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Cultura 10 de noviembre de 2025

Entretextos: “La paleta de colores”, cuento finalista de prestigioso concurso de literatura escrita por niños

Ana Violeta Amado, una niña marplatense de 11 años, comparte con los lectores de LA CAPITAL, un cuento que fue finalista del concurso literario Cazacuentos 2025.

Ana Violeta Amado tiene once años, es marplatense y su cuento fue finalista entre 420 textos presentados en el concurso Cazacuentos 2025.

Por Ana Violeta Amado (*)

A sus compañeros les divertía pegarle chicles en la melena de la chica más hermosa. A Teo le parecía una crueldad innecesaria. Para ellos era chistoso mojarle las hojas de tarea a el más inteligente. A Teo le parecía una maldad. A ellos les daba gracia tirarles piedras a los perros y verlos llorar. A Teo nunca haría eso.

El grupo discriminaba a las personas diferentes y con otros gustos. A Teo no le gustaba para nada hacer eso.

Teo era un niño de once años. Todos le decían que era una persona demasiado aburrida. Lo apodaban “el gris”, haciendo referencia a su apagada forma de ser. Teo era un gris entre una paleta de colores vibrantes. A él no le divertían las cosas que a los demás les divertían. Por cada “sos un aburrido” Teo, se volvía cada vez más oscuro.

Un día, sus padres le compraron una campera de abrigo. Teo la llevó a la escuela. Elías, que era el líder del grupo, cuando estaba atrás de él, con un lápiz corrector, le escribió “gris”. Al llegar a su casa, se dio cuenta, y lloró todo el día. Sus padres no lo advirtieron, porque trabajan hasta la noche, y él se quedaba solo.

Al día siguiente, cuando todos entraron a clase, la profesora dijo:

—Buenos días. Hoy le daremos la bienvenida a una nueva compañera.

Entró una chica gris. El grupo se miró entre sí, planeando una nueva maldad. La profesora le dijo a la chica:

—Contále a tus compañeros cómo te llamás y de dónde venís.

La chica respondió tan pero tan bajo, que por poco había que leerle los labios para entenderla:

—Me llamo Luna. Antes hacía clases en mi casa.

Todos, menos Teo, largaron una carcajada. A Luna se le llenaron los ojos de lágrimas. Y se quedó ahí, parada.

La profesora le dijo que encontrara una persona con la que se sentara. Todos ponían las mochilas en el asiento vacío, o simplemente, le decían:

—Ni lo pienses.

Teo le dijo:

—Te podés sentar acá, si querés.

En la cara de Luna se dibujó una sonrisa.

Desde ese día se creó una amistad interminable. Desde ese día, los dos sintieron que había alguien que entendía lo que a ellos les divertía. Todos los días se juntaban en sus casas para dibujar, para leer, para escuchar música, o simplemente, para hablar. Los dos entendieron que siempre hay que hacer lo que a uno le divierta a su manera. Y también entendieron que no hay que quedarse con las personas que tapen el propio brillo, tildándolos de grises, sino que hay que quedarse donde te fortalezcan para cada día brillar y divertirte aún más a tu color.


(*) Ana Violeta Amado tiene once años, es marplatense y es alumna de sexto grado del Colegio Nuestra Señora del Camino. A los ocho años escribió su primer libro, “La niña anciana y otros cuentos” (Editorial Niña Pez, 2022). El cuento publicado en esta página, “La paleta de colores”, fue finalista entre 420 cuentos de Cazacuentos 2025, un concurso literario destinado a niños y niñas de Argentina, que contó con un prestigioso jurado formado por Aníbal Jarkowski, Laura Wittner y Paula Bombara.



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