Esteban Sayegh: “La literatura nos enfrenta a nosotros mismos sin máscaras”
En La trama oculta, su reciente obra editada por Ediciones Diotima, el escritor despliega relatos que atraviesan la historia argentina desde el siglo XIX hasta los ecos de los años 70. Con precisión y atmósferas densas, explora la violencia, el exilio y la memoria a través de ficciones que dialogan con nuestro presente. “La historia es central en mis relatos, pero como punto de partida para acercarme a lo mitológico”.
Por Ximena Pascutti
Hay libros que, más que contarse, se escuchan como un murmullo antiguo, como un eco que resuena en lo profundo de la memoria colectiva. La trama oculta, de Esteban Sayegh, es uno de ellos: un conjunto de relatos que se internan en los pliegues de la historia argentina para mostrarnos otras facetas y una mirada distinta de personajes y hechos trascendentes. En sus páginas, la frontera sur, los mitos fundacionales y las contradicciones de un país todavía en disputa emergen como escenarios vivos donde lo humano palpita en toda su complejidad.
Publicado en junio de 2025 por Ediciones Diotima, La trama oculta reúne cuentos que, desde registros históricos, fantásticos e íntimos, exploran momentos clave de la historia argentina y sus tensiones recurrentes. Con un estilo preciso y atmósferas densas, Sayegh propone ficciones que dialogan con episodios tan diversos como las campañas militares del siglo XIX, y la violencia y el exilio de los años 70.
-En tu nuevo libro, los personajes se mueven en contextos históricos como la frontera sur durante la Conquista del Desierto. ¿Qué te llevó a elegir este momento y lugar como escenario para contar sus historias?
-Son momentos fundantes de nuestra historia, definitorios de lo que va a suceder después de diferentes formas pero con el mismo tenor de exclusión y desaparición de “lo otro” desde ese instrumento que es el Estado. La misma utilización de la palabra “desierto” es ya instrumental: define como inhabitado aquello que efectivamente está habitado por lo otro, por ese otro que es el “salvaje”, el “indio”. No hay tampoco conquista en ningún sentido: no se prevé un plan civilizatorio de esa región, sea lo que esto sea, sino la mera persecución del indio y el reparto de tierras que luego no se trabajarán y, además, se mata al indio de la frontera y se vuelve a Buenos Aires dejando como única presencia unos pocos fuertes olvidados. La Conquista, como tal, dura unos noventa días. No es lo que se entiende como una gesta, es apenas un gesto, pero un gesto significativo.
-¿Cómo se puede abordar en la literatura la historia oficial sin caer en la idealización ni en la simple denuncia?
-Creo que justamente por tratarse de literatura queda eximida de adherir a cualquier historia oficial. Si se quiere, exploramos un terreno análogo al de la historia pero con otras herramientas y otras finalidades, no excluyentes pero tampoco las mismas.
-En tu obra aparece la figura de Facundo Quiroga y otros personajes históricos vinculados a la violencia y el poder en el siglo XIX argentino. ¿Cómo reescribís o resignificás esas figuras en tus cuentos?
-En cierta manera fue Sarmiento quien nos impuso la figura de Quiroga como enigma a resolver, como clave para entender la patria y a esa figura se invoca al comienzo del Facundo: “Sombra terrible de Facundo…”, comienza, y lo insta a “explicarnos la vida secreta y las convulsiones internas que desgarran las entrañas de un noble pueblo”. Si hemos de creer que el Facundo inaugura de alguna manera nuestra literatura nacional (y creo que en algunos sentidos sí lo hace), el mascarón de proa de ese comienzo tiene el rostro de Quiroga, del Quiroga que se inventa Sarmiento, claro, no de la figura histórica; del Quiroga literario. Eso tiene una gran potencia. La respuesta que ensaya Sarmiento también es poderosa para el posterior desarrollo de nuestra literatura, a favor o en contra, no importa, pero nos marca, nos interpela. Y hace de Facundo un mito, una figura de héroe que reúne en sí las claves profundas para entender el país: “¡No, no ha muerto! ¡Vive aún! ¡Él vendrá!” Eso tiene la fuerza de una figura mítica, que vive más allá del tiempo.
-La zanja de Alsina, que tiene una presencia importante en el libro, simboliza tanto un proyecto de “civilización” como un instrumento de exclusión y violencia. ¿Cómo trabajaste en estos cuentos el contraste entre progreso y destrucción?
-La zanja de Alsina es un intento desesperado por decir “de acá para acá está la civilización, de acá para allá, lo bárbaros”, y lo que define eso es una zanja, una marca en el barro, una construcción efímera y ridícula, porque no estamos hablando de una muralla como la de Adriano, de sólidos bloques de piedra que intentan separar a romanos de britanos, es un pozo elemental que no separa nada porque no hay nada que separar; la concepción de la zanja misma es una concepción bárbara…e inútil. Claro que es excluyente y violenta, pero absolutamente inefectiva; otra vez: un gesto, solo eso. Y Sarmiento, en el prólogo al Facundo de 1851, le va a consagrar (esa es la palabra que usa) su libro al mismo Alsina; en ese sentido, la palabra que excluye es más efectiva que la ingeniería ridícula de la pala y el pico. Trato, entonces, de saltar por encima de la zanja y mostrar las similitudes que existen a ambos lados de la misma.
-¿Qué rol juega la memoria histórica en tus relatos? ¿Cómo esperás que impacte en los lectores?
-No siendo historiador tengo que admitir que la historia es central en mis relatos, como insumo, como punto de partida para una reflexión que está más cerca de una reflexión mitológica. Lo que dispararon la elaboración de estos relatos fueron ciertas constantes que uno ve, no solo en la historia, sino también en lo cotidiano. Lo que todavía actúa bajo la superficie y que nos atraviesa a todos. Si logro que mis lectores se reconozcan en alguna de esas constantes, me sentiría más que satisfecho.
-La construcción de la identidad argentina estuvo signada por episodios de exclusión violenta. ¿Cómo pensás que la literatura puede contribuir a problematizar esa identidad?
-Creo que la literatura puede aportar una perspectiva humana, no dogmática. No sé qué cosa es la “identidad argentina” y mi forma de averiguarlo fue escribiendo La trama oculta, porque es la única forma que tengo de pensar y enfocarme en algo. Y no estoy seguro de que la exclusión violenta sea un patrimonio nacional. En estos tiempos, la exclusión y la violencia parecen constituir el paradigma del momento, aquí y en todos lados. Pasamos de una globalización que intentaba arrasar con las identidades nacionales, a una entronización de la identidad individual igualmente vacía. La literatura, el arte en general, es una herramienta para dar ese salto necesario sobre ciertos conceptos vacíos, y ponernos frente a nosotros mismos sin máscaras.
-¿Qué desafíos encontrás al escribir ficción histórica con una mirada crítica sobre episodios tan dolorosos y complejos?
-El primer desafío tiene que ver con no dejar que la historia ahogue a la ficción, que el dato, los hechos, no obstruyan la imaginación. No perder la introspección, la mirada personal. Lo demás se sigue de ahí. No perder nunca de vista que lo que prima aquí es la ficción y no una tesis histórica.
-En tus cuentos se siente un fuerte vínculo con la historia, ¿hay otras temáticas que te gustaría explorar?
-Mis insumos son la historia, la imaginación, la filosofía. Desde ahí escribo. Me gustaría escribir un distopía; desde hace mucho tiempo ronda eso por mi cabeza. Pero la realidad va tan rápido en ese sentido que, cuando me ponga a escribirla, ya va a ser otro libro basado en la historia.
Ficha técnica
La trama oculta / Cuentos / Diotima Ediciones
100 págs. / $25.000 / ISBN: 9786319086690
El autor
Esteban Sayegh nació en Buenos Aires en 1961. En los 80 colaboró en fanzines de ciencia ficción y literatura fantástica como Cuásar y Sinergia, y participó de la antología española Latinoamérica Fantástica. Recibió una mención honorífica del Fondo Nacional de las Artes en 1996 y fue finalista del concurso de cuentos de la editorial española Lengua de Trapo en 2001. Autor de libros inéditos de cuentos y ensayos, y de una saga inspirada en la mitología greco-romana (Pantea, Filoctetes, Nicóstrato), en 2025 publica su primer libro de relatos: La trama oculta.
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