Cuando dentro de 20 años se recuerde la pandemia del coronavirus habrá anécdotas de todo tipo. Muchas seguramente estarán vinculadas con los cambios de hábitos que tuvieron que hacer los argentinos. Desde las acciones más elementales de supervivencia hasta las costumbres familiares que se vieron alteradas.

Las disposiciones que adoptaron la mayoría de los comercios de venta de productos esenciales generaron un cambio significativo en la rutina de hacer las compras. Es que para evitar aglomeramientos y minimizar el contacto con los trabajadores, se dispusieron una serie de medidas preventivas que, por lo general, se respetan a rajatabla.

La imagen de un supermercado o local con mucha gente adentro quedó en el pasado. Desde que se decretó la emergencia sanitaria por el coronavirus, se limitó el ingreso de clientes. Sólo se deja ingresar un grupo reducido (según la capacidad del local) y el resto debe esperar afuera. Ahí también aparece otra postal inédita: la extensa fila con amplia separación entre las personas. En muchos casos, la hilera es de media cuadra.

Una vez adentro del lugar, la habitual operatoria se modifica. “Esperar detrás de la línea roja”, advierte el cartel.
A un metro del mostrador, una marca de color marca el límite y hasta ahí se puede llegar. El objetivo es no acercarse demasiado al mostrador donde está el empleado que antes atendió a cientos de clientes y luego lo seguirá haciendo.

Los trabajadores también toman sus recaudos. Muchos utilizan un barbijo y la gran mayoría se pone guantes. En algunos lugares, optaron por poner una protección de lona transparente adelante de la caja, para evitar contacto a la hora de pagar.

En muchas ferias comunitarias y también en fruterías de autoservicio, hay guantes descartables para que cada cliente pueda elegir sus productos. Además se registraron comercios en los que al ingresar ofrecen líquido sanitizante para todos los clientes.

Aunque a esta altura del partido, con varios días de cuarentena, no debería ser una sorpresa, en todos los comercios hay carteles que advierten sobre las precauciones.

“Máximo dos personas”, “Esperar detrás de la línea roja”, “Con motivo de evitar el ingreso masivo de clientes forme fila con distancia prudencial y aguarde a ser llamado”,

“La cantidad máxima del local podrá ser de hasta 15 personas”, resaltan.

En otros también agregan recomendaciones para evitar la propagación del virus y para proteger a los trabajadores. Entre los consejos resaltan que concurra al lugar solo un integrante por familia a hacer las compras y que no lo hagan con niños.

En algunos supermercados designaron un horario específico para los mayores de 60 años. “De lunes a sábado de 7 a 8 nuestro local abrirá exclusivamente para clientes mayores de 60 años”, señala uno de ellos.

La recomendación general es que para evitar la circulación de ciudadanos, sólo se salga de los hogares para hacer las compras indispensables y que lo haga uno solo por familia.

“Se cumple”

El Sindicato de Empleados de Comercio advirtió en el inicio de la pandemia de la necesidad de extremar las medidas de higiene.

Tras los primeros días de cuarentena, el secretario general del Sindicato, Guillermo Bianchi señaló que “en los primeros días hubo mucha gente pero después empezó a mermar”. “La gente va tomando consciencia”, consideró.
Respecto al cumplimiento de las medidas preventivas en los comercios de la ciudad, advirtió que “hay patronales que no cumplen y tuvimos que hacer inspecciones muy fuertes con la Municipalidad y el Ministerio porque había lugares que no cumplían”.

No obstante, afirmó que “en líneas generales se cumplen”.

“Después están las excepciones. Hay que hablar con la gente que tiene que darse cuenta que en el rubro alimentos se está haciendo un gran esfuerzo porque es indispensable. Hay que ser respetuoso, no llevar criaturas, no ir con personas grandes, hacer la compra rápido y retirarse”, cerró.