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Deportes 26 de diciembre de 2018

Luis Machado: “Este plantel tenía calidad para llegar muy alto”

Los secretos del Nación campeón. El DT puso reglas muy claras. El que no entrenó, no jugó. Y a la larga obtuvo los mejores resultados.

La sonrisa de Luis Machado en el día de la consagración. "No es poca cosa ganar el título marplatense", dijo. No lo había conseguido como entrenador. Y como jugador sólo con River, cuando ascendió a primera en 1988.

por Sebastián Arana

Acompañar a los jugadores. Trabajar sobre sus condiciones y alimentar su confianza. Comprometerlos con el trabajo y con el respeto. Luis Machado, el DT de Nación campeón, laburó sobre esas reglas en sus anteriores equipos. Con mejor materia prima, mostró lo buen entrenador que siempre fue y llevó a su club a un título que no lograba desde hacía 66 años. Al mismo tiempo, el primero para su cosecha personal.
“No teníamos dudas de que este plantel tenía calidad para llegar muy alto. Si los chicos entendían el mensaje y se daban cuenta del potencial que había dentro del plantel, estaban para grandes cosas. Si tuvimos como cuerpo técnico un mérito, fue ese. Hacerle ver a los chicos que tenían con qué ganar el campeonato”, aseguró Machado en el comienzo de esta charla de fútbol.

-¿Este fue el mejor plantel que dirigiste?
-Sí. Muy parecido al de River que jugó la final con Independiente del Tano Di Fonso. Aquel equipo de River tenía gente más experimentada. Este, en cambio, tenía más dinámica. Y los dos tenían jugadores de buen pie.

-Venían de tres semifinales consecutivas. ¿Cuando se dieron cuenta de que podían superar esa barrera?

-Nosotros jugamos un partido muy bueno por la cuarta fecha frente a Deportivo Norte en la cancha de Nación. ¡Y lo perdimos dos a uno! Ahí nos dimos cuenta de que teníamos un muy buen equipo. Los jugadores, con el correr del torneo, pusieron lo grupal por encima de lo individual. Todos los chicos, en algún momento del torneo, salieron del equipo: o no fueron citados o fueron al banco.

-Hasta un histórico como Juan Gilardoni perdió el puesto…
-Juan, para lo que nosotros queríamos, por sus características de “5” tapón, era ideal. ¿Qué pasó? Que fuimos viendo la dinámica de Cristian Ponce. Nunca había tenido demasiada continuidad en Nación, incluso el año pasado se fue a San José. Lo empezamos a charlar con Quique y Coco y nos convencimos de que era lo mejor para el equipo. El roba y la da siempre para adelante. El casi nunca juega para atrás. Con él el equipo se hizo más agresivo.

-¿Le fueron encontrando la vuelta a la defensa? El equipo no había empezado seguro atrás…

-Sí, en base a ver los jugadores que teníamos. Teníamos dos centrales en la misma posición: Lorenzo y Trono. Por
personalidad, por cómo van de arriba, por cómo llegan a los cortes, creímos que le podían dar más personalidad y solidez al equipo en el juego aéreo. Y con la pelota son inteligentes los dos. Nosotros empezamos con Lorenzo y Bernat como dupla central y decidimos probar con Lorenzo y Trono y anduvimos bien. De todos modos, el secreto creo que fue cómo se terminaron acoplando ellos dos con el volante central.
-Los centrales fueron los más cuestionados del plantel. Yo fui marcador central y veía los problemas que teníamos ahí. De a poco lo fuimos acomodando y ellos también fueron creciendo en su rendimiento…(Trigo)

-El secreto entonces fue el “triángulo” con Cristian Ponce…
-Ese “triangulito” fue clave. Juan Gilardoni es un tapón bárbaro, qué voy a decir de él con todos los años que jugó…Pero Cristian Ponce nos dio una dinámica bárbara y el equipo se sintió mejor con él, sobre todo los defensores centrales. No podíamos conseguir ese funcionamiento defensivo, trabajamos todo el año para encontrarlo y, por suerte, lo logramos en la recta final.
-Ese cambio, además, nos permitió darle más libertad a Faguaga. De a poco él fue creyendo en Cristian, en los
defensores y se fue soltando. (Trigo)

-Para mí todavía no se vio al verdadero Faguaga.

Nosotros queríamos que del medio para adelante pasara buena parte de nuestro juego por él. Pero, como es tan inteligente, cuando percibía que al equipo lo atacaban y había problemas atrás, se metía como un “doble cinco”. Y lo que menos necesitábamos nosotros era a él cumpliendo esa función. Nosotros lo precisábamos para que llegue al área rival y por ahí terminaba relevando la proyección de un lateral. Pero, bueno, su año terminó como tenía que terminar. Con un gol, siendo la figura del partido. Y para mí tuvo partidos mejores. El estaba acostumbrado a llevar los partidos adelante, acá se encontró con que tenía un equipo de respaldo. Fijate, Trono metió un gol clave contra Kimberley. En la revancha con Urquiza marcaron el propio Faguaga, Chicho Ponce y Gilardoni. En el primero, Matías Sosa y Facundo, que tampoco es un goleador. Había equipo.

-Durante el año tuvieron bajas que a otro lo hubieran desarticulado: Cayumán, Brian Ponce, Ftacla, Fernando Juárez…Y ustedes continuaron firmes. Quizás hasta jugando mejor. ¿Por qué?

-No hay que desmerecer el trabajo de Agustín Jérez, que vino buscando club. Llegó como cuarto o quinto delantero. Con paciencia, esfuerzo y sacrificio terminó como el “9” titular. Y en la primera final, cuando no jugó, lo extrañamos. Realizaba un trabajo sucio, no muy vistoso. Pero hizo goles importantes, nos dio aire, le generaba espacios a Ogas…(Sotelo)
-Buscaron mucho durante el año, pero sobre todo en la última parte, esos “uno contra uno” de Ogas para desequilibrar por los puntas…
-Sí, lo buscamos mucho a él y a Facundo. A los defensores de Kimberley los volvieron locos, a los de Urquiza también…Perdimos tres jugadores de área, pero Jérez los reemplazó muy bien. Y eso que venía sin jugar. Puede pasar que el jugador se enoje, se fastidie. Pero este creyó siempre en sus condiciones y en lo que podía dar. Más de un delantero con prestigio fue al banco porque estaba él.

-En algunos partidos causó sorpresa que, por ejemplo, Cayumán fuera el banco. ¿Que ocurría?

-Que no podía ir a entrenar. O que iba un sólo día. Jérez iba los cuatro días a las prácticas haciendo un gran sacrificio.
Entonces yo no podía poner a Cayumán. Esas cosas también fortalecieron al grupo.
-Nos han puteado por dejarlo en el banco. (Trigo)
-Más de uno decía que Nación era Cayumán y diez más…(Sotelo)
-Había hecho diez goles y le anularon uno en once partidos…Pero nosotros apuntamos al grupo.
-Salvo Brian Ponce, todos estos jugadores que se “comían” algún partido en el banco y se fueron, entendieron la situación. Y se alejaron para mejorar. El plantel se hizo fuerte porque le metimos en la cabeza que era fundamental
entrenar y el respeto hacia nosotros y los propios compañeros. (Trigo)

-El objetivo siempre fue jugar algo más que semifinales. Pero no era fácil pasarlas. Todo el mundo decía que la final era Kimberley-Círculo…

-Podía haber pasado de quedar en semifinales. Perder con Kimberley estaba dentro de la lógica, aunque no para nosotros. Hubiera sido la cuarta semifinal perdida de forma consecutiva. Por eso trabajamos mucho sobre eso. En dar un poquito más en la semana.

-¿Kimberley fue el rival más difìcil?
-Sí, y también Cadetes, que nos dio mucho laburo.
-Por nombres, Kimberley metía miedo. Después me sorprendió. O, mejor dicho, me sorprendió Nación. (Trigo)
-Mariano Mignini me reconoció que los habíamos dejado bien afuera. Planteamos el partido de acuerdo a los jugadores con los que contábamos. Los nuestros son inteligentes. Nosotros le metimos en la cabeza que el campeón salía de la semifinal Kimberley-Nación. Y salió así. Kimberley también le hubiera ganado a Urquiza. Asumimos ese duelo con mucha humildad. Nosotros enfrentamos a jugadores que cobran un “manguito”. Los nuestros, si te descuidás, hasta ponen plata de su bolsillo. Hay que hacer notar esas cosas. Desde el 20 de enero, Nación salió campeón por un montón de cosas.

Un cuerpo técnico muy unido

“¿Puedo ir con Trigo y Sotelo?”, fue la pregunta de Luis Machado antes de pactar la entrevista. El técnico de Nación cree firmemente en el trabajo de equipo y se apoya mucho en Gustavo “Quique” Trigo y Jorge “Coco” Sotelo, sus dos ayudantes.
Gente de fútbol. Nada más que llegar a LA CAPITAL y la charla comenzó con el recuerdo hacia Luis Di Martino, el ex arquero y entrenador, fallecido el día de la consagración. “Acompañamos en el sentimiento a toda la familia. Nos dolió muchísimo. Era un personaje divino. Un loco lindo, como suelen ser los arqueros”, aseguró Machado.
Machado, Trigo y Sotelo forman un cuerpo técnico muy compacto. “Vos sabés que todavía hoy los veo y me parece que vamos a charlar sobre el rival del próximo sábado. Faltaban tres minutos de la final, Lorenzo miró el banco y nos gritó que ya estaba. Y nosotros seguíamos serios, concentrados…y nos tenían que hacer cuatro goles en tres minutos. Toda esa adrenalina va saliendo de a poco con el tiempo. Y entonces nos daremos cuenta que somos los campeones de Mar del Plata, que no es poca cosa”, cuenta Machado.

 "Coco" Sotelo, Luis Machado y "Quique" Trigo, un cuerpo técnico con buen diálogo e ideas claras. Y el trofeo de campeón en el medio, un premio más que merecido.


“Coco” Sotelo, Luis Machado y “Quique” Trigo, un cuerpo técnico con buen diálogo e ideas claras. Y el trofeo de campeón en el medio, un premio más que merecido.

-¿Se puede disfrutar durante el camino o se sufre demasiado?
-A nuestra manera, creo que lo disfrutamos. Viviendo los partidos a pleno. Hubo partidos que sufrí, por supuesto. Pero del primer día al último disfruté de estar en Nación porque era un lindo desafío.

-¿Cuánto hace que trabajan juntos?
-Los tres juntos este año. Con Quique ya estuvimos juntos el año pasado en Libertad. El estaba con ganas de dejar de jugar y sumarse. “Vení a laburar conmigo y vas a seguir adentro del fútbol”, le dije. Y así hizo. En un año y medio, ya salió campeón. Con “Coco” nos conocemos desde 1999 o 2000. Ya había laburado conmigo en River. Después, por cuestiones de trabajo y de tiempo, se fue a Círculo. Pero siempre tuvimos la idea de volver a trabajar juntos. El entrenador no sólo tiene que ver bien el fútbol y transmitírselo a los chicos. También tiene que ser buena persona. Ellos dos y el profe son tipos espectaculares. Cada vez que tomamos una decisión, la consultamos mucho entre los tres. Y en esas reuniones gana el 2-1. Si yo tiró una idea y a ellos dos no les convence, vuelvo para atrás.

-Por mayoría simple…
-Pero coincidimos en casi todo. Eso es lo bueno. (Sotelo)
-No tuvimos sólo la primera, teníamos tres categorías. Trabajamos con una quinta a la que casi no le habían quedado jugadores. Coco laburó una séptima que terminó con veinte jugadores. En primera arrancamos con 23 y terminamos con 22: se fue uno sólo, tan equivocados no estábamos. Y todos los jugadores estuvieron en la final apoyando a sus compañeros. Nuestro cuerpo técnico tiene todas las generaciones -Coco es más veterano y Quique mucho más joven-, pero el fútbol es uno solo. Y la línea de respeto que se baja es común para todas las categorías. Los pibes vieron que había que trabajar y comprometerse. El equipo de primera fue campeón, pero las otras categorías crecieron mucho. Abajo Nación puede hacer buenas cosas.

-¿Qué significa para ustedes haber logrado un título de primera?

-Yo tuve la suerte de haber sido campeón con Círculo en 1976. Era muy chico, pero tuve el privilegio de compartir cosas con grandes jugadores de Mar del Plata. Eso me ayudó a crecer. Esa gente a mí me enseñó mucho: el “Gallego” Diez, “Manolo” Zurita, “Macho” Bustos, el “Negro” Maldonado. Y mucho después estuve de ayudante de Pedro Boccanera en 2005. Cuando Luis me llamó, le dije que íbamos a repetir. Volver al fútbol y ser campeón fue lo máximo para mí. No me voy a olvidar nunca de esto y tengo que agradecerselo a Luis. (Sotelo)
-Es muy importante para mí, no lo había podido lograr como jugador, pese a llegar a finales con River. Tuve la fortuna este año de trabajar con entrenadores con los que pensamos muy parecido. A Luis le tengo que agradecer mucho. Por haberme sumado a su equipo y por la libertad que da para trabajar, para opinar. Es lo más lindo que me pasó en el fútbol.
-¿Siguen el año que viene?
-Estamos muy felices, todavía festejando. Estamos bien con el club, pero veremos que quieren hacer los dirigentes.

Javier Soto, los Cajal y el sentido de pertenencia

Muchos clubes marplatenses sufren por la falta de recambio dirigencial. Nación puede haber tenido en el pasado sus problemas, y muy serios. Pero a su dirigencia se fueron sumando jugadores que estuvieron hasta hace muy poco en actividad y que siguen dejando la piel por el club, ahora desde otro lugar. Javier Soto, Sergio Cajal y Matías Cajal hicieron un aporte sustancial para este título.
“Cuando Javier Soto me fue a buscar me dijo que Nación era un ‘fierro caliente’. Porque había muchas ganas de superar las semifinales anteriores. No había más alternativa que jugar la final del torneo. Y a mí me gustó el desafío. Me acuerdo de que me preguntó si estaba seguro. Cuando vos estás en un equipo más modesto, en algún momento te terminas refugiando en el ‘hizo lo que pudo’. Pero acá había buenos jugadores para intentar grandes cosas, aunque los jugadores por sí solos no aseguran títulos. Después le fuimos buscando la vuelta. Acá hay mucho mérito de Quique, de Coco, y del “profe” Torres. Él puso bien a punto al equipo”, cuenta Machado.

-Nombraste a Javier Soto. El plantel le dedicó el título muy especialmente a él, a Sergio y a Matías Cajal. ¿Fueron tan importantes?
-Son unas bestias lo que trabajan por los chicos. Es increíble el esfuerzo y el amor que tienen por club. Y muchas veces poniendo del bolsillo de ellos. Estuvieron en todos los detalles, del más chiquito al más grande, y nunca hicieron faltar algo. Como si nosotros fuéramos del club de toda la vida. Se portaron once puntos. Si teníamos tantos deseos de ser campeones, en buena parte, fue por ellos. No podíamos fallarles. (Trigo)
-Los tres nos vinieron a buscar para ir a Nación. Y estaban divididos los pareceres. Te diría, sesenta a cuarenta. Y ellos bancaron a muerte ese cuarenta por ciento.

-Y transmiten además ese sentido de pertenencia que es tan importante para cualquier conquista…
-Se preocupan de que no nos falte nada, cuidan mucho al jugador y andan atrás de las divisiones inferiores. Tienen mucho diálogo con nosotros. Al club todavía le falta ordenarse un poco con el fútbol juvenil. La cabeza visible es la primera, pero para abajo hay que laburar de la misma manera y siguiendo una misma linea. El club se seguirá haciendo grande si recorre ese camino.

-¿Cuántos propios tuvieron?

-Leo Bernat, Juan Gilardoni, Tomás Canale, que tiene un futuro bárbaro, te diría que tiene hasta más condiciones que Ogas…Cuando se fueron Cayumán, Juárez y Ftacla era la primera alternativa de recambio, aunque al final se lesionó. Después tuvimos que recurrir a Montes. Nosotros hicimos debutar a once chicos durante el año.

La localía y otras yerbas

-Algunos dicen que Nación se hace fuerte porque tiene jugadores acostumbrados a jugar torneos por plata. ¿Qué opinan?
-Nación le gana a Cadetes y algunos taparon el valor de ese triunfo en la actuación del árbitro. O argumentando que los Cajal -que ya se apartaron de esa cuestión- armaban equipos y viajaban a jugar esos torneos por plata. Nada que ver. Nación ganaba porque tenía un plantel bárbaro. Casi todos ellos en su mejor edad: veinticuatro o veinticinco años. Hoy te quieren hacer creer que la mejor edad de un futbolista es a los dieciocho. Para mí no es así: ¿sabés todo lo que tenés que aprender a los dieciocho? Yo no estoy de acuerdo con eso. Nación tuvo mucha personalidad para jugar estos partidos, los asumió como verdaderas finales. Y quedarse en semifinales para estos chicos hubiera sido un golpe muy grande. Todos hubieran creído que no daban para más. Ahí trabajamos mucho nosotros.

Otra creencia que rodea a Nación es que a los rivales les cuesta mucho jugar en su cancha por cómo está el terreno de juego…Sin embargo, el equipo iba a jugar a otras canchas y mostraba que tenía calidad técnica como para superar o jugarle de igual a igual a cualquiera…
-El equipo fue de menor a mayor. Y nunca cambió la forma de jugar. Ganando o perdiendo, siempre le buscamos la vuelta para mantener el 4-1-3-2. El buen trato de pelota que teníamos del medio hacia adelante lo demostramos en todas las canchas. En la segunda final en River ganamos más cómodo que en nuestra cancha. No es usual imponerse 5-1 en el global de una final. En el desquite ellos tenían que salir a buscar y crearon algunas oportunidades. Pero sabíamos que cuando nuestros volantes entraran en contacto con la pelota íbamos a romper el partido. Siempre supimos que íbamos a ganar esa segunda final, no pensamos en el empate. Y armamos el mismo sistema de siempre para atacar. Nación trata de jugar por abajo y tiene mucha agresividad del medio hacia arriba.
-Es una pena que quieran minimizar la campaña de Nación. Era un grupo bárbaro, no faltaban a entrenar…Eso de la localía…Todo el mundo es más fuerte de local. Andá a ganarle a Círculo en Otamendi, a Kimberley en su cancha no le ganás así nomás. Hoy Nación como equipo es muy importante. Ibamos a entrenar a Camet lloviendo y estaban todos. Eso hay que destacar. (Sotelo)
-Y Nación recién hizo muy fuerte la localía en los play-offs. Desde Cadetes y Juventud Unida. Porque nosotros perdimos varios partidos de local. En la etapa clasificatoria, con Norte y con Once Unidos. Después con Argentinos del Sud y con Juventud Unida. Pero el peor partido nuestro fue con Once Unidos. Perdíamos 4-0, parecíamos un rejuntado. La gente nos puteó y tenía razón. Ese partido nos tocó el alma. Después perdimos con Atlético Mar del Plata y se nos complicó la clasificación. Zafamos ganándole a River como visitante y a Cadetes. La localía recién fue importante en el final. En los play-offs nos hicieron nada más que dos goles en seis partidos.