La autora de "¡Weeck Weeck!", "Dama de hierro" y "Requiescant in pace" comparte con los lectores de LA CAPITAL un relato narrado en primera persona por una niña.
Por Susana Lires (*)
Ya dibujé de nuevo el corazón en la terraza, yo solita. Y esta vez lo hice con tiza roja y bien grande. Adentro escribí los nombres de mis hermanos y el mío: Nahúm con celeste, porque los varones usan cosas celestes; con verde el de Laila, porque a ella le encantan las plantitas; y el mío con amarillo porque es el color del sol, y el que más me gusta. Así Dios lo ve, y sabe bien a dónde venir para salvarnos de mi papá.
Desde el jardín empecé a dibujar solamente al corazón, con unas tizas blancas que me había robado de la escuela. Pero se ve que Dios no lo podía ver bien, y que fue por eso que no vino a salvarnos nunca. Cuando aprendí a escribir puse nuestros nombres, y también el de mamá. Es que ella, pobrecita, tenía mucho miedo y estaba muy triste. Tan triste estaba que un día se fue, y no sabemos a dónde.
Esta vez estoy segura de que Diosito va a venir. Tiene que venir, porque ya no soportamos más. Yo no soporto más. Papá está cada vez más malo. Pero yo no me voy a ir, ni a dejar a mis hermanos como hizo mamá. No. Yo los voy a cuidar todo lo que pueda. Y por eso hago lo que tengo que hacer.
Ya no vas a poder maltratarnos más, papá. Nunca más. Y tuve que hacer esto porque nadie nos ayudó. Nadie. Las maestras jamás se dieron cuenta. Y eso que yo las miraba con los ojos como lechucita. Les pedía ayuda con los ojos, porque con la boca no me salían las palabras. Pero no me entendían. A pesar de que las miraba cada vez más fuerte, no me entendían.
Los vecinos sabían que papá le pegaba a mamá. Y también seguro saben que, desde que ella se fue, él se la agarra con nosotros todo el tiempo. A lo mejor ni se les ocurrió a los vecinos que nos podía pasar lo otro, eso que tuve que aguantarme bien calladita.
Pero igual, si hubieran sabido, tampoco habrían hecho nada.
A nadie le importamos. Por eso tengo que arreglarme sola.
Despierto a mis hermanitos y les digo bien bajo:
—Ahora chito, eh, que vamos a subir a la terraza.
Y ellos me hacen caso como si fuera una mamá. Y despacito subimos, nos sentamos en el suelo, en el medio del gran corazón, y esperamos. Abajo, en la casa, papá duerme la mona. Cerré todas las puertas y las ventanas, bien cerradas. Nos queda esperar, sólo esperar. Ya empiezo a sentir algo de ese olor, papá. Y no te vas a dar cuenta. Con el pedo que tenés, ni te vas a dar cuenta.
Sé que no está bien lo que estoy haciendo, pero no tuve otra. Ayer te vi, papá. Te vi. Vi cómo le estabas haciendo a Laila lo mismo que me venís haciendo a mí desde que mamá se fue. Laila es chiquita. Tiene casi seis añitos. Seis añitos, como tenía yo. Pero no te voy a dejar que se lo hagas, papá. A ella no se lo vas a hacer.
Ya estoy sintiendo muy fuerte ese olor. Pronto no podrás maltratarnos nunca. Nunca más.
Y Dios me va a perdonar, ¿sabés que sí? Sé que, cuando el diablo venga a llevarte, yo a Dios le voy a contar todo. Y me va a perdonar.
TRAGEDIA EN LINIERS
Una explosión destruyó una casa, y dañó las viviendas aledañas. Murió toda una familia: el padre y los hijos de tres, seis y nueve años. Se presume que hubo una pérdida de gas.
Susana Lires.
(*) Susana Lires (1950) vive en Haedo, provincia de Buenos Aires. Su interés por la lectura y la escritura la acompañan desde niña. Hasta su adolescencia pensó estudiar periodismo de investigación y convertirse en escritora. Sin embargo, al optar por una profesión, eligió la Psicología, a la cual se dedicó en los ámbitos privado y público, incluyendo a la escritura en su caja de herramientas terapéuticas. Desde el 2021 ha asistito a los siguientes Talleres de Corte y Corrección: Narrativa de ficción, coordinado por Marcelo di Marco y Nomi Pendzik; Poesía, dictado por Analía Pinto; Novela corta, por Ana Luz Arrieta, y Narrativa de no ficción, por Dante Galdona. También ha tomado cursos y seminarios como Gramática para escritores, dictado por la profesora Nomi Pendzik; Crónica periodística, por Dante Galdona, Novela corta, a cargo de Ana Luz Arrieta; Introducción a la Filosofía, de Pablo Grossi; La novela, construcción del personaje y procedimientos, por Sylvia Iparraguirre; y ¿Cómo escribir una novela negra?, de Patricia Suárez. Ha publicado “¡Weeck Weeck!”, “Dama de hierro” y “Requiescant in pace”, que pueden escucharse en el podcast “Noches de pluma y tinta” de Luis Moretti, y “El corazón no entra en la valija del inmigrante”, una crónica publicada en 2024 en la revista Fin.