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Opinión 16 de julio de 2023

Estrategias y conflictos por debajo del radar

Por Jorge Raventos

Hoy se libran en la provincia de Santa Fe las elecciones primarias más enardecidas  de este ciclo: las que definen las candidaturas de la coalición opositora, que en ese distrito no abarca sólo a Juntos por el Cambio, sino que está recargada con el aporte del socialismo y el progresismo, tendencias  arraigadas en el electorado santafesino.

Todos los estudios demoscópicos destacan el debilitamiento del gobierno que encabeza Omar Perotti y anticipan que la oposición superará muy cómodamente al oficialismo. Esa fuerte presunción de triunfo es probablemente uno de los motores principales de la virulencia con que se enfrentan los dos candidatos  opositores mejor ubicados en las mediciones, la presentadora y panelista televisiva Carolina Losada (alineada con Patricia Bullrich) y el ex ministro de Seguridad de la provincia y radical (de la línea de Martín Lousteau)  Maximiliano Pullaro.

Ambos contendientes creen que se están jugando la gobernación y están chocando “a todo o nada”; a tal punto que Losada declaró que ella no acompañará a Pullaro si éste gana la interna y que tampoco admitiría su compañía si la victoriosa fueraella. En una Santa Fe que luce como un  foco principal de la actividad delictiva ligada al comercio de drogas y en la que la inseguridad  pública es un tema prioritario, los adversarios se revolean acusaciones de vínculo con  las redes de narcotráfico.

Elisa Carrió, socia de la coalición opositora a nivel nacional, tomó distancia de su versión santafesina, tiene su propio candidato a gobernador de la provincia  (Eduardo Maradona) y cuestionó  muy acentuadamente las campañas de ambos postulantes principales. “Esa campaña es pornográfica. Cada cartel sale 1.800.000 pesos y en Rosario hay cinco por cuadra, me descompuse, sentí asco (…) la Justicia Electoral tiene que investigar de dónde sacaron el dinero. el nudo de corrupción y vinculación con el narcotráfico en Santa Fe”.

La descarnada  pelea interna de la oposición dejará esta noche un candidato a gobernador (y tendrá repercusión sobre la competencia que mantienen Patricia Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta por la postulación presidencial). Lo que deberá verse, a posteriori, será el efecto de ese resultado sobre la campaña y la competencia que culminará en septiembre con la elección general. ¿Podrá el triunfador de la interna opositora garantizarse el gobierno y la gobernabilidad en el próximo período?

La lucha contra el narcotráfico, que todos invocan, solo puede librarse con un gobierno fuerte y una articulación eficaz entre la autoridad local y la autoridad nacional.  Es más fácil hablar de narcotráfico que  diseñar y poner en práctica una estrategia  efectiva para combatirlo.

 Por debajo del radar

Hay otros temas que el debate político elude y que tienen que ver con la salud y las funciones irrenunciables del Estado. Un caso ejemplar emergió a la luz pública diez días atrás, aunque el tema venía desarrallándose sigilosamente desde hace más de un año.

En noviembre de 2022 la Jefatura de Gabinete del gobierno nacional, a través de la subsecretaría de Telecomunicaciones y Conectividad que depende de ella, autorizó a una empresa inscripta en la Argentina siete meses antes, a poner en funcionamiento una estación terrena de monitoreo satelital. El permiso fue otorgado con “carácter precario”,lo que no impidió que en pocas semanas la empresa  -registrada como Leolabs Argentina, y presentada como filial de una empresa estadounidense  radicada en California- concretara la inversión, erigera la planta y la pusiera en funcionamiento en el centro de Tierra del Fuego, en una estancia de la localidad de Tolhuin.

En Buenos Aires, el embajador de Estados Unidos Marc Stanley celebró el acuerdo que le permitía a Leolabs Space sumar un radar en Argentina a su red, ya en funcionamiento en otros países.

El 5 de mayo de 2022, cuando la firma recién acababa de iniciar sus trámites en el país, el embajador argentino en Washington, Jorge Argüello, se congratuló por la noticia, encuadrada como una inversión extranjera en el campo tecnológico: “Nuestro sector espacial está muy valorado“, señaló.

 Lo que dijo el general Paleo

En este punto, vale la pena incorporar datos muy significativos  que el jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas, general Juan Martín Paleo, publicó el último 9 de julio en un texto en el que vinculó la fecha histórica con cuestiones actuales: “La empresa LEOLABS – describe el general Paleo en un tramo de su escrito-  tiene sede en California (EE.UU) pero está compuesta de capitales británicos pertenecientes al Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte (RUGB).

En su propia página web, LEOLABS publica que es la principal empresa mundial proveedora de los siguientes servicios: A) Monitoreo y consciencia situacional de utilidad militar (LEOGUARD); B) Monitoreo de la posición orbital de los satélites (LEOTRACK); C) Identificación y alerta por riesgos de colisión en el espacio (LEOSAFE); D) Asistencia para la ubicación, seguimiento y recuperación de contacto con cargas útiles recién lanzadas a la órbita baja terrestre (LEOLAUNCH); E) Evaluación de los riesgos de colisión satelital; F) monitoreo de lanzamiento de vectores”.

Agrega Paleo: “Tal es el perfil dual de la empresa (es decir civil y militar) que en la composición del directorio de LEOLABS hay ex miembros del Departamento de Defensa de los EE.UU y de la comunidad de inteligencia de dicho país así como también de la Real Fuerza Aérea Australiana. En efecto las 6 estaciones de radar de LEOLABS están situadas en Estados Unidos, Australia, Nueva Zelanda, Portugal y Costa Rica. Los tres primeros países pertenecen al famoso acuerdo de Five Eyes que dichos Estados poseen con el RUGB y Canadá que tiene por objetivo compartir datos de inteligencia (…)La utilización de empresas privadas con estrechos vínculos con las Fuerzas Armadas de otros Estados para obtener información y de esa manera aumentar su capacidad militar, ya resulta una tendencia insoslayable en los conflictos armados de la actualidad”.

El general Paleo reflexiona sobre las consecuencias eventuales de la instalación del radar de Leolabs: “En lo que respecta a la amenaza a nuestra seguridad nacional, el RUGB mediante esa instalación está en capacidad de:

1- Brindar alerta temprana y consciencia situacional del espacio de batalla espacial en la órbita baja en la Argentina. Esto en concreto significa que el RUGB podrá monitorear nuestra actividad satelital tanto civil como militar (cuyos proyectos son justamente satélites de órbita baja) desde nuestro propio territorio en Tierra del Fuego.

2- La banda de operación (banda S) declarada por la empresa, coincide con la banda de operación de las estaciones terrenas de emisión y recepción de datos en banda S, recepción en banda X y Ka de los satélites argentinos. Esta significa que podrían interceptar datos y consecuentemente observar objetivos terrestres, marítimos o detectar aeronaves.

3- Seguimiento de trayectorias y lanzamiento de vectores como los que está desarrollando la Argentina desde la CONAE (familia de vectores Tronador).”

Cuando el artículo del general Paleo se publicó, el ministro de Defensa, Jorge Taiana ya había reclamado a la Jefatura de Gabinete que suspendiera de inmediato el convenio con Leolabs, algo que –apoyándose legalmente en el carácter precario de su aprobación- se decidió “hasta tanto se expidan sobre él los ministerios de Defensa y de Relaciones Exteriores”.

Resulta llamativo que esa consulta no se hubiera hecho nueve o deiz meses atrás, antes de otorgarse la aprobación (así fuera precaria) a través de una ignota secretaría de la Jefatura de Gabinete. En todo caso, del hecho muestra las deficiencias de una administración estatal compartimentada y de un  dramático déficit para asumir los ejes estratégicos nacionales.

 Más allá de la grieta

 Evidenciando que el tema puede (debería) estar más allá de los alineamientos partidarios, un diputado de Juntos por el Cambio, el fueguino Federico Frigerio, con información emparentada con la que difundió el general Paleo e instrumentó el ministerio de Defensa, denunció e hizo pública su indignación por la negligencia exhibida en primera instancia tanto por el gobierno nacional como por el gobierno provincial que encabeza el kirchnerista Gustavo Melella: “Ignoraron la instalación de una estación terrena satelital de una empresa de capitales británicos en Tierra del Fuego Es inaceptable que se les pase semejante operación por las narices”,.indicó el legislador nacional por Tierra del Fuego.

Pese al rol vigoroso que jugó en el asunto un legislador de sus filas, las principales figuras de la coalición opositora no tomaron el asunto como base para un debate sobre el tema de la defensa nacional y la atención que esta requiere.

En su artículo del 9 de julio, el general Paleo destacó una primera conclusión que debería interesar a las fuerzas políticas:  “Esta instalación, en construcción desde principios de año en nuestro territorio, pone de manifiesto la necesidad de disponer de una alerta temprana que permita adoptar a tiempo contramedidas que eviten la afectación de nuestros intereses soberanos (…)A los efectos de garantizar los intereses vitales de la Nación, deben preverse y mantenerse los mecanismos necesarios para el control, la vigilancia, el reconocimiento y la producción de inteligencia militar estratégica de los espacios aeroespaciales, marítimos, terrestres y ciberespaciales. Este marco situacional debe ser abordado a partir de niveles de disuasión razonables, en cumplimiento de la misión primaria y esencial del INSTRUMENTO MILITAR”. Palea aporta  un razonamiento explicativo: “Como muestra el conflicto en Europa del Este y las imágenes que son de público conocimiento, el empleo de satélites y radares es de vital importancia a los fines de desplegar a las FF.AA. de acuerdo a la dirección de la maniobra militar del enemigo (…)  En el marco de nuestra Estrategia Militar Multicapa de Restricción de Área el dominio aeroespacial constituye nuestra primera capa de defensa a los fines de monitorear y estar en condiciones de anticipar mediante el empleo de satélites las maniobras de posibles Amenazas Estatales Militares Externas (AEME). Ser vulnerable en esta primera línea de defensa nos dejaría sin consciencia situacional para monitorear el ejercicio de nuestra soberanía en nuestro territorio y espacio jurisdiccionales y quedaríamos sin la capacidad de anticipar un ataque de una AEME”.

 Inocencias inaceptables

El importante artículo del general Paleo insiste en un concepto que ha desarrollado en otras oportunidades y es núcleo de la estrategia de defensa: “Nuestra provincia de Tierra del Fuego, Malvinas y Antártida constituye el principal nodo de conexión de una amplia red de suministros, y esa conectividad la convierte en un eje de estrategia geopolítica para todos los actores presentes en ese escenario, dispuestos a confrontar intereses”. En su posicionamiento geopolítico, riquezas y centralidad en la conexión de océanos y continentes radica el enorme valor de Malvinas, ha señalado. En ese sentido, Paleo describe en su último texto lo que define como “nuestra maniobra estratégica”,  compuesta por una concentración de iniciativas (reapertura de la Brigada X de la Fuerza Aérea en Río Gallegos,  puente aéreo entre la Argentina Continental y la Argentina Insular -Tierra del Fuego-, radar de vigilancia aérea en río Grande,  creación de una Guarnición Militar Conjunta en Tierra del Fuego, reapertura de Petrel como nueva puerta de acceso a la Antártida,  apertura de una Unidad del Ejército en Tolhuin). “Cuando se produce una competencia en un escenario (en este caso el Atlántico Sur) –reflexiona el general- ambos competidores emiten sus mensajes. Al mensaje estratégico argentino, Gran Bretaña responde instalando en forma indirecta, a través de una empresa privada un radar…en Tolhuin!!!. Sería de una inocencia inaceptable en este nivel de Conducción considerar lo acontecido como una mera casualidad”.

Hubo “una inocencia inaceptable” en el trámite que abrió la puerta a la empresa de capitales británicos. Hay un silencio de radio entre los actores políticos que compiten por el poder y no dan la impresión de estar escuchando. Así se siembran, quizás, futuras “inocencias inaceptables”.



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