Cultura

Entretextos: siete poemas de Gabriela Gutiérrez Lobo

Nacida en Ushuaia, Gutiérrez Lobo vive en Mar del Plata desde 1996. Ha publicado "Reporte de olas", y "Devastación y fauna". Comparte con LA CAPITAL siete textos que condensan sus intereses: el mar, la Patagonia, la música y la poesía.

Coreografía

El deseo es movimiento:

una danza desordenada.

Es caminar

y caer

caer

caer,

familiarizándome con el barro.

No te quedes quieto,

solo son

un par de pasos más.

La islita

Dicen que las bandurrias van de a dos a todas partes

y yo,

yo quiero tener la fortaleza de los cipreses

y romper con mis raíces hasta la roca más dura.

El azar no tiene nada que hacer acá.

En mi naturaleza salvaje

todo contiene un significado.

Aprendí

a ir de a pares

a quebrantar

la dureza del ambiente.

Es necesario

poseer toda la belleza del mundo

y hacerla

mi propio hábitat.

Mirador Bandurrias

7 km de ida y

7km de vuelta

a pie

caminando ese trajín,

vamos despacio

para encontrarnos,

con la alegría del que recién empieza.

Vamos escalando

y llegando a la cúspide.

Mitad de camino:

un gigante de agua

a la vista.

Debajo nuestro

el cerro es

un godzilla patagónico:

es nuestro sendero,

es nuestro suelo.

Aunque el protagonista de la foto

(siempre, siempre)

es el espejo de agua.

Botánica mental

En el fondo del PH

papá, mamá y yo

tenemos un patiecito.

Sacamos piedras,

removimos la tierra.

El césped

finalmente

(y con mucho trabajo)

se hizo protagonista.

Afuera babosas

afuera caracoles

adiós a las hormigas,

le damos la bienvenida

al transplante que le urge al limonero.

Poco a poco

queda conformado

un microcosmos.

Y entonces entiendo

que todo brote

tiene mucho de crisis:

una antesala de algo

que, necesariamente,

tiene que cambiar.

Porcelana

Un guante blanco

va explorando

ayudado por la paciencia que se necesita.

En el camino

hay huequitos

huecos

manchitas negras

que parecen inofensivas:

demasiado azúcar,

se sabe que hace mal.

Estas perlas de adulto

-antaño propias

de la Vía Láctea-

sufren por el futuro:

caídas,

pérdidas

cuasi óseas,

implantes de objetos extraños

que confirman

este estadío de incertidumbre.

Y con la boca bien abierta

le damos lugar

al pavor que significa

ir al dentista.

Catamarca (1998)

Como esa vez

que viajamos

a Los Altos.

La carta de presentación

de mi abuela

fue ver cómo

degollaba una gallina para el almuerzo.

Las tareas culinarias

sucedían en el patio de la casa

bajo la sombra de un ombú gigante:

mis tías rallaban maíz

para la humita

y yo, aburrida del ritual,

me escapaba con mis primos

a bañarnos en el canal vecino.

Siento que sin estas imágenes

no podría recordar Catamarca.

Ahora,

lejos de esa naturaleza,

me encuentro con tu cara

como una figurita repetida:

tus rizos de querubín

pero de ángel rebelde

me devuelven al firmamento.

Tu rostro, entonces,

me dice:

cuidame, amor mío, cuidame.

Y yo le contesto:

silencio, por favor, silencio

que mi amor, como los hongos, (shhh!)

nacen en silencio.

Jauría selectiva

Dicen que aparentamos ser fríos y agresivos

pero: al contrario de lo que se piensa,

somos muy astutos y familiares.

Por mi parte

yo ya no quiero

regresar

a la manada.

Porque esa ilusión de grupo,

esa construcción medio boba

de enaltecer a un líder:

es como tirar el dinero

sin ver qué billetes

caen.

Si yo quiero

una familia

yo ya sé cuál construirme:

porque yo soy mi propia familia.

Pero, ante todo,

soy un lobo gregario

cuando gusta,

esperando ansioso

su baño de luna.

Gabriela Gutiérrez Lobo nació el 31 de enero de 1990 en Ushuaia, Tierra del Fuego. Vive en Mar del Plata desde 1996. Es estudiante desde que tiene memoria. Formó parte de la organización de la F.L.I.A. #1 (2010) y #2 (2011), desde 2013 pertenece al colectivo artístico La Prosa Mutante y en los años 2015-2016 coordinó junto a Mariana Garrido el ciclo de poesía El Fuego Austral. Publicó su primer libro de poemas llamado “Reporte de olas” en 2021 con la editorial Caravana de Tres Arroyos/Claromecó. En 2023, la editorial marplatense Cepes publicó su fanzine “Devastación y fauna”. Su vida no sería lo mismo sin el mar, el sur patagónico, la música y la poesía.

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