Cultura

Entretextos: Poemas de Marisel Calvo

La autora de "Los cangrejos creen que van al mar" comparte cinco poemas para la sección "Entretextos, literatura de acá" de LA CAPITAL.

Natural

Todos los días

exageradas veces

lavo platos

una vez al mes

hago limpieza profunda

con un menjunje de vinagre y bicarbonato

me centro en la bacha de la cocina

atascada por restos viscosos

y manchas incurables.

Así mi útero

limpia tu paso

con sangre.

La penitencia

¡Tranquilita en el baño y sin postre!

Mis pies no tocaban el suelo

el inodoro me quedaba grande

durante un rato me distraje con el vaivén

las zapatillas chicle sobre las baldosas celeste cielo

me relamió la bronca de perderme el helado.

Como un secreto

la nona Teresa abrió la puerta

su dedo índice era una flecha sobre los labios apuntando al silencio

parecía que flotaba

que recién salía de la lámpara

en sus bolsillos no traía ovillos de lana negros

como su saco, su pollera, sus medias, sus alpargatas

de cada día

como el padre nuestro, el ave maría

sino

dos vasitos:

el deseo cumplido.

Comimos la crema del cielo

yo en el inodoro

la nona en el bidet

espejadas por las baldosas

esperamos que el tiempo fluya

que la penitencia se disuelva

por lo bajo,

en las cañerías

se iba el agua

con restos y bolas de pelos.

Ropa que ya no quiero

La ventana y las nubes están quietas

ningún zorzal rondando el jazmín

mi diafragma anida estampidas

a los recuerdos que lloro no los tengo

los que me quieren mal me calman

mejor así

más liviana

sin rencores

pero los gestos amiga, vos sabes,

liviano era tenerlos

qué costumbre

callar las lágrimas como si fueran perros

no puedo verte llorar, dicen

prefieren que acurruque el tedio en agujeros

en las muelas

los bolsillos

el silencio

yo sí puedo

lloro

el espejo ayuda

me da tristeza mi tristeza desarmada

¿Qué es lo que pesa?

Lo que no está, no está.

El olvido es mi protección,

una campera de cuero

espeso

pantano.

Como si yo no estuviera

Entre la heladera y la pared hay un espacio

un callejón de sócalos claros, nulos

en el vértice, donde no llega escoba alguna

se acumula una mezcla indivisible de polvo con arena

de pelo viejo con cáscaras de papa y zanahoria.

Anoche se me escapó de las manos un regalo

fue a parar ahí, al fondo de la mugre, un tesoro

que no es pájaro azul ni gatito atigrado

pero es de mí para vos.

Entonces lo busco

en lo recóndito de este lugar

sin salida, me desvisto para poder entrar

y entro!

encajo perfecta, placida

la pared se hace sábana y manta

me arrulla la vibración del motor

la heladera no me deja sola

en cambio la ropa, adentro de la ropa

hay eco

un acantilado entre la tela y el cuerpo

perdí la noción de piel pero no desbordo

cuando llamás y me llamás, llamás

como si yo no estuviera

en algún lugar de la casa

tratando de entender el espacio

que ocupo, cuánto espacio ocupo

en la casa

en la ropa

en la cajonera

en tu voz.

Este largo destino de mirarse las manos

Aquí están tus recuerdos

Olga Orozco

I. Atrás

Hay días en los que necesito callar el mar

los pájaros parecen poca cosa

el bramido en la cabeza

¿Dónde es que están mis recuerdos Olga?

son pocos

cada vez menos

más insípidos

lo que evoco siempre es inconcluso

parece que miento Olga

¿Dónde están?

Hablan

de quién

¿Quién era yo cuando no me acuerdo?

¿Qué fue lo que me escindió del suelo?

El mar era marrón Olga y me contagié

su mansedumbre amarronada

como gotas de agua blanda

caerán, algún día, trastornadas

imágenes de la infancia

y el más acá

sobre mi cuero, reseco de sol, también se cae

y desgarrarán la mugre

la rejilla estancada

y volveré a tener algo de lo que tuve

¿Será muy tarde para todo eso?

No sé cuántos son los pendientes Olga.

Mirar atrás es una estúpida forma de mentir.

II. Acá

Atrás es ausencia

o silencio

o desierto

aun así

creo,

nunca fui tan feliz como ahora

III. Allá

En esta isla que habito estoy solo yo

¿y si muero acaso?

es probable que amigxs quieran llegarse

que hundan el suelo

que el agua chamusque sus pies

la soledad no es suelo firme.

Qué picardía no estar para recibirles

hace tanto no nos vemos que

¿cómo era yo cuando fuimos?

Tampoco sé nada de ustedes.

IV. Más allá

Algo no funciona bien Olga

mi cabeza

su lastimero sistema nervioso, anubarrado

todo es así

anubarrado

no sé

tal vez

creo que sí

que la ví

hablo de una película que bien podría ser una vaca al borde la ruta

así también las canciones, los libros, los poemas, los viajes,

el colegio, el sexo, los besos, el miedo,

el deseo

otra vaca manchada al borde la ruta

igualita a las arrugas de las manos

viendo la vida pasar, indefectiblemente

¿A dónde se van las cosas Olga?

¿Acaso flotaré en mi cuerpo

por no llevar adentro el peso del tiempo?

Marisel Calvo. Una biografía escrita por la autora

Poeta. Actriz. Escorpiana. Rollinga. Viví en la ciudad, en la montaña y ahora en el mar. Soy un cocoliche de estas fuerzas. El teatro fue mi nido y mayor formación. Escribir lo hice siempre desde un lugar intuitivo hasta que empecé un taller de poesía con Gustavo Yuste y entendí que no era joda y puse mi libido ahí. Autopubliqué dos libros: “Palabras renacuajas” (2018) y “Los cangrejos creen que van al mar” (2021). Hay un tercer poemario en el horno que acaba de recibir un premio de la editorial Cepes. Saldrá el año que viene.

Los primeros tres poemas del libro “Los cangrejos…” están atravesados por la muerte de las ilusiones. Viví con ellas, hasta que un día horrible, o necesario, se cayeron de un golpe único. Todo se va; el amor, la amistad, la idea de familia, el cuerpo, la memoria. Los últimos dos son inéditos, sin destino aún, solo ausencia.

Con Helena Helft, hacemos “Estuario”, dúo que fusiona música en vivo con poesía oral. Hace ocho años investigo la hibridación de estos lenguajes con las artes escénicas. Llevo a cabo el taller “Decir es hacer”, un espacio de investigación e interpretación de la palabra en Cuatro Elementos.

En La periferia, bar cultural del Alfar, gestionamos “Casa abierta”, un mic abierto que pretende horizontalizar los escenarios y “Las lecturas”; acá nos leemos en voz alta lo que pinta, una mesa llena de libros y botellas son testigos de esto hace dos años.

Por cualquier pregunta escribir a los IG @marisel.calvo o @estuario.duo

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