Cultura

Kazuo Ishiguro, el nobel fascinado por el cine

por Alicia García de Francisco

Cuando en 1993 se estrenó la película “The Remains of the Day” (“Lo que queda del día”), la delicadeza de su historia de amor conquistó a los espectadores de todo el mundo y fue nominada a ocho Óscar, pero pocos conocían al autor de la novela en la que se basaba.

Era Kazuo Ishiguro, un escritor británico de origen japonés y Premio Nobel de Literatura, que había sabido retratar con gran sensibilidad la formalidad y el control de las emociones tan característicos de la personalidad británica.

Con esa novela, que era tan solo su tercer trabajo, había ganado en 1989 el Booker Prize. Era una joya conocida en el mundo literario pero fue su salto al cine el que hizo de ella una lectura imprescindible.

La tierna historia de un mayordomo, James Stevens, interpretado por Anthony Hopkins, que se enamora de un ama de llaves, Miss Kenton (Emma Thompson) en la estricta Inglaterra de los años previos a la Segunda Guerra Mundial, conquistó a lectores y espectadores de todo el mundo.

La novela vendió un millón de ejemplares solo en Inglaterra y la película fue un enorme éxito de crítica y público.

La delicadeza con la que Ishiguro contaba la historia de ese amor imposible por las estrictas normas autoimpuestas por Stevens se mantuvo en la adaptación del director James Ivory, que situó al novelista como uno de los más populares del momento.

Algo que benefició a un autor que alternó su trabajo en la literatura y en el cine y que incluso fue productor de la adaptación en 2010 de otra de sus novelas más conocidas “Never Let Me Go” (“Nunca me abandones”).

Keira Knightley, Carey Mulligan y Andrew Garfield protagonizaron esta historia de ciencia ficción que sigue a tres amigos desde la infancia a la edad adulta.

Pero la relación con el mundo audiovisual de este licenciado en Filosofía y Filología había empezado mucho antes, en 1984, cuando escribió los guiones de dos películas para televisión, “A Profile of Arthur J. Mason” y “The Gourmet”.

Y aunque no colaboró en la adaptación de “The Remains of The Day”, sí siguió de cerca la producción porque considera que es importante para un escritor salir de su aislamiento para tener influencias frescas.

Frente al trabajo más colaborador de un músico o un cineasta, un escritor desarrolla su trabajo en solitario y salir de esas limitaciones es importante para Ishiguro, que colaboró en el guión original de “The Saddest Music in the World” (2003), un musical protagonizado por Isabella Rossellini.

Además de encargarse del de “The White Countess” (2005), un filme dirigido por Ivory y protagonizado por Ralph Fiennes y Natasha Richardson.

“A menudo me preguntan si me preocupa que escribir guiones pueda hacer que mis novelas sean más como guiones. Pero creo que es exactamente lo contrario. Mirando hacia atrás, mi primera novela, ‘A Pale View of Hills’, me parece muy cercana a un guión en cuanto a la técnica”, explicó Isighuro en una entrevista con el blog especializado Readers Read.

Sin embargo, con la experiencia de saltar de un medio a otro, considera que las novelas y los guiones son completamente diferentes y que además es necesario ofrecer en los libros “una experiencia completamente diferente a la que se puede obtener frente a una pantalla de cine o televisión”.

“Mientras escribo, quiero que mi novela funcione única y exclusivamente como una novela, y mi guion funcione únicamente como una película”, agregó.

Por eso, ya no se encargó de la adaptación al cine de “Never Let me Go” ni tampoco de su conversión en una serie de televisión japonesa, “Watashi wo hanasanai de” (2016).

EFE.

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