El proyecto solidario “Gigantes de Amor” surgió de la mano de un matrimonio, que decidió no ser indiferente a las necesidades de los chicos que veían en el barrio. Laura explicó que ella y su marido, Marcelo, son sólo personas comunes con ganas de ayudar, que decidieron empezar a trabajar por el barrio y enseguida sumaron colaboraciones. Al comienzo Gigantes de Amor era un merendero. Hoy, es un centro comunitario que prepara merienda, comidas, tiene un roperito y ayuda a las familias del barrio en todo tipo de necesidades.

Asistiendo desde distintos lugares

El comedor de Gigantes de Amor funciona lunes, miércoles y viernes, porque actualmente no dan a basto como para hacerlo diariamente. Esos días, las madres se acercan al comedor con sus ollas y se llevan las raciones de comida para toda la familia; cuando hay descartables, se llevan viandas, pero son difíciles de conseguir.

Además, los miércoles se hacen las listas. Eso es, que las mamás pueden acercarse a Gigantes de Amor y pedir aquellas cosas que necesitan y que no pueden conseguir: zapatillas para alguno de sus hijos, ropa, una manta.

Laura, Marcelo y otras madres que colaboran con el proyecto se encargan de tratar de conseguirlo todo. Algunas cosas ya las tienen en el roperito que también funciona allí, y sino intentan conseguirlas por otros lados.

Todo se mantiene organizado, y los pedidos se entregan el jueves o el viernes a la tarde, de acuerdo a cómo esté el clima. Laura explicó que la cuestión del tiempo es muy importante para todas las actividades, porque la mayoría de los hogares sufren mucho la lluvia y el frío. Por eso, también colaboran también con el barrio en casos de temporales o inundaciones.

Devolver lo que fue dado

Laura contó que su necesidad de ayudar a los chicos que viven en condiciones de precariedad le viene dado a través de su propia historia. “Yo era una nena de la calle en su momento, con un montón de carencia, y sé lo que es no tener. Querer hacer, querer levantarse, querer seguir, querer vivir y no tener quién te dé una mano. Entonces nosotros con mi esposo nos pusimos la tarea que si hay un nene al que le podamos dar la posibilidad de cambiar su futuro, viendo que hay una familia atrás, hay que hacerlo”, relató.

También contó que ella misma vivió el afecto y el acompañamiento de una persona que trabajaba en un comedor, y que eso la formó y marcó el resto de su vida. “Cuando era chica iba a un comedor y conocí a una señora que me adoptó tipo pollo y me empezó a cuidar y a guiar. Hoy soy la mujer que soy por la enseñanzas de esa mujer”.

Contacto

Aquellos interesados en colaborar con Gigantes de Amor, con donaciones de todo tipo, pueden comunicarse a los teléfonos celulares de Laura (0223156813310) o de Marcelo (0223155867379); o al fijo 4832409.