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Opinión 15 de octubre de 2023

Exportaciones e inversiones: las vías para garantizar el ingreso de dólares genuinos

Por Rodolfo “Manino” Iriart

La comunidad internacional atraviesa múltiples desafíos en el actual contexto que estamos viviendo. La creciente desigualdad social es uno de ellos, y pone de alerta a los países miembros de las Naciones Unidas.

El Secretario General de la ONU, António Guterres, ha presentado un alarmante informe titulado “Un mundo de deuda: Un peso creciente para la prosperidad mundial”. Según este documento, la deuda pública mundial alcanzará un récord histórico de 92 billones de dólares, lo que representa una alarmante quintuplicación desde el año 2000.

La deuda externa de los países se ha convertido en un condicionante para el desarrollo y el crecimiento económico. Argentina no está ajena a esta realidad y padece dicho diagnóstico, acompañado de altos niveles de inflación y de pobreza.

La inflación en nuestro país se explica por la falta de reservas -dólares- en el Tesoro Nacional que obliga a mantener una devaluación permanente del dólar oficial que impacta en los precios del mercado interno y encarece el costo de vida de la población.

Es buena la oportunidad para recordar que las vías más importantes que tiene un Estado para adquirir dólares es mediante los mecanismos de toma de deuda, que nuestro país ya ha experimentado, produciendo fugas de capitales en manos de inescrupulosos, con dólares entrando y saliendo de inmediato de nuestro territorio. El nivel de endeudamiento de Argentina es muy alto y ya se encuentra comprometido en sus obligaciones de pago. Por eso se tuvo que recurrir a una restructuración con los organismos multilaterales de créditos y los fondos de inversiones privados en el 2021.

Otra forma de que ingresen dólares en la que también tenemos experiencia, es la venta de las empresas del Estado, donde ingresan dólares de inmediato y se baja la inflación con posible estabilidad, como se hizo en la década de 1990 con el recordado Domingo Cavallo, Ministro de Economía del momento y actual asesor del candidato presidencial Gabriel Milei. Esto produce un engaño a la población. Tendríamos dólares momentáneos producto de la venta de nuestros activos, convirtiéndose en un “veranito” de algunos años que con posterioridad como sociedad sufrimos y lamentamos.

Es menester recordar como los argentinos recorrían el mundo con ese dinero de fácil acceso en el llamado 1 a 1 (un dólar, un peso). Muchas firmas locales pasaron a manos del sector privado, sin estar en el marco de un plan de desarrollo nacional, donde la eficiencia en la gestión, de dichas empresas, se cuestionó al finalizar dicho periodo a comienzos de los años 2000.

La tercera forma de que Argentina acceda a dólares de forma masiva (creo que es la más importante y oportuna) son las exportaciones e inversiones; es el momento en el cual el mundo necesita lo que la Argentina tiene. Queda demostrado como crecen las economías regionales cuando logran exportar y eso debe ser apoyado cada vez más por el Estado, estimulando, capacitando y facilitando el acceso al crédito. No hay ciudad hoy en la Argentina donde no haya PYMES sacando sus productos al exterior demostrando que se pueden lograr los objetivos.

También ayudaría que se aumenten los niveles de stock de inversiones extranjeras directas- IED-. En 2022 la inversión extranjera en Argentina creció más del 120% en 2022 y se duplicó respecto de la pre-pandemia. Se ubicó en el valor más alto desde al menos 2003; y superó el récord previo de 2012. Sin embargo, no fue suficiente para atender la demanda de dólares que el país necesita para funcionar con total normalidad.

Esta radiografía nos convoca tanto al sector público y privado a lograr los consensos necesarios para diagramar un plan estratégico de desarrollo nacional a mediano y largo plazo, donde la reducción de la inflación a un dígito sea un objetivo, independientemente del color político. Es decir, ir en camino hacia una baja del índice inflacionario, sin necesidad de recurrir a medidas extremas, como la apertura indiscriminada de las importaciones o el ajuste fiscal severo, que ponga en peligro millones de puestos de trabajo. Como ejemplo del escaso equilibrio, tenemos lo ocurrido durante la convertibilidad, donde en el año 1994, la inflación rondaba entre el 1 % y el 2 %, pero con más de 15 % de la sociedad en desempleo.

Actualmente tenemos que poder alcanzar altos niveles de empleo con baja inflación y fortalecer el poder adquisitivo salarial. La crisis mundial, la escases de alimentos y el dolor de las guerras actuales contrapuesto con las grandes riquezas e innumerables capitales también generan oportunidades. El mundo nos necesita y hay una posibilidad agregando valor a la producción que nuestro país tiene que aprovechar para engrosar las reservas del Tesoro Nacional que nos respalde y además que impacte de lleno en los precios del mercado interno, bajándolos y abaratando la vida de la población.



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