Cultura

Felipe Pigna resucita a las “mujeres insolentes” de la historia sudamericana

En su último libro, habla de estas valientes que se levantaron contra el orden establecido y tomaron las armas, las letras o la política.

por Irene Valiente

BUENOS AIRES.- La Gaitana, Martina Céspedes, Eulalia Ares, Juana Azurduy, Alfonsina Storni… todas tienen algo en común: mujeres valientes que marcaron la historia sudamericana pero que fueron apartadas de los manuales. Ahora, Felipe Pigna resucita a estas “insolentes” en su último libro.

“Había escrito ya ‘Mujeres tenían que ser'(2011), que habla de la historia de las mujeres latinoamericanas, y me parecía interesante hacer algo más resumido, biográfico, destinado al público infanto-juvenil y apto para el general también”, cuenta el historiador en una entrevista con EFE.

Fue entonces cuando compartió la idea con Augusto Costhanzo, quien se animó a ilustrar a 29 rebeldes que marcaron el continente entre los siglos XV y XIX y aportó así el color y la originalidad a los pequeños relatos de Pigna, lo que resultó en la obra “Mujeres insolentes de la historia” (Planeta), de la que, en menos de un mes, ya se vendió cerca de 20.000 ejemplares.

“Insolente es un término que había sido muy usado durante la época de la conquista contra las indígenas y aquellas niñas rebeldes, incorrectas. Me parece muy lindo darle un sentido positivo a algo que fue tan feo”, cuenta.

El autor habla de estas valientes que se levantaron contra el orden establecido y tomaron las armas, las letras o la política en un libro que considera, por lo menos, “oportuno” porque, a su juicio, pese al gran papel que ha tenido la mujer en la historia, este siempre fue silenciado.

De ahí que deteste esa “frase maldita” y “horrenda” de ‘detrás de todo gran hombre hay una gran mujer’, ya que considera que la historia se escribió así, de una forma “machista”, y, en la mayoría de manuales y publicaciones, ellas fueron plasmadas como “consortes, compañeras, ayudantes y colaboradoras”.

Pigna recuerda que, ya en la antigüedad, pese a no contar con ningún derecho político, adquirieron un gran nivel de protagonismo en la literatura griega “de mano de las Lisístratas y las Antígonas, mujeres muy potentes que claramente reclamaban algo que no tenían”.

Esto se replicó en innumerables ocasiones, como durante la Revolución Francesa, cuando la mujer se convirtió en un icono y, sin embargo, no la dejaron tener una participación relevante: “Se la usaba como símbolo, pero en los hechos no mejoraba su condición”, señala.

Por eso piensa que es importante que niñas, niños y adolescentes “tomen contacto” con estas luchadoras olvidadas, aunque lamenta que haya que contar sus vidas aparte, cuando “tendrían que estar integradas en la historia general”.

Consultado por el impacto que ha causado el movimiento feminista en el último año a nivel mundial y si tiene algo que ver con la publicación de esta obra, el historiador admite que es un buen momento para hacerlo porque hay muchas “preguntas” acerca de si la mujer “siempre luchó” de esta forma.

“Parece que fuera una novedad estos últimos años, y lo que digo en el libro es que nunca dejó de reclamar por el lugar que le correspondía históricamente”, apunta.

Entre estas “insolentes” que no callaron y cuyas acciones Pigna quiso difundir, se encuentran las cacicas Anacaona y La Gaitana; la heroína guaraní Juliana; la líder de la “Revolución de las Mujeres” en 1862 Eulalia Ares o la primera médica graduada en Argentina, Cecilia Grierson.

En un encuentro con la prensa, Pigna destacó la vida de Martina Céspedes, quien, durante la invasión inglesa de Buenos Aires de 1807, hizo pasar a su pequeña pulpería a una docena de soldados, los emborrachó a aguardientes y, junto a sus hijas, los desarmó y ató en el sótano del local.

“Tres mujeres producen la captura más importante de prisioneros de rango de oficial”, recordó sobre la audaz porteña, quien, tras esta artimaña, fue condecorada con el cargo de sargento mayor del Ejército.

La gerente editorial del área infantil y juvenil de Planeta en Argentina, Adriana Fernández, apuntó que, pese a casos como el de Céspedes, muchas de las que “salieron a la lucha tenían un vínculo que acreditaba su lugar militar”, es decir que, en general, no eran guerrilleras “espontáneas, sino que venían de la mano de su marido”, porque no tenían otra manera.

“Pero muchas los ven morir, siguen, levantan las armas y salen a matar” como las líderes que eran, aseguró antes de hacer hincapié en que en el libro aparecen “una cantidad de actos heroicos que, si los hubieran llevado adelante los hombres, no nos alcanzaban los ‘Billikens'”.

Como las mujeres “insolentes” que fueron borradas o relegadas a un segundo plano de la historia no fueron solo estas 29, Pigna adelantó que ya está en marcha otro volumen sobre las del siglo XX.

Todas ellas ayudarán a seguir evidenciando que la historia, por mucho que todavía cueste mostrarlo, “no viene de la mano de un hombre”, señaló.

EFE.

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