Cultura

El supermercado de Times Square que vende “plástico para comer”

Los productos están hechos con plástico reciclado para denunciar con humor la contaminación de este material desechable.

por Jorge Fuentelsaz

NUEVA YORK, Estados Unidos.- El “Supermercado de bolsas de plástico”, abierto temporalmente en la icónica plaza neoyorquina de Times Square, vende frutas y verduras y tiene también una sección de pastelería y otra de comida precocinada. Todos los productos, frescos y congelados tienen algo en común: están hechos con plástico reciclado para denunciar con humor la contaminación de este material desechable.

“Lo único que quiero es llamar la atención sobre la absurda cantidad de empaquetados, plástico y material de un solo uso que se emplea en la vida diaria y lo estúpido que resulta la gran cantidad que usamos y tiramos”, asegura a EFE la artista Robin Frohardt, responsable de este trabajo que puede visitarse hasta el próximo 7 de noviembre.

En la tienda de Frohardt no se vende “Pepsi Cola Zero”, si no “Plasti Crapa Zero” (Plasti mierda) con el lema “Saborea la nada”.

En lugar de Gatorade, se ofrece Bagorade, jugando con la palabra “bag” (bolsa en inglés) y el nombre de la bebida, y en lugar de galletitas saladas Ritz, se encuentran galletas de plástico “Bitz” hechas de “pedacitos de mierda de plástico” y que se pueden usar para preparar “aperitivos fanpláticos”.

También se encuentran paquetes de tabaco de “Marlbag“, “Lucky Bags” o “Chesterbags” o agua del océano que incluye pequeños trozos de plástico y que Frohardt publicita asegurando que es agua no natural embotellada en origen.

Son todo marcas y productos que habitualmente un estadounidense medio puede encontrar en los escaparates de supermercados y tiendas de barrio.

“Uso mucho el humor en mi trabajo, sobre todo con cuestiones que pueden ser muy deprimentes”, explica la autora de esta instalación, para quien, a veces, la gente no quiere mirar las imágenes impactantes de animales atrapados en basura o muriéndose entre los desechos que tiramos.

Por eso, añade: “No quieres mirar y no quieres pensar sobre ello, entonces estoy intentado hacer algo muy divertido, que engancha, que es táctil y muy colorido, así simplemente no pasas de imagen y hay una pequeña oportunidad de que estas ideas calen”.

Para Frohardt el humor relaja a la gente, hace que se sienta cómoda y le bajen las defensas, entonces “puedes sumergirlos en todas tus ideas”, comenta rodeada de productos con cuyos nombres ha hecho todo tipo de juegos de palabras relacionados siempre con la basura y los desechos.

Pero más allá de los nombres, muchos productos ofrecen también recomendaciones de uso e incluso recetas como la pasta “Plastic”, que se publicita como “la pasta plástica que realmente sabe a bolsa”.

Sin gluten y hecha con bolsas de plástico puro, se recomienda cocinarla con aceite de oliva virgen y 200 gramos de tapones de botella. Sal y pimienta al gusto.

Su producto favorito: los filetes de salmón de la sección de productos frescos, que hizo con una bolsa que encontró en la basura con un color salmón que “realmente funcionaba”.

¿Cómo recogerán los museos del futuro los desechos plásticos de hoy?

La exposición, que incluye una proyección, también ofrece un viaje a un museo imaginario del futuro en el que se recogen productos plásticos de hoy, cuya función no ha sido interpretada correctamente por sus descubridores del mañana.

Se trata de un juego más de la artista sobre el supuesto hallazgo de una botella de plástico con una factura en la que sólo se puede leer “el cliente más valioso”, pero que en el futuro se interpreta como un misterioso mensaje firmado por un importante personaje histórico.



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I really don’t want to preach. Cigarettes are great. But they are bad for the ocean. They are the most common made made piece of trash found there. Also limited seating for Plastic Bag Store is filling up fast. Link in bio

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Junto a estos objetos del pasado se encontró una tapa de un vaso de plástico con una pajita, que se interpreta como una brújula, así como el plástico que se usa para juntar seis latas de bebida, que en el museo imaginario se identifica como un “tejido decorativo”.

En este museo, además, se identifican los cepillos de dientes como juguetes de niños, los mecheros como contenedores de agua bendita, los tapones de botella como cubrepezones y las varillas de plástico para remover los cócteles como talismanes usados en el pasado.

Cuatro años de trabajo

“Concebí la idea entorno a 2012, y entonces empecé a diseñar productos y a preparar el espectáculo, pero digamos que dedicada únicamente a la creación he estado los últimos cuatro años para hacer que esto ocurra”, cuenta.

Su inauguración estaba prevista para el pasado 18 de marzo, pero se canceló después de que las autoridades ordenaran cinco días antes el cierre de todas las actividades artísticas y más tarde de todos los negocios que no fueran esenciales.

Estrenada finalmente esta semana, la visita a la exhibición sólo se puede hacer mediante reserva previa y en pequeños grupos de 12 personas, por motivos de seguridad.

Tras su finalización, que Frohardt desearía que se prorrogara al menos dos semanas, la exposición viajará por distintos puntos de Estados Unidos.

Confiesa que le gustaría que con su trabajo la agente se concienciara de la necesidad de reducir el uso de estos materiales, aunque reconoce que el plástico está “tan arraigado en nuestras vidas que es realmente muy difícil, incluso casi un privilegio poder prescindir de él”.

“En última instancia, estas decisiones y lo que va a cambiar las cosas tendrá que venir de los fabricantes, tendrá que provenir de la política, pero creo que avivar la indignación pública por el problema ayudará a impulsarlo” agrega Frohardt, en cuya tienda el único producto que no es de plástico es la bolsa de la compra.

EFE.

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