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Policiales 2 de marzo de 2017

En sólo un mes, piden juicio por crimen en la zona roja

El fiscal Alejandro Pellegrinelli solicitó a la Justicia de Garantías que envíe a juicio oral a Matías Quiroga (27), quien permanece detenido por el homicidio de un joven de 21 años ocurrido en la "zona roja" de la ciudad.

A sólo un mes de que Roberto Daniel Lombardelli (21) fuera asesinado de un balazo en el pecho en la denominada “zona roja” de Mar del Plata, el fiscal Alejandro Pellegrinelli pidió que Matías Quiroga (27) sea juzgado como el autor del crimen.

Para el investigador, en menos de 30 días se reunieron las pruebas suficientes como para considerar probada la autoría del homicidio por parte del imputado, que tras ser detenido se había declarado inocente. Por eso, hace menos de dos semanas presentó la requisitoria de elevación a juicio y ahora la Justicia de Garantías deberá definir si hace lugar al pedido del fiscal.

Mientras tanto, Quiroga seguirá alojado en la Alcaidía Penitenciaria Nº 44 de Batán, con prisión preventiva y bajo la representación legal del defensor oficial Claudio De Miguel.

Horas después del hecho, Quiroga aceptó ser interrogado por el fiscal Pellegrinelli y dijo que al momento del asesinato de Lombardelli -que tenía antecedentes delictivos- se encontraba en otro lugar. Sin embasrgo, no dio demasiadas precisiones y quedó imputado en la una causa caratulada como “homicidio agravado por el uso de arma de fuego”.

El crimen se registró cerca de las 5.45 de la madrugada del sábado 21 de enero, cuando la víctima se hallaba, al igual que otras personas, en las cercanías de la esquina de Rivadavia y Champagnat.

Algunas personas travestidas que vendían droga en la zona esperaban por su nuevo cliente a poca distancia de allí y observaron cómo un hombre joven se acercó hasta Lombardelli, y sin mediar palabra, extrajo un arma de fuego y le disparó.

El proyectil impactó en el pecho de la víctima, quien cayó desplomada, aunque con vida, al piso. De inmediato Lombardelli fue asistido por algunas personas que estaban en el lugar que colaboraron para su traslado hasta el Hospital Interzonal General de Agudos (HIGA). Minutos después de ingresar a la guardia de dicho nosocomio se constató su fallecimiento.

Por su parte, el agresor se dio a la fuga hacia la calle Victoriano Montes. Quienes vieron toda la secuencia lo reconocieron como un joven que solía merodear por las calles en busca de estupefacientes. Con esos datos personal de la comisaría cuarta bajo las órdenes del fiscal Pellegrinelli iniciaron una investigación que permitió localizar al sospechoso en horas de la tarde del mismo sábado.

El operativo que posibilitó detener al presunto autor del homicidio fue realizado por la policía en una casa de 9 de Julio al 5200. Allí fue sorprendido Quiroga, que ante la irrupción de los uniformados no opuso resistencia.
El móvil del asesinato no se esclareció, pero habría estado vinculado, precisamente, a la actividad ilegal de venta de estupefacientes.

En el allanamiento la policía encontró una pequeña cantidad de cocaína con envoltorio similar a los que suelen venderse en la “zona roja”.

Esa prueba, sumada a varias declaraciones de testigos presenciales del crimen incriminan a Quiroga e hicieron afirmar al fiscal Pellegrinelli, a menos de un mes del hecho, que el caso fue esclarecido.

El crimen de Lombardelli fue el segundo ocurrido en el último tiempo en la denominada “zona roja” de la ciudad, donde se observa una impune actividad de venta descontrolada de estupefacientes. En el mes de abril de 2016 había sido asesinado Matías Leonardo Cisneros (28), un joven que se dedicaba a proteger a travestis ante posibles clientes violentos.

El sector conocido como “zona roja” está comprendido por las avenidas Jara, Champagnat, Luro y la calle Belgrano. Allí, bajo la jurisdicción de la comisaría cuarta, se produce una actividad a la vista de todos de venta de droga. Si bien este verano se realizaron operativos con detenciones y secuestro de estupefacientes, la comercialización es parte del negocio de la calle.

En ese marco, cada noche decenas de jóvenes merodean las oscuras calles, como también automóviles circulan a baja velocidad. Taxistas y remiseros aceptan viajes exprés. Y la policía hace rondines sin mirar en profundidad. “Sin connivencia policial ese negocio no funcionaría”, explicaron tras el crimen de Quiroga distintas fuentes consultadas.

Un sector peligroso

Desde hace ya algunos años el ejercicio de la prostitución en la vía pública quedó en dominio prácticamente total de travestis y transexuales. Estas personas, corridas de otros sectores de la ciudad, encontraron su punto estratégico en la oscuridad de la avenida Luro y en sus calles perpendiculares.

Sin embargo el negocio del servicio sexual dejó de ser rentable en comparación con la venta de estupefacientes y muchas de las personas trans optaron por esa salida. La natural consecuencia de la evolución de ese negocio fue el merodeo de adictos, la proliferación de delitos y la violencia.

Fue en ese contexto que se produjeron los dos asesinatos, en abril de 2016 el de Cisneros, y en enero pasado el de Lombardelli.