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Deportes 22 de mayo de 2021

Se fue de Mar del Plata a Real Madrid con 11 años y ahora es jugador de la Selección Argentina: la historia de Emiliano Buendía

Sus primeros pasos en Cadetes. La propuesta de Juan Esnaider que le cambió la vida. La charla con Messi cuando se debatía entre Argentina y España. El autógrafo de Francescoli. Todo el recorrido del mediocampista ofensivo que actualmente juega en Aston Villa.

Nota actualizada el 1/2/2022

Por Juan Miguel Alvarez

Con apenas 11 años, Emiliano Buendía se fue a España para jugar en Real Madrid. Partió sin sus padres ni  hermanos. Dejó atrás “su mundo” y emprendió el viaje con una valija llena de sueños.

Casi trece años después, realizó el camino inverso en el chárter de la Selección Argentina: Madrid-Buenos Aires. En su primera convocatoria, para la doble fecha FIFA previa a la Copa América 2021, no pudo debutar. Pero sí jugó en el seleccionado mayor el 1 de febrero de 2022, en el partido de Eliminatorias Sudamericanas ante Colombia.

La historia del marplatense Emiliano Buendía es increíble. La que imagina cualquier pibe cuando pone la cabeza en la almohada. Pero su travesía, por momentos utópica, tuvo muchas escalas. Y su carrera todavía está en pleno vuelo.

Nació el 25 de diciembre de 1996. Sus progenitores, Eduardo y Carina, pasaron aquellas fiestas en la Clínica del Niño de esta ciudad. Nunca imaginaron que su primer hijo traía “una pelota abajo del brazo”. En realidad, fueron varias y de distintas formas y tamaños: de fútbol, rugby, tenis, básquet… Por herencia de sangre, la ovalada debió ser la elegida. De hecho, su padre lo tentó de todas las formas posibles para que continúe el mandato familiar que había iniciado el abuelo de “Emi”. Pero el pequeño tenía sus propios planes. Porque desde niño fue decidido y tenaz. Y muy talentoso, claro.

Si bien practicaba y se destacaba en todos los deportes, para el fútbol tenía un don especial. “Yo no entendía nada de fútbol, por eso ni me daba cuenta. Menos mal que no me hizo caso”, admite hoy su papá.

Emiliano fue desde el jardín al Instituto Peralta Ramos. En el patio de la escuela y en su casa de El Grosellar completó las primeras gambetas. Hasta que Cristian Eloiza, profesor de educación física, lo acercó a Cadetes, club en el que dirigía. El entrenador se quedó maravillado con el “chiquito” de 5 años y lo puso en la órbita de Juan Esnaider -de reconocido vínculo con el club de la calle San Juan-, quien a partir de entonces se convirtió en el “padrino deportivo” de Buendía.

Buendía ya tenía pinta de crack en Cadetes.

Buendía ya tenía pinta de crack en Cadetes.

“Emi” fue siempre muy pequeño de talla, pero atrevido y virtuoso. Era capaz de llevar la pelota de arco a arco eludiendo rivales.

En el gimnasio de Cadetes todavía se escucha el eco de la voz de Abel Santamaría. “¡Pasala, pasala!, repetía el “profe” cuando Emiliano se hacía dueño de la pelota. Hoy el DT de inferiores seguramente se siente orgulloso de saber que aquel niño que “jugaba solo” resultó el máximo asistidor de la Championship (segunda división de Inglaterra) y hasta declara que disfruta más hacer el último pase que el gol.

“Era explosivo, de gambeta hacia adelante, entendía el juego, tenía buena pegada y voz de mando”, lo describió Eloiza. Las mismas cualidades que lo identifican hoy en el profesionalismo. Formó parte de una muy buena clase 1996 de Cadetes. En un mediocampo de buen pie lo acompañaban Federico Acuña y Ezequiel Goiburu, dos de sus grandes amigos.

Arriba: Braian Sordo, Manuel Moyano, Agustín Barrionuevo, Diego Alonso y Gonzalo Lingurini. Abajo: Jerónimo Julio, Facundo Luján, Federico Acuña, Ezequiel Goiburu y Emiliano Buendía.

Arriba: Braian Sordo, Manuel Moyano, Agustín Barrionuevo, Diego Alonso y Gonzalo Lingurini. Abajo: Jerónimo Julio, Facundo Luján, Federico Acuña, Ezequiel Goiburu y Emiliano Buendía. La clase ’96 de Cadetes.

Pero, como cursaba en la escuela de tarde, no podía entrenar con ellos en el predio de la Autovía 2. “Lo veíamos algún sábado o feriado. Después él practicaba con la escuelita en el gimnasio de Cadetes. Claro que llegaba el domingo y lo ponía en el equipo porque era increíble cómo jugaba”, contó Mariano Andreano, otro de sus formadores. En 2007 festejó con su categoría el título en la Liga Marplatense. Y varias veces reforzó los equipos de las clases 1995 y 1994, con chicos de uno, dos y hasta casi tres años más grandes.

De Cadetes a Real Madrid

En marzo de 2008, Oscar “Cholín” Cuesta lo convocó para reforzar a Boca de esta ciudad, que había sido invitado para jugar en España el torneo internacional Arousa Fútbol 7. Emiliano estaba muy entusiasmado con la oportunidad. Pero Juan Esnaider le hizo una propuesta todavía más tentadora.

“¿Querés ir a España? Está bien, yo te voy a llevar a Real Madrid”, le prometió el delantero que jugó en la Casa Blanca en la década del ‘90.

Y cumplió. Claro que al principio el niño debió irse solo, porque sus padres, que desde hacía un tiempo querían radicarse en Europa, tenían que organizarse para concretar un abrupto cambio de vida.

Emiliano fue en agosto de ese año a vivir a la casa de la familia Esnaider, con Juan, su esposa, hijos y Santiago Feuillassier, otro joven marplatense que estaba en Real Madrid. “Juan (Esnaider) es una persona maravillosa. Nosotros sólo tenemos palabras de agradecimiento hacia él y su familia. En toda la carrera de Emiliano, cuando hubo que tomar alguna decisión importante, lo consultamos. Desinteresadamente siempre lo aconsejó y mal no le fue”, contó el papá de Emiliano.

Buendía empezó a jugar en Real Madrid como en el patio del Peralta Ramos. En su primer torneo, el “merengue” se impuso en la final ante Barcelona con un gol de cabeza del marplatense. Por eso, enseguida desde el club dieron el ok para su incorporación definitiva.

"Emi" con la camiseta de Real Madrid.

“Emi” con la camiseta de Real Madrid.

Su papá viajó de visita en septiembre y la mamá lo hizo en octubre. “Pensábamos que podía extrañar y que se iba a volver con nosotros a Mar del Plata, ya que Real Madrid le daba la posibilidad de regresar más adelante. Pero se quiso quedar allá. Nosotros finalmente viajamos para instalarnos en Madrid con nuestros otros dos hijos (Agustín y Joaquín) a principios de 2009”, detalló Eduardo. En la cabeza de “Emi” había una sola cosa: ser jugador de fútbol.

“¿Querés ir a España? Está bien, yo te voy a llevar a Real Madrid”, le dijo Juan Esnaider, su “padrino” futbolístico, cuando Emiliano Buendía tenía 11 años.

Buendía jugó dos años en Real Madrid. Al momento de pasar a la categoría Cadetes, le dijeron que no se había desarrollado lo suficiente físicamente y que no iba a disputar muchos minutos. Pero eso no truncó su sueño. Porque pronto le surgió la posibilidad de ir a otro club de la capital española: Getafe.

Al principio jugó bien, pero cuando pasó al Juvenil no era muy considerado. Hasta que el entrenador Mateo García le dio confianza en el segundo año de esa categoría, la principal de inferiores. El propio DT después fue designado en el Getafe B y le dio continuidad en el equipo de la filial que compite en la Segunda B, tercera división española. En diciembre de 2014, antes de cumplir 18, ya hizo su presentación con el primer equipo ante Eibar por la Copa del Rey.

Su ascenso vertiginoso no se detuvo. Integró el combinado de Madrid y luego disputó varios partidos para el seleccionado Sub 19 de España. Hasta que el 1 de febrero de 2015 cumplió otro anhelo y debutó en La Liga frente a Almería.

Buendía marcando a Neymar.

Buendía marcando a Neymar.

En muy poco tiempo, el 28 de abril, se cruzó con el Barcelona de Lionel Messi en el Camp Nou. Fue, precisamente, un día antes de la convocatoria a la Selección Argentina para la disputa del Mundial Sub 20. El joven marplatense abrió gigante sus ojos cuando en el entretiempo Messi se detuvo al lado suyo y le preguntó: “¿Querés jugar para España o Argentina?”. Si bien lo tenía decidido de antemano, esa situación lo terminó de convencer: “Para Argentina, yo quiero jugar con vos”, le respondió el marplatense. Así, tomó el mismo camino que su ídolo.

Subibaja

Buendía jugó para Argentina el Mundial Sub 20 en Nueva Zelanda 2015 (el seleccionado fue eliminado sorpresivamente en primera fase) y siguió haciendo sus primeras armas en Getafe. Tuvo bastante continuidad en la temporada 2015/16, pero su equipo descendió.

Con la celeste y blanca en el Mundial Sub 20.

Con la celeste y blanca en el Mundial Sub 20.

Al siguiente año fue protagonista de la campaña del retorno a primera -aunque disputó muchos menos partidos- y, tras eso, partió cedido a préstamo a Cultural Leonesa, otro club de la principal categoría del ascenso español. Allí disputó los minutos deseados, pero el rendimiento colectivo no fue el esperado.

Sin lugar en Getafe, fue vendido a Norwich City por alrededor de un millón y medio de euros. Un traspaso que le cambió la carrera. Tal es así que hoy, tres años después, vale cuarenta millones (o más).

Ídolo en Norwich

El paso a Norwich fue muy importante para Emiliano. Si bien cambió de país, idioma, cultura y club, se adaptó enseguida. Y en su primera temporada (2018-19), “los canarios” lograron el ascenso con una buena participación del marplatense, quien marcó 8 goles y dio 12 asistencias. Mientras en Argentina todos seguían al Leeds de Bielsa -que quedó en las puertas del ascenso-, el Norwich de Buendía subió a la Premier League como campeón.

El mediocampista ofensivo marplatense también dio la talla en la principal liga del mundo. Debutó en Anfield ante Liverpool, que acababa de ganar la Champions. En la temporada tuvo buenas actuaciones, pero a su equipo le costó asentarse y terminó en el último puesto. En el mercado sonó en clubes importantes, pero Norwich decidió no desprenderse del talentoso jugador y rechazó propuestas importantes.

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Lo que a priori pareció una oportunidad perdida para seguir en la elite, fue una gran posibilidad para afianzarse. Porque Buendía continuó con su crecimiento y “la rompió” en el último torneo. Por algo fue elegido el mejor jugador de la Championship. Marcó 15 goles y dio 16 asistencias para el nuevo título de Norwich en la segunda división de Inglaterra.

Si bien últimamente jugó mucho por derecha (su perfil natural), lo puede hacer también por el otro costado o por el centro, de mediapunta. Es temperamental, gambeteador y creativo. Como suele interpretar muy bien los desmarques de sus compañeros -en Norwich logró una notable conexión con Pukki, el goleador del equipo- suele destacarse por la capacidad para dar con éxito el último pase. Pero también tiene despliegue y colabora mucho en el aspecto defensivo.

Aston Villa y la Selección

Con 25 años, pasa por un gran momento personal y profesional. Con su mujer española, Claudia, tuvo dos hijos: Thiago y Giovanni. “Como todo chico que debuta a muy temprana edad, tuve problemas para gestionar bien el éxito o la fama. Por suerte, encontré rápido a mi novia, mi futura mujer, y el primer nene vino pronto. Siempre tuve claro que quería formar joven mi familia para poder disfrutarlos más tiempo. El futbolista necesita la estabilidad. Desde muy chico y en la adolescencia sacrifiqué muchas cosas, pero siempre tuve claro que quería ser futbolista”, expresó meses atrás en una entrevista con Dame Fútbol y LA CAPITAL.

En mayo de 2021 recibió el llamado de Pablo Aimar -uno de sus jugadores preferidos-, quien le anunció que el cuerpo técnico del seleccionado lo estaba siguiendo. Poco después, concretó un importante traspaso (por casi 40 millones de euros) de Norwich a Aston Villa, para jugar en la Premier League, la principal liga del mundo. Allí usa la camiseta número “10”.

Finalmente, el 1 de febrero de 2022 debutó por Eliminatorias Sudamericanas ante Colombia y coincidió en cancha con otros dos marplatenses: Emiliano Martínez y Lucas Martínez Quarta, a quien enfrentó en inferiores en la Liga Marplatense.

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La final de Madrid y el autógrafo de Francescoli

Emiliano Buendía es simpatizante de River desde pequeño. A fines de 2018 ya jugaba en Norwich y justo tuvo el fin de semana libre cuando se disputó la final de la Libertadores ante Boca, el 9 de diciembre.

Viajó de Inglaterra a Madrid junto a otros diez compañeros de su club y fue al Santiago Bernabéu con su papá, también seguidor del “millonario”, para presenciar la emocionante definición. “Fue un momento hermoso. Como hincha, lo mejor que me pasó. Disfruté mucho y ese recuerdo me va a quedar para toda la vida”, expresó el marplatense sobre aquella experiencia.

Pero, además, pudo conocer a uno de los grandes ídolos riverplatenses. Porque junto a sus compañeros se había hospedado en el Eurostars Madrid Tower. Lo que no sabía es que allí también estaba la delegación de River. Algo que se enteró cuando fue a subir al ascensor: al abrirse las puertas apareció nada menos que Enzo Francescoli. Emiliano no dejó pasar la oportunidad y ¡le pidió un autógrafo!  Hoy, al manager de River seguramente le gustaría que Buendía sea quien estampe la firma para ser jugador “millonario”. Aunque, por ahora, el marplatense tiene en mente otros objetivos.



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