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Cultura 23 de agosto de 2019

Juego de caníbales

por José Santos

El Canal N de TV Peruana interrumpe las emisiones, con un Ultimo Momento.

Aparece en pantalla una notera bonita y torpe que camina bajo el temporal, micrófono en mano y paragua en la otra. La cámara hace un zoom sobre un promontorio de rocas mohosas, que antecede al mar. El viento ruge y dificulta el trabajo del camarógrafo que avanza bajo la lluvia, alrededor del cerco perimetral que hizo la policía.

Entre los patrulleros y el camión de los peritos forense, encuentra un pase hacia el cuerpo de la víctima que yace en el suelo. Mientras la notera reporta detalles irrelevantes, el camarógrafo se afirma en el suelo pedregoso, y hace foco en los pies del cuerpo. Lleva unos zapatos de cabretilla blancos. Recorre moviendo lentamente la cámara, las piernas enfundadas en un pantalón gris perlado. Las manos aún permanecen atadas. Luego el abdomen y el torso, lento, dándole tiempo a que la notera se explaye y aumente la tensión, como si fuera una película de suspenso que nos va a revelar la identidad del asesinado. No obstante, cuando llega a la cabeza de la víctima, está cubierta con una manta.

Betty Blue apaga el televisor. Está satisfecha. Zaire hizo el trabajo. Cae la noche, es un poco más de las nueve. Deja su oficina y baja hasta el salón. El portero de frac la saluda respetuosamente mientras le abre las puertas. En la barra principal del Night Club hay varios hombres bebiendo pisco y whisky. Suena de fondo un Acid Jazz. Sobre el principal escenario circular ubicados en el centro del salón, aparece la nueva estrella del Night Club. A Betty blue, le gusta presentar shows espectaculares, con glamour y grandes figuras. Por su escenario pasaron entre otros, Facundo Cabral, George Chiesa.

Ahora, detrás de un pesado telón rojo aterciopelado, quien canta y expone solo sus piernas, largas y delicadas. No lleva medias. No las lleva porque es una morena veinteañera, con pelo enrulado, vestido plateado, zapatos blancos de tacón alto. De piel untada en aceites, y envuelta en un tapado de zorro blanco. No es ni imitación, ni sintético. Es puro cuero de zorro blanco. Ninguno de los presentes nota ese detalle. Pero la diferencia de Annalisa con otras cantantes, es que, en ella nada parece fino, todo es fino.

Annalisa arribó hace poco tiempo desde la Argentina. Le dicen La Gitana aunque nació en Hungría. El Gitano Muqqadasi, su hermano, negoció con Betty Blue una repentina temporada de canto y baile. La Gitana extiende su sensualidad detrás del tapado que oculta sus curvas estilizadas y perfectas, que ofrecen su metro setenta y siete de altura. Mientras termina la música de fondo, ella termina de quitarse el tapado, y una chalina que envuelve su cuello cae al piso. El vestido de raso platinado dibuja su cintura pequeña, escotado por arriba y sobre la rodilla, un tajo que llega bien alto. Canta dos canciones más, siempre con voz melodiosa y suave hasta que deja en silencio al enorme salón de BBNC. Después de eso, ella se despide del público. Retoma la música de jazz que serena las mentes de los que debajo del escenario observaron su show. Hombres y muchas mujeres, quedaron impactados con la belleza exótica de la morena. El maître recoge los pedidos y algún atrevido, incluso pregunta si es posible hacer alguna oferta. El maître ríe y le dice: “Es más probable una oferta por Madonna que por ella”.

A uno de los laterales del escenario, en un nivel sobre elevado, está el sector VIP. En la única mesa, Augusto Valdivia, disfruta un champagne con un buquet único que solo Madame Pommery supo imprimir en sus botellas. El hombre que acompaña a Augusto, es Feliciano el Mudo Rocoso. Hermano menor de Jesús. Ambos eran los guardaespaldas de Huaman. Pero algo pasó entre hermanos y la relación se volvió inestable. Galgos, drogas, malos entendidos, apuestas o quizás solo una irritabilidad natural y el apego a la pelea. Habría que mencionar también, una propensión natural a la violencia. Porque su cerebro, situado en lo alto de su fornido cuerpo, pendular, expuesto a la intemperie, es predispuesto a funcionar mal tras contusiones, de las que recibieron múltiples, siempre golpes a lo largo y ancho de su infancia e incluso bien entrada la adolescencia. El cráneo de los Rocosso en poco se diferencia del resto de las cabezas. Es frágil e intensamente voluble, en equilibrio sobre un flexible eje de vertebras, en cuyo interior acogen el cerebro, vulnerable, temeroso, dispuesto a defenderse de cualquier añoranza de dolor. Así se entiende que no olviden ni perdonen, pues la mente con frecuencia queda aturdida o incapacitada. En el transcurso de la vida, la mitad de la población sufre brotes de enfermedad mental. Depresión, neurosis, trastorno bipolar, y los que más, alguna psicosis violenta. Lo que sea que les haya pasado a los hermanos Rocosso, lo cierto es que ninguno se destacó por retroceder en sus pasos. De modo que ahí está el Mudo Rocosso, dispuesto por Ticher Huaman, para proteger a Augusto, en todos lados que este. Y es también quien llama al nuevo encargado del Nigth Club, León Quispe.

– El señor Augusto vino por la invitación de la casa. ¿Cómo se llama la morena?

Augusto se convirtió en consumidor de escorts. Lo atribuye a que enviudó, pero en verdad, siempre lo fue. Es un convencido de que todas las mujeres tienen precio. Además, dispone libertades para eso, por ser el hermano de Umberto. Aun así, suele meterse en problemas. Ahora, por ejemplo, exige una cita con Annalisa. No le importa que Annalisa sea una estrella, que está ahí por recomendación de su hermano poderoso, que su aporte es calidad y glamour, jamás sexo y que además no necesita dinero, puesto que ya lo tiene y en abundancia.

Nada de todo eso le importa. Augusto sabe que ahora Betty Blue debe acceder a lo que exija. Además, nunca comprendió de negativas. Se le metió en la cabeza, que la suerte es amiga de la acción, siempre actúa. Así, por ejemplo, se la da por proporcionar drogas a los clientes del BBNC desafiando la prohibición de Ticher Huaman.

Olvida o ignora, que con cada acción, genera problemas, complica los negocios. Siempre provee buena droga, eso atrae a clientes. Clientes con mucho dinero que viven en una silenciosa desesperación. En general son blancos de clase alta. Basta escuchar a uno, para escuchar a todos. Exitosos en su trabajo, padecen de stress, dolores crónicos y agotamiento psicológico por presiones sociales o laborales. Todos caminan la misma ruta de alcohol y metanfetaminas y al final del camino, cuando el dolor les resulta insoportable y la depresión ya es severa, recurren a la heroína. Ahí comienzan a morirse. Eso no es problema porque les lleva varios meses. El problema es cuando terminan de morirse justo, dentro de las instalaciones del Betty Blue Nigth Club. En el último tiempo, murió uno.

Sin contar un suicidio y otros que murieron en hospitales. Y eso irrita a Ticher Huaman. Indiferente a todo, Augusto lo toma del forro del saco a León Quispe que contestó con evasivas sobre Annalisa y le dice:

– No me quedaré a escuchar mentiras. Iré a la suite. Si no aparece esa Gitana, Ticher Huaman sabrá hoy mismo, que Betty Blue tiene escondida a su novia, Dallys Sotelo en Mar del Plata. Y tú y tu jefa, descubrirán cuan salada es el agua de mar.