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Cultura 30 de mayo de 2017

Grandes libros, pequeños lectores

La niña de agua, de Iris Rivera, con Ilustraciones de Josefina Calvo, Del Naranjo, Colección luna de azafrán. 2015.

por Melina López de Ipiña

Esta es una historia de aguas profundas. La historia de un lago. La historia de una niña y un lago. La historia de una niña, un lago y un pescador de lunas. Iris Rivera nos sumerge, a través de sus palabras y en conjunto con las ilustraciones de Josefina Calvo, en un relato en el que los encuentros, las transformaciones y los silencios cobran protagonismo.

“Se hizo un silencio insoportable/ de aire quieto/ y en la garganta de la noche/ la niña comenzó a cantar. / Era un canto envolvente/ parecido a una niebla/ casi un perfume”. Nos mecemos y nos cautivamos a través del canto de la niña, un personaje mágico que nos remonta a seres mitológicos como la sirena, la ninfa, logrando que nos enreden y nos lleven aguas adentro, ante una lectura cargada de misterios.

Una de las escenas más atrapantes de este libro es el encuentro entre la niña como ser mitológico y el pescador de lunas, es decir, con el humano. “La niña de agua lo enredó/ lo llevó lago adentro/ allí donde la luna/ se balanceaba como un pétalo. Toda la noche estuvo el pescador/ abrazando a la niña/ escondida en su pelo/ buceándola”. Este encuentro parece detener el tiempo y dejar flotando la escena, meciendo al pescador con el dulce canto y arrullo de la niña. Pero todas las noches terminan y comienzan los amaneceres, que confunden y disuelven: “Pero/ con la primera luz de la mañana/ el canto de la niña se disolvió/ y el pescador de pronto solo/ confundido sin niña y sin luna/ respiró a bocanadas el amanecer”.

Las ilustraciones de Josefina Calvo realizadas a través de la técnica del collage, cargan aún más de misterio y profundidad a esta historia, la utilización de colores oscuros como el bordó, el negro, nos remiten a la noche, al misterio, a la inmensidad del mar. Sin embargo, el amanecer nos invita a visualizar otra paleta de colores como el blanco, el rosa y el gris. Quedan invitados a sumergirse y dejarse mecer por este bello texto cargado de profundidad.

(*): Integrante de la ONG Jitanjáfora.