de Servicios Urbanos. Y que además su recaudación se usa exclusivamente para arreglar o construir pavimentos, no para gastos corrientes. Pero el vocero presidencial, Manuel Adorni, no hizo ninguna distinción: el centro de su cuestionamiento fue el cobro de tasas en el ticket de las estaciones de servicio. Eso sí es nuevo en Mar del Plata y en otros tantos municipios. De ahí a que efectivamente se tomen o prosperen medidas para que no siga ocurriendo es otra cuestión.


El intendente sigue cultivando la amistad con el gobierno de Javier Milei, pero en el bloque de concejales que responde a Raverta empiezan a sugerir otra interpretación. 


Antes de la aprobación de la Ley Bases, el intendente había participado en Rosario del Encuentro Federal de Ciudades Capitales y Alternas, en el que más de 20 intendentes trataron problemáticas comunes, como la del transporte. Allí valoró la presencia del ministro del Interior, Guillermo Francos, y la relación directa entre la Nación y los municipios. Es decir, sin pasar por la Provincia. Salvo, claro, en aspectos imposibles de eludir, como la seguridad.

En otros ámbitos, las posturas con el gobierno bonaerense parecen irreconciliables. El municipio no le dio la mejor bienvenida al Congreso Provincial de Salud que sesionó en el HN Gran Hotel Provincial. Ni Montenegro ni la secretaria municipal del área, Viviana Bernabei, participaron de la convocatoria de Axel Kicillof. De paso, la coalición de gobierno local mostró uno de los puntos de acuerdo que le quedan como estandarte. “Nada que debatir”, escribieron al unísono legisladores y concejales del PRO y el radicalismo local. “La mejora del sistema de salud va a empezar cuando IOMA atienda, cuide y priorice a las personas”, apuntó el texto consensuado.


El ministro de Salud bonaerense, Nicolás Kreplak; el gobernador Axel Kicillof y Fernanda Raverta, sobre el escenario del Congreso Provincial de Salud que se realizó en el NH Gran Hotel Provincial.

El ministro de Salud bonaerense, Nicolás Kreplak; el gobernador Axel Kicillof y Fernanda Raverta, sobre el escenario del Congreso Provincial de Salud que se realizó en el NH Gran Hotel Provincial.


El paso de Kicillof por Mar del Plata dejó mensajes para la interna peronista. El gobernador ubicó a su lado a Raverta cuando, en el fragor de las disputas con Máximo Kirchner, podría no haberlo hecho. Hasta tenía la excusa de que la ex titular de Anses no ostenta ningún cargo. Pero decidió un gesto de distensión. Sobre el escenario, la kirchnerista no perdió la oportunidad de ratificar la “conducción” de Cristina Kirchner en momentos en que algunos la rechazan abiertamente.

Unión por la Patria también dijo presente, pero desde el llano, en el acto de las centrales obreras por el Día del Trabajador. Allí lo que más sorprendió fue el tramo final del discurso del secretario general de la CGT, José Luis Rocha. Dijo que “la paciencia se agota” y acotó que “hasta ahora” las marchas “han sido pacíficas”, como anticipando algo distinto. E hilvanó ese comentario con una alusión a la honestidad: “A uno se le va cuando los chicos no comen”. Hasta le pidió al Presidente que no les permita “dejar de ser honestos”. Todo muy desafortunado en boca de un referente sindical.