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El Mundo 12 de octubre de 2022

Iglesia Católica de Brasil lanza alerta ante Bolsonaro y pide combatir la mentira y el odio político

La ciudad del interior de San Pablo recibió a más de 500.000 peregrinos este feriado del 12 de octubre, que en Brasil es el Día de la Virgen de Aparecida y el Día de la Niñez.

El expresidente brasileño y candidato Luiz Inácio Lula da Silva anunció en Río de Janeiro que en caso de ser electo en el balotaje del 30 de octubre convocará a una Conferencia Nacional de los Pueblos de las Favelas para que sean los líderes comunitarios los que participen de las políticas públicas en esas comunidades pobres.

La Iglesia Católica brasileña aseguró que hay que luchar contra la “mentira” el “odio”, el hambre y el desempleo en esta campaña electoral, durante el sermón del Día de la Virgen Aparecida, patrona de Brasil, en el marco de una suerte de “guerra santa” lanzada por el presidente Jair Bolsonaro, que acudió al santuario más importante del país entre aplausos y abucheos.

“María venció al dragón. Ella vencerá a muchos más. El dragón que es tentador, el dragón que ya fue vencido, el de la pandemia, pero tenemos el dragón del odio, que hace mal, el dragón de la mentira, que no es de Dios, es maligno. El dragón del hambre, del desempleo y la incredulidad”, dijo en la homilía el obispo de Aparecida, Orlando Brandes, que envío mensajes a la clase política, sin nombrar a nadie nominalmente, pero en declaraciones a la prensa se mostró molesto con los mensajes de Bolsonaro tanto para evangelistas como para católicos.

La Basílica de Aparecida, que fue el primer destino en el exterior del papa Francisco en 2013, tiene capacidad para 35.000 personas.

Bolsonaro acudió con su círculo de políticos paulistas más cercanos, vestido con una camisa amarilla, luego de haber inaugurado un templo evangelista en Belo Horizonte, Minas Gerais, donde participó de un culto ante miles de personas, ante las cuales lanzó una serie de “fake news” para acusar a su rival en el balotaje del 30 de octubre, Luiz Inácio Lula da Silva, de promover la legalización del aborto y la droga y el impulso a los baños unisex en las escuelas.

Dentro de la Basílica hubo abucheos y también gritos a favor del excapitán del Ejército, de ultraderecha, al que llamaron “mito”, y que no comulgó durante la ceremonia.

El obispo Brandes mostró incomodidad con el doble juego de Bolsonaro, que se dice católico, pero también fue bautizado por pastores amigos en el río Jordán y adhiere al neopentecostalismo evangélico, del cual es activista su esposa, Michelle Bolsonaro.

Ante una pregunta de la prensa, respondió: “El presidente es recibido con todo respeto. Y no puedo juzgar a las personas, pero necesitamos tener una identidad religiosa. O somos evangelistas o somos católicos”.

Según las encuestas, Lula es más popular entre los católicos y Bolsonaro apuesta a revertir el resultado de la primera vuelta (48% a 43%) con su creciente popularidad entre las iglesias evangelistas, donde su ventaja ante el líder del Partido de los Trabajadores (PT) es de 70 a 30.

La Conferencia Nacional de Obispos de Brasil (CNBB) repudió el sábado el uso de la religión con fines electorales, luego de que se opusiera a la presencia de Bolsonaro el fin de semana en Belém, estado de Pará, en las peregrinaciones católicas del Cirio de Nazareth, mayor celebración latinoamericana en cantidad de personas.

El obispo pidió a la población “ejercer la ciudadanía votando”. “Es necesario ejercer este derecho y poder del pueblo”, subrayó.

Si Bolsonaro careció de discursos y grandes gestos en el santuario de Aparecida, ocurrió todo lo contrario dos horas antes del otro lado de la Sierra de la Mantiqueira, en Belo Horizonte, capital de Minas Gerais, segundo estado con más electores del país y clave para alcanzar a Lula.

La Iglesia Católica tiene en general una mejor relación con Lula, con el que tiene algún tipo de diálogo, con el envío de mensajes y viajes al Vaticano de aliados, e incluso el papa Francisco le envío una carta de apoyo en 2018 cuando estaba en prisión.

El evangelismo neopentecostal, que se identifica con Israel y Estados Unidos, es el gran motor del bolsonarismo, el lugar que le ganó a los cuarteles en preferencia por el excapitán, famoso por reivindicar la tortura, la dictadura militar y a dictadores latinoamericanos como Alfredo Stroessner y Augusto Pinochet.

“No queremos que las niñas vayan al baño en las escuelas y se encuentren allí dentro con un muchacho. No a la ideología de género”, dijo Bolsonaro al inaugurar un templo evangélico del magnate neopentecostal Valdemiro Santiago, titular de la Iglesia Mundial del Poder de Dios, junto al gobernador de Minas Gerais, el libertario Romeu Zema, su principal aliado en el balotaje.

Bolsonaro apeló al tema de los baños unisex en base a suposiciones, ya que no existe en el sistema de educación ni público ni privado este tipo de instalaciones.

Minas Gerais es el segundo distrito del país en importancia electoral después de San Pablo y allí venció Lula en la primera vuelta del 2 de octubre.

“Somos 90% de cristianos, pero respetamos a toda las religiones y la libertad religiosa. Incluso a aquellos que dicen que no tienen religión. No negociamos la ideología de género”, dijo Bolsonaro ante la multitud.

El pastor Santiago ofreció un discurso ante la multitud y simuló curar a personas con su brazo extendido en medio de una oración, en la cual afirmó que “no hay país en el mundo que haya enfrentado con tanto éxito la pandemia como lo hizo Brasil”.

Bolsonaro también estuvo acompañado por el diputado más votado el 2 de octubre, el youtuber libertario Nikolas Ferreira, acusado de ser un propalador de “fake news” en las redes sociales contra Lula y sancionado por el Tribunal Superior por vincular al líder del PT con el satanismo.

Lula, por su parte, estuvo lejos de la jerarquía eclesiástica, pero sí se juntó con la población más pobre de Río de Janeiro, que cuenta con mayoría evangelista.

El expresidente (2003-2010) anunció que en caso de ganar el balotaje del 30 de octubre convocará a una Conferencia Nacional de los Pueblos de las Favelas para que sean los líderes comunitarios los que participen de las políticas públicas en esas comunidades pobres.

Lo hizo al recibir a dirigentes comunitarios y referentes en el Complejo de Favelas do Alemao, en la zona norte de Río de Janeiro, luego de haber realizado el martes por la noche un acto multitudinario en Belford Roxo, municipio de la periferia de esa ciudad y una de las regiones más empobrecidas y violentas de Brasil.

“Necesitamos terminar de una buena vez con esta historia de que el Estado solo participa en las favelas cuando manda a la Policía a una operación. La Policía tiene que ser uno de los componentes, pero antes de la Policía, el Estado tiene que entrar con educación, salud, cuidado de personas. No es posible que las favelas aparezcan en las crónicas policiales con muertes y masacres”, dijo Lula.

En el Complejo de favelas de Alemao, Lula prometió además que instalará comités de cultura para desarrollar la industria de las artes.

“Debemos convocar a pensar en las políticas públicas para las favelas”, dijo el expresidente.

Entre los interlocutores de Lula estuvo Anielle Franco, hermana de la concejala socialista Marielle Franco, asesinada por las milicias parapoliciales en marzo de 2018.

También lo acompañaron el comunicador René Silva, el exministro de Medio Ambiente Carlos Minc y el intendente de Río de Janeiro, Eduardo Paes, uno de los dirigentes del centroderechista Partido de la Social Democracia (PSD) que se alineó al PT en este balotaje.

Durante su caminata por el complejo de Alemao, que concentra 13 favelas, Lula recibió una imagen de la Virgen de Aparecida.

Lula, en tanto, prepara una carta destinada a los evangelistas para defender las políticas públicas de libertad religiosa que hizo durante su gobierno entre 2003 y 2010 y ahuyentar las “fake news” lanzadas por Bolsonaro de que un regreso de la izquierda puede “cerrar iglesias y perseguir a monjas”.

Brasil es considerado el país con más católicos del mundo pero, según estimaciones del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística, el avance de los evangelistas provocó que el 30 por ciento del país se declare cristiano no católico.