“Estoy contenta. Fue muy simple”, dice Gladys Correa al salir de la escuela San Antonio donde votó este domingo. Para ella, al ser no vidente, fue un logro haber podido sufragar sin asistencia en esta implementación de la Boleta Única de Papel, gracias a una plantilla en sistema braille elaborada por la organización civil Tiflonexos.

La plantilla, del mismo tamaño que la boleta, tiene un número y un orificio por cada casilla de votación, lo que permite a las personas con discapacidad visual identificar el espacio correspondiente y marcar la opción deseada. En Mar del Plata, la distribución fue coordinada por la Unión Marplatense de Acción Social por los Derechos del Ciego y Amblíope (UMASDECA), que recibió cien plantillas y logró repartir 96 entre distintas escuelas.

“Busqué el numerito y marqué debajo. Fue muy fácil, muy simple, pero lo importante fue que esto se hizo en comunidad”, contó Gladys. “Del lunes a hoy, los delegados escolares se movieron para que las plantillas llegaran a las escuelas. Incluso antes de venir a votar, fueron a buscar una a mi casa para otro colegio. Fue una cuestión social esta votación accesible, porque el Estado no previó nada y lo hicimos entre las organizaciones de derechos y la comunidad”.

Según relató, muchas escuelas no contaron con las plantillas, pero el objetivo era visibilizar que existía un método posible para que el voto fuera accesible. “Solo hacía falta sentarse dos minutos a pensar cómo incluirnos. No se trataba de darnos permiso para no votar, sino de garantizar nuestra participación ciudadana, por la que tanto luchamos”, expresó.

Gladys remarcó la importancia de poder votar sin asistencia. “Antes yo guardaba la boleta en el bolsillo y venía sola. Ahora tenía que pedirle a alguien que vote por mí. Entonces pierdo el voto secreto y pierdo la autonomía. No sé si la persona marca lo que le pido o lo que le gusta a ella. Ni siquiera puedo sacar una foto con el celular para verificarlo, porque no está permitido. Nos dejaron sin opciones”, sostuvo.

Esa vulneración, explicó, llevó a las organizaciones a buscar soluciones por cuenta propia. “Cuando pedimos explicaciones, la respuesta fue que si no podíamos usar el voto accesible, no votáramos y no nos sancionarían. Eso es dejarnos afuera”, afirmó.

La marplatense destacó la labor conjunta entre Tiflonexos, que produjo las plantillas en Buenos Aires, y UMASDECA, que coordinó la logística en la ciudad. “Los ciegos somos muy peleadores. Desde Tiflonexos lograron que la Junta Electoral les permitiera usar una boleta original para diseñar la plantilla. La gente donó para financiar las impresiones, y después empezó la otra parte: distribuirlas, porque la Junta no lo hizo. Cada delegado pasaba por UMASDECA a buscar la suya para llevarla a su escuela”, contó.

El resultado fue una red de colaboración espontánea que garantizó 96 mesas accesibles en Mar del Plata. “La discapacidad es una cuestión social. Nosotros hicimos nuestro esfuerzo, la comunidad hizo el suyo, y eso es lo que hoy celebramos. La inclusión se hace entre todos”, cerró Gladys.