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Policiales 14 de mayo de 2020

Fue condenado en marzo y pidió el arresto domiciliario por ser sordo: se lo negaron

El juez Roberto Falcone, del Tribunal Oral N°2, rechazó el pedido de salir de Batán y continuar el arresto en su casa de un hombre al que había condenado hace dos meses.

Sordera y un problema en la piel fueron los trastornos de salud que un ladrón presentó ante  el juez que lo condenó hace solo dos meses para que le permitiera salir de prisión por temor a contagiarse de coronavirus. En un fallo de cinco páginas el magistrado lo puso en el lugar correcto: la cárcel.

La historia resulta inverosímil pero demuestra al aprovechamiento de muchos presos ante la controversia por las políticas de descongestión de las unidades penales y los fallos judiciales. También evidencia la postura de la Justicia en muchos casos en los que el derecho suprimido de la “libertad” debe mantenerse suprimido.

La parte final de este episodio se inició el 16 de marzo, cuando Mario Parisotti fue condenado a cuatro años y un mes de prisión por cometer tres robos a mano armada en la primavera de 2018. Fueron tres hechos consecutivos, el primero de ellos el 29 de septiembre en un local de la calle Güemes al 3100, donde redujo a una empleada, la encerró en un cuarto y se apoderó de mercadería y dinero en efectivo.

Un mes después el 26 de octubre cometió un hecho similar en Castelli al 1300, también en proximidades de la calle Güemes, donde desplegó el mismo accionar. Apenas 24 horas después intentó asaltar un negocio de Tejedor casi Constitución pero al escapar fue aprehendido por la policía.

Las averiguaciones realizadas por los investigadores permitieron vincular los tres casos y no quedaron dudas de que se trataba de Parisotti, ya que había cámaras de seguridad que lo habían captado con nitidez. Además durante el allanamiento a su casa se secuestraron algunos de los objetos robados.

A una condena se puede llegar por un juicio abreviado, que es un instrumento que posibilita acortar tiempos y recursos. Es cuando el imputado reconoce el hecho y acuerda con el fiscal una pena razonable. Un juez debe avalarlo y eso hizo el integrante del tribunal oral N°2, Roberto Falcone.

En la sentencia se estableció que el arma usada en el hecho en el que lo detuvieron era de utilería. Por eso se acordó la pena de 49 meses de prisión por dos robos agravados por el empleo de arma de fuego cuya aptitud para el disparo no ha podido tenerse por acreditada y robo agravado por el empleo de arma de fuego de utilería en grado de tentativa en concurso material.

Pero días atrás Parisotti, por intermedio de la defensora oficial María Carla Ostachi, presentó un pedido de morigeración de la prisión en favor de una prisión domiciliaria, solicitud inicialmente denegada por el fiscal Fernando Berlingeri.

El juez que condenó debió intervenir nuevamente. “Que, en relación a la morigeración solicitada por la Defensa por la pandemia del virus COVID-19, adelanto mi postura en cuanto no considero adecuado su otorgamiento”, falló Falcone.

Los argumentos se basaron en que “al haberse dictado una condena y a pesar de que la misma no esté firme, el status jurídico de inocencia -aún presente- se ha visto disminuido por una pena no sólo de efectivo cumplimiento sino que al momento no ha cumplido siquiera la mitad de la misma. Sumado a lo cual, en el mismo acto referido, se lo declaró reincidente en función de los antecedentes condenatorios que presentaba”.

También en que no se encontró “asidero alguno en la referida problemática sanitaria respecto a Parisotti ya que, según la prueba acompañada por la propia Defensa, las patologías presentadas (hipoacusia y problemas dérmicos) no poseen correlación alguna con los factores de riesgo de la pandemia COVID-19″.

Parisotti continuará con el cumplimiento de la pena en la Unidad Penal N°15 de Batán.