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Policiales 28 de julio de 2020

Juzgarán al joven que mató a un remisero luego de ir a comprar droga a la Zona Roja

Brian Albornoz está imputado por matar Miguel Ángel Luis (29), en un hecho ocurrido el pasado enero en el barrio Las Lilas. El debate oral posiblemente se realizará el próximo año.

Miguel Ángel Luis.

Brian Albornoz, el joven que en enero pasado mató al remisero Miguel Ángel Luis (29) después de haber ido a comprar droga a la Zona Roja, será juzgado por un tribunal posiblemente el próximo año.

El fiscal Leandro Arévalo cerró la investigación del caso semanas atrás, cuando todavía no se habían cumplido los seis meses de ocurrido el hecho, y pidió la elevación a juicio de la causa. La Justicia de Garantías convalidó el trabajo del representante del Ministerio Público y ahora resta definir una fecha para el proceso, acorde con la reorganización de los debates que se trazará una vez reactivadas las actividades judiciales, bajo los protocolos previstos para combatir la pandemia del coronavirus.

Luis fue atacado a balazos por Albornoz en el barrio Las Lilas, el lunes 20 de enero de este año, cuando eran alrededor de las 5 de la madrugada. Luego de permanecer cinco días internado en el Hospital Interzonal General de Agudos (HIGA), falleció como consecuencia de las graves lesiones que había sufrido.

Albornoz escapó por las calles del barrio Las Lilas hasta que poco después fue localizado en República del Líbano al 3000, entre Alvarado y Avellaneda. En ese lugar el personal del Comando de Patrullas logró detenerlo, y cuando la Justicia comenzó a investigar el caso supo que el arma con la cual le había disparado a la víctima era propiedad de su hermano policía, al cual se la había robado durante las horas previas.

Tras tomarle declaración a testigos y recibir informes periciales, el fiscal Arévalo supo que Albornoz había consumido cocaína comparada antes del ataque en la Zona Roja. De acuerdo a la reconstrucción del hecho, más temprano el joven había solicitado por teléfono un remís a la empresa Remicoop para hacer un viaje desde Bahía Blanca al 2700, donde compartía un encuentro con un amigo, hacia su vivienda ubicada en Gascón al 5000. El recorrido no culminó allí sino que continuó hacia a la zona Roja de la ciudad y se cree que fue para comprar cocaína. De hecho el amigo de Albornoz declaró y dijo que ambos consumieron esa noche.

Albornoz se había quedado sin dinero para pagarle a aquel remisero, por lo que éste aceptó como forma de pago retener su teléfono celular. Ese mismo artefacto fue entregado luego a Arévalo por parte del chofer, de modo que esa secuencia quedó plenamente corroborada.

Lo que siguió después, siempre según el expediente, fue que Albornoz volvió a pedir un remís, esta vez a la empresa Paso Cars y quien acudió a la casa de Bahía Blanca al 2700 fue Luis. Sin dinero y sin teléfono celular, se sospecha que Albornoz se dirigió hasta Gascón al 5000 donde Albornoz -en absoluto y lógico secreto- le robó la Bersa Mini Thunder calibre 9 milímetros, provista a su hermano, policía y bombero del Cuartel Central.

En ese momento, comenzó otro viaje que nunca culminó: un video captado por la cámara de seguridad urbana de la Municipalidad muestra el momento del ataque y cómo el automóvil termina incrustado en un árbol. Pero se observa que el vehículo avanza por Bahía Blanca, cruza Rawson y llega a la altura del 2700, donde supuestamente debía acabar el viaje. Pasa por el lateral de la escuela Municipal N°13 antes de montarse en la vereda y colisionar con la planta.

El ataque fue demasiado violento para tratarse de un simple robo, porque Luis recibió cuatro de los seis disparos que Albornoz realizó: en los brazos, la mandíbula y el abdomen, y producto de este último antes de morir había perdido un riñón. Al momento de declarar, Albornoz se quebró y dijo que no sabía lo que había pasado. Sólo mencionó que en determinado momento él y Luis habían comenzado una pelea, por lo que le disparó.

Si se trató de un asalto a través del cual Albornoz quiso robarle dinero al remisero o si se pelearon porque el primero no tenía dinero para abonar el servicio, como había ocurrido antes, nunca se terminó de dilucidar. Tal vez el juicio oral a realizarse próximamente sirva para esclarecer completamente el hecho.