Cultura

Grandes libros, pequeños lectores: “Selene” y “Letras sueltas”

Para conocer dos nuevos textos de la amplia oferta de literatura infantil y juvenil.

Por Lucía Belén Couso (*)

Selene, de María Teresa Andruetto, Ilustraciones de Germán Wendel (Sudamericana)

El nuevo libro de María Teresa Andruetto, ilustrado por Germán Wendel, cuenta la historia de una niña, Selene, y Luisa, la mujer que la cuida, durante nochebuena. Un conflicto en apariencias simple, el deseo de Selene de pasar la nochebuena con Luisa, deja ver las complejas relaciones que se tejen entre los adultos y en la que los niños quedan, también, un poco enredados.

Podemos imaginar, a partir del relato de Andruetto, que la relación de Luisa y Selene se ha construido a través de la palabra poética entre el arrullo, la poesía popular, y las narraciones de la vida de la cuidadora, cargadas de un aire de lejanía, pero con lo que podemos identificarnos.

Mientras que los otros adultos que rodean a Selene parecen relacionarse con ella de una forma más distante, casi como si no comprendieran su deseo, como si, en general, no la comprendieran.

El texto también deja a la vista las desigualdades sociales entre los personajes que se traducen en la distancia entre la casa de una y otra protagonista, y en otras distancias menos evidentes en el relato que German Wendel ha registrado a través de sus hermosas ilustraciones.

Un cuento de navidad sobre el amor, sobre la desigualdad, sobre el poder amoroso que pueden tener las palabras con las que nos comunicamos. Un cuento publicado en una colección para niños, pero del que, sin duda, vamos a disfrutar todos.

Letras sueltas, de Juan Lima,

Ilustraciones de Max Cachimba (ojoreja)

 

El destacado de ALIJA (Asociación de Literatura Infatil y Juvenil Argentina) en la categoría poesía, Letras sueltas de Juan Lima y Max Cachimba editado por Ojoreja, presenta un abecedario desordenado y poético que nos pone a jugar entre el lenguaje y el sentido.

Los poemas de Juan Lima, que exploran de diversas formas la poesía breve, proponen para cada letra una personalidad, una particularidad, una historia. Así, U puede escuchar a los unicornios, O es un mundo de océanos, J tiene muchas personalidades y es muchas cosas al mismo tiempo, I se plantea dilemas existenciales de este siglo.

A la vez, entre lo dicho sobre cada letra, parece decirse mucho sobre la poesía, sobre el lenguaje (poético), y sobre el trabajo de la escritura. Los poemas nos hablan de poetas que buscan letras en la tierra, depositan palabras, nos hablan de la música anterior al lenguaje y del signo escondido dentro de cada palabra. Es que el poeta que escribe estos textos sabe que “sólo/ el grillo/ es inmortal”.

Las ilustraciones de Max Cachimba, que acompañan cada poema, abren un mundo de significaciones nuevo para cada texto, “como si alguien/ dibujara preguntas” en lugar de responderlas, así son estas imágenes que, entre contrastes y juegos de luz y sombra, ponen al lector en la búsqueda de los (otros) poemas que proponen.

Como la plapla de Felipito Tacatún, en el cuento de María Elena Walsh, estas letras están sueltas y listas para asombrar a los adultos que se animen a leer estos poemas sin edad; estas letras salvajes están dispuestas para inventar con los chicos el abecedario singular con el que charlan el niño, el ilustrador y el poeta.

(*) Integrante de la ong Jitanjáfora.

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