por Carina Curutchet

Las voces del fuego. Mitos y leyendas de Nuestra América reúne ocho relatos que, como explica Mario Méndez en su prólogo, son muy antiguos pero permanecen vivos en la memoria y en la palabra, en cada montaña y en cada bosque, atravesando cada rincón de nuestro continente y convocándonos alrededor del fuego a escuchar, a compartir, como antes, como siempre. De esta manera, mitos y leyendas de diversos pueblos americanos se presentan reversionados por reconocidos y talentosos escritores.

El diseño de la antología contribuye al diálogo entre voces que se promueve desde el título. Cada texto literario es precedido por una breve explicación que aporta datos contextuales sobre el pueblo al que pertenece el mito o la leyenda o, en otros casos, sobre el proceso de selección y reescritura de los mismos. Al finalizar cada uno de ellos, los autores “nos cuentan” acerca de su vínculo con estos relatos como lectores y como viajeros, su motivación para reescribirlos, su proceso de búsqueda de fuentes diversas y, sobre todo, su deseo de transmitir las historias que los han conmovido. Finalmente, un último paratexto nos presenta con un dinámico diseño las biografías y fotos de los autores. Las ilustraciones, por su parte, juegan con el blanco y negro y con el color, a través del cual se destaca algún personaje u objeto significativo para cada historia. No pueden dejar de mencionarse las fotografías que acompañan al prólogo, en donde se pueden observar habitantes de pueblos originarios, monumentos históricos, ruinas y esculturas.

Los textos que componen esta antología son “El que fue oso”, de Márgara Averbach; “Sedna y la casa del mundo”, de Laura Ávila; “Visitas en la noche” de Victoria Bayona; “La belleza y la luz” de Liliana Bodoc; “El juego” de Jorge Grubissich; “Una isla en el profundo mar” de Lilia Lardone; “Amor marino” de Mario Méndez; y “El beso de piedra” de Sandra Siemens. El amor, la fraternidad, el terror, las metamorfosis y la magia son algunos de los “hilos” que hilvanan estos textos y entretejen este entramado de voces que, como el fuego, iluminan, cobijan y convocan.

(*): Integrante de la ONG Jitanjáfora