El vicepresidente primero de la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (DAIA), Marcos Cohen, visitó Mar del Plata y en este marco pidió que “acuerdos mínimos” para que no crezca la violencia política en Argentina.

Cohen arribó a la ciudad junto al director Ejecutivo de la DAIA, Víctor Garelik, para mantener una reunión con el intendente Guillermo Montenegro y un encuentro junto a autoridades de la Universidad Nacional, ambas actividades gestionadas por la filial local de la entidad, la cual es dirigida por Claudia Malamud.

En diálogo con LA CAPITAL, Cohen se refirió a la decisión de no adherirse al documento que se leyó en Plaza de Mayo tras el intento de magnicidio contra Cristina Fernández de Kirchner y en primer término aclaró: “Cuando sucedió el hecho el jueves a la noche, nosotros a primera hora de la mañana del viernes salimos a repudiarlo, lógicamente, porque es absolutamente repudiable”, pero agregó que “cuando se supo el contenido del texto que luego iba a ser leído en la Plaza, la DAIA puso un ‘stop’”.

“Adherimos al repudio general, lógicamente, cómo corresponde, pero el contenido del texto que se leyó tuvo un contenido político partidario y la DAIA es apartidaria. Entonces consideramos que no correspondía sumarnos ni para una lado ni para el otro, porque eso no contribuye a terminar con algo tan importante de terminar como es la grieta”, argumentó.

Claudia Malamud y Marcos Cohen.

Odio

En este contexto, Cohen se refirió también a los discursos de odio y sostuvo que es “necesario” avanzar en una legislación en ese sentido, pero aclaró que la solución “no pasa por una ley mordaza para la prensa ni quitar libertades de expresión”, sino que “se trata de fijar qué es el mensaje de odio y que haya una clara coincidencia nacional pluripartidaria para justamente legislarlo como corresponde”.

Seguidamente, señaló que “todo lo que tiene que ver con diferencias de opinión política y, aunque se discuta apasionadamente, y cuando demasiado apasionado entra la parte de la intolerancia, es eso: discusión política tolerante o menos tolerante, pero no es discurso de odio”.

“El discurso de odio tiene que ver cuando atacás a una minoría completa vulnerable, con motivos que pueden ser raciales, religiosos, de orientación sexual, de lo que sea, pero con un ataque como puede ser por ejemplo el nazismo. Ese es un ejemplo concreto de discurso de odio”, explicó.

Ante la consulta de qué le generó enterarse que el agresor de Cristina Kirchner, Sabag Montiel, cuente con tatuajes neonazis, el vicepresidente de la DAIA respondió que le “produce tristeza, angustia y bronca”, pero resaltó que “por suerte” son expresiones minoritarias por las que “hay que trabajar permanentemente para poder detectarlas”. “DAIA tiene una mesa de denuncias y un departamento jurídico para avanzar judicialmente en caso de que se lo requiera”, remarcó.

En relación a ello, Cohen dijo que los discursos de odio son un tema que están impuestos en la agenda a nivel mundial y que le preocupa que estos puedan “prender” en el país.

“Por eso apelamos a la responsabilidad de los políticos para que se baje un cambio en esa discusión y se entre en una razonabilidad de conversaciones y de tratar de llegar a mínimos acuerdos para que no crezca la violencia política en Argentina”, advirtió.

Marcos Cohen.

Atentados

Por último, Cohen se refirió a los atentados contra la Embajada de Israel y la AMIA y lamentó que la “cruda realidad” sea que después de 30 años “no hay un solo culpable detenido”. “Esa es la situación, por lo cual nosotros seguimos en el juicio correspondiente, acompañando a los familiares, que son los que sufren la ausencia de una silla a la hora de cenar o de vivir en familia”, dijo.

Asimismo, sostuvo que “el tema del avión (venezolano retenido en Ezeiza con tripulantes iraníes) muestra a las claras que la vulnerabilidad de nuestro país sigue igual a hace 30 años y que no se han tomado las medidas necesarias para que no suceda lo que sucedió en Argentina”.

“Encontrarse con eso es revivir toda la situación del pasado”, aseguró Cohen y con respecto a la búsqueda de Justicia por los atentados consideró: “La esperanza nunca se pierde, pero la realidad indica que, después de 30 años, solamente nos queda la esperanza”.