“Mientras hay quienes atacan a los artistas ustedes los tienen que cuidar”, le dijo La Joaqui al público que llenó  el Paseo Hermitage-Las Toscas.

“Cuidemos a nuestros artistas, cuidemos a la cultura que tanto nos saca de las calles. Yo era un bardo y la música me salvó la vida, a mí y a mis hijas, así que los invito a que todos hagan arte y gracias por llevarme a recorrer el mundo saliendo de las playas de Mar del Plata”.

La artista aprovechó la ocasión para compartir su primer disco de oro con sus compañeros de El Mundialista, la crew en la que se inició en el Freestyle y que marcó el cambio en su vida.

“Si me caigo, me levanto, así sea un millón de veces, eso es lo que me distingue del resto”, dijo a modo de disculpa por un pequeño problema técnico por el que la presentación no fue tal y como ella la había planificado.

Más allá de eso, su carisma y energía contagiaron a la multitud que esperó contra las vallas la posibilidad de saludarla cuando se retiraba, con la promesa de más música, más perreo y más empoderamiento desde y para Mar del Plata.