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Deportes 7 de septiembre de 2016

La confusión de creer que todo es por la ausencia de Messi

por Vito Amalfitano

El desorden que se vio de la Selección Argentina a través de la televisión en su empate 2 a 2 en Mérida contra Venezuela por las eliminatorias para el Mundial de fútbol Rusia 2018, lleva a una confusión mayor. La de conformarse con que eso fue (o solo fue) producto de la ausencia de Lionel Messi.

Apresuradamente se habló y se escribió enseguida sobre una “Messi dependencia”. Cuando en realidad lo que se percibió, en la suma de los dos partidos, el que vimos en la cancha en Mendoza ante Uruguay, y este a través de la tele, es la falta de un plan, de un proyecto, de una idea. Hay manifiestas faltas de respeto a la historia del verdadero fútbol argentino, como arrancar contra Venezuela con un solo delantero de punta ( y después terminar amontonando cuatro) o los pelotazos permanentes del arquero hacia adelante para renunciar a todo tipo de elaboración. Pero además de este par de detalles, ni siquiera se ve un plan por la contraria, de un equipo “defensivo”, “equilibrado”, como el que se imaginan los apologistas de estas groserías.

Nada de ese desorden ni de la falta de funcionamiento o ideas tiene que ver con la ausencia de Messi. De hecho, Lio estuvo el jueves, y efectivamente fue decisivo en Mendoza, pero la Selección terminó ganando, ante Uruguay, con un gol de rebote, casi con una “carambola, es cierto, provocada por la repentización de Messi.

Pero lo que se olvidó remarcar en estas horas que un par de los mejores partidos de la Selección en los tiempos cercanos los jugó sin Messi. La victoria ante Colombia en Barranquilla del año pasado, por ejemplo, o el triunfo ante Chile en inicio de la Copa América hace un par de meses.

¿Alguien puede imaginar que Bauza le ordenó a Romero que saque fuerte y para arriba porque no estaba Messi? Lo seguro es que el actual entrenador no hizo como Martino, que le pedía al arquero que siempre trate de salir jugando, de ser el primer pase de una elaboración conjunta.
Siempre será una ventaja contar con el mejor jugador del mundo. Eso no está en discusión. Pero también con Messi se perdieron las últimas dos finales, o no se ganaron, porque no apareció en la dimensión que se lo necesitaba. Lo que, entre otras cosas, le costó la cabeza a Martino. Que sí tenía una idea, y más respetuosa de la historia del fútbol argentino.