Antes de que el Tribunal Oral en lo Criminal N° 2 diera a conocer la sentencia de 10 años contra Analía Schwartz por un caso de abuso sexual infantil y nueve de corrupción de menores en el marco del Caso Gianelli, los jueces Néstor Conti, Alexis Simaz y Roberto Falcone hicieron pública una carta principalmente dirigida a los niños y niñas involucrados en la causa, para aclararles que su labor no pasa por “creerles o no creerles”, sino por analizar y valorar las pruebas.

El texto siguiente es la carta completa que leyó el presidente del Tribunal Oral N° 2, Néstor Conti, antes de dar a conocer la sentencia:

“Luego de 2 meses de jornadas de debate ha llegado el momento en que los jueces que integramos este tribunal, debemos llevar adelante la difícil tarea de resolver el caso. La resolución puede ser de condena o de absolución y en ambos casos por todos o por uno de los hechos. La gran mayoría de todos ustedes ha tenido que pasar por la cámara gesell, donde algunos pudieron hablar y otros no. Mientras que los dichos de casi todo fueron traídos a este tribunal a través de sus padres. Dicho esto, es importante que puedan entender cómo funcionan o cómo es la labor de los jueces en un juicio oral. Los abogados que acusan la fiscal y los que han elegido alguno de sus padres han venido al juicio a intentar demostrar que la imputada llevó a cabo las conductas por mucho ustedes contados y mientras que la defensa siempre sostuvo que se trató de algún malentendido porque su defendida no habría hecho nada de todo aquello de lo que se la acusa”.

Luego el texto leído por Conti prosiguió con “la labor de los jueces no pasa por creerle o no a los chicos y a los padres ni los maestros ni a nadie, no pasa por creer o no creer lo que se diga durante un juicio. Nuestra labor está basada en escuchar, analizar y valorar las pruebas que los abogados traen a juicio y a partir de aquí llegar a la conclusión dándole razón, total o parcialmente a alguna de las hipótesis planteadas por ellas. Esta explicación tiene que ver con qué mucho de los padres que vinieron a debate nos han dicho que varios hijos preguntaban por qué los jueces no querían o no podían creerles. Por eso consideramos muy importante explicarle que no se trata de creerle solo trata. Se trata de que los abogados debían traer a juicio la prueba que respalde cada uno de los dichos de esos niños y de sus padres mientras que la defensa se ve a traer prueba de todo lo contrario o al menos prueba que pusiera en duda la versión de la acusación. Todo ello se debe a que para condenar una persona por el delito que sea los jueces deben tener ante sí la prueba certera de que los hechos ocurrieron en ese sentido, ya que si alguna duda tienen al respecto, tienen la obligación que les impone la ley de no condenar a la persona que se está acusando aún en los casos en que los jueces creamos que lo que ustedes nos han contado sea cierto este principio o estándar probatorio más allá de toda duda razonable es obligatorio en el derecho argentino para definir el caso. La duda razonable es la que se encuentra basada en la razón  el sentido común. Es la duda que se basa en las pruebas, en la falta de pruebas o en la contradicción entre las pruebas. No es suficiente que los jueces crean o intuyan que el acusado es culpable, además de estar convencido de ellos deben poder probarlo certeramente”.

Finalmente concluyó Conti que “Hemos quedado convencidos que en todo este tiempo han sufrido una enorme angustia, ya que muchas de las personas referentes en su formación no les han creído. En definitiva, esperamos que ahora sí entiendan cómo funciona este sistema y cómo hemos llevado a cabo nuestra labor, que es todo lo que está a nuestro alcance poder realizar, ya que la angustia y dolor que seguramente han sufrido, sólo el transcurso del tiempo y la contención de sus seres queridos hará que vayan disminuyendo hasta desaparecer”.