Cultura

Grandes libros, pequeños lectores: “La historia interminable”

La ONG Jitanjáfora reseña la novela de Michael Ende, también traducida como "La historia sin fin", que hace que los apasionados por los libros sientan la irresistible atracción por leer.

“La historia interminable”

Michael Ende

Loqueleo-Santillana

Buenos Aires

2001

424 páginas

Por María Elena Estruch (*)

La lectura de esta novela permite al lector habitar dos mundos: el real, donde vive un singular jovencito, Bastian Baltasar Bux, apasionado por los libros, y el mundo imaginario, del pequeño Atreyu. Ambos personajes se unen para salvar al reino de Fantasía, amenazado por el devorador avance de la Nada.

Esta dualidad de escenarios crea una atmósfera de asombro y misterio que se logra aclarar a partir de los colores que el mismo autor, Michael Ende, eligió para contar la historia, “verde” para referirse a la narración en sí, y color “púrpura”, cuando le da vida al pequeño Bastian en su mundo real.



La versión alemana de “La historia interminable” o “La historia sin fin”, como se conoce en los países de Latinoamérica, presenta cada capítulo con un dibujo de una letra del abecedario, de allí que sean 26 los capítulos, de la A a la Z, y se respete ese orden en todas las ediciones.

La singularidad de esta obra hace que sea elegida para integrar un itinerario de libros-refugio-bibliotecas propuesto por nuestra ONG Jitanjáfora y que se puede explorar en https://jitanjafora.org.ar/itinerario1/de-bibliotecas-libros-refugio-y-personas-puente/

Tanto el lenguaje como la descripción de los personajes y los paisajes de esta historia hacen que los apasionados por los libros sientan la irresistible atracción por leer, porque “quien no haya pasado nunca tardes enteras delante de un libro, con las orejas ardiéndole y el pelo caído por la cara, leyendo y leyendo, olvidado del mundo, sin darse cuenta de que tenía hambre o se estaba quedando helado… Quien no conozca todo eso por propia experiencia no podrá comprender probablemente lo que Bastian hizo entonces, miró fijamente el título del libro y sintió frío y calor a un tiempo. Eso era, justo, lo que había soñado tan a menudo y lo que, desde que se había entregado a su pasión, venía deseando: ¡una historia que no acabase nunca! ¡El libro de todos los libros!”.

(*) Integrante de la ONG Jitanjáfora. Redes sociales para la promoción de la lectura y la escritura.

Te puede interesar

Cargando...
Cargando...
Cargando...