CERRAR

La Capital - Logo

× El País El Mundo La Zona Cultura Tecnología Gastronomía Salud Interés General La Ciudad Deportes Arte y Espectáculos Policiales Cartelera Fotos de Familia Clasificados Fúnebres
Cultura 9 de mayo de 2016

Grandes libros, pequeños lectores

El hogar de Miss Peregrine para niños peculiares, de Ransom Riggs, Planeta, 2015

Por Lucía Couso
Integrante de la ONG Jitanjáfora

¿Qué es la peculiaridad? Acaso es otra forma de nombrar lo raro, lo que transgrede ciertos parámetros sociales, ciertas normas. Estar ante lo peculiar ¿no es acaso estar frente a lo extraordinario? En ese terreno nos suele ubicar la literatura fantástica. El hogar de Miss Peregrine para niños peculiares, novela asentada en el género, toma el problema de los límites establecidos entre lo normal y lo extraño a través de la historia de Jacob. Este personaje, que se describe a sí mismo como un outsider, nos va a contar su ingreso al mundo adulto, al mundo de su abuelo, a través de una serie de aventuras que involucran hipermercados, barrios residenciales, viajes en el tiempo, monstruos con tentáculos en la boca y una taberna llamada “hoyo del sacerdote”.
El texto se apoya en una serie de fotografías que refuerzan y reescriben el argumento de la novela. Se descubre a partir de esa otra lectura una investigación hecha por el autor sobre la fotografía y sus usos. La fotografía no sólo es registro y prueba de la existencia de ese otro mundo con el que Jacob se encuentra, sino que es parte de la narración.
El hogar de Miss Peregrine para niños peculiares, a diferencia de muchas novelas juveniles, muestra la complejidad de las relaciones afectivas, pues aparecen los vínculos familiares y las amistades simplificados en su diversidad y ambigüedad, lo que permite situaciones mucho más verosímiles y reconocibles para los lectores. No todo es lo que parece en este mundo fantástico, ni lo que sentimos, ni lo que vemos y tampoco lo que somos.



Lo más visto hoy