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Opinión 10 de diciembre de 2019

Fin de una etapa para un dirigente político de vertiginosa carrera: Macri

(Foto: archivo)

por Alejandro Esteban Bidondo

Mauricio Macri era prácticamente un desconocido en la escena política allá por comienzos de 1995, cuando anunciaba su intención de presentarse en las elecciones del Club Atlético Boca Juniors.

Una “fuente bien informada”, del mundo del atletismo y con cercanía al dirigente Pablo Abbatángelo, ofreció entonces la primicia a NA, que anunciaría con mucha anticipación la postulación del hijo de Franco Macri.

Nacería un dirigente que inició su carrera en Boca, se proyectó a jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y llegó a Presidente de la Nación.

Era el inicio de una etapa que se termina este martes 10 de diciembre de 2019 y que observa su complemento crepuscular en el club de la Ribera, donde se pone el sol para el delfín de Macri, Daniel Angelici, para que se habilite otro mandato de Jorge Amor Ameal, con un volante creativo como Juan Román Riquelme en su comisión directiva.

Detrás de todo el andamiaje -sigue contando aquella misma fuente a la agencia NA- hoy, ya en otro siglo, se esconde una figura clave de la política democrática de la Argentina desde 1983 a la fecha.

Enrique “Coti” Nosiglia aparece como “el padre de la criatura” que entregó el poder nacional a un nuevo presidente constitucional, Alberto Fernández.

Para que Macri llegara a la presidencia de Boca en 1995, hubo una negociación entre él y “El Coti”, quien acercó a su lista el bolsón decisivo de votos, con casi 3.000 afiliados radicales.

Ese personaje de la Unión Cívica Radical -“El Coti”- aparece ahora, con el diario del lunes en la mano, como algo más que un “Gurú”.

Se dice en los mentideros de la política que hace meses Nosiglia empezó a pugnar para que Mauricio Macri aprobara desdoblar la elección de gobernador de la provincia de Buenos Aires de las nacionales.

Cuentan que Macri nunca aceptó el consejo y entonces, la relación terminó de mala manera.

Seis meses atrás “El Coti”, antes de pegar un portazo en la mismísima Casa Rosada, le gritó: “¡Vas a perder la Nación, la Provincia y Boca!”.

El radical disgustado comenzaría entonces a armar una coalición entre Ameal, Mario Pergolini y Riquelme con la condición de quien los hinchas consideran como mejor jugador de Boca de todos los tiempos anunciara su decisión de ir en esa lista a último momento.

El mismo análisis lo aplican a las elecciones en la provincia de Buenos Aires, donde la fórmula de María Eugenia Vidal – Daniel Salvador tuvo su Batalla de Normandía en el Gran Buenos Aires, ya que ganaron en el interior del territorio.

Dicen, con la lógica del diario del lunes, que el “efecto Nación” volteó simultáneamente al gobierno bonaerense con el poder de ese electorado hiper-poblado.

(*): NA.