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Interés general 4 de julio de 2020

La historia de un vendedor que dice que “esenciales son médicos y enfermeras”, pero pide respeto

Oscar Mora López reconoció que "trabajar en este momento es complicado" porque siempre hay un "riesgo y nos estamos exponiendo a lo que estamos pasando".

Oscar Mora López en su comercio. Foto: Télam | Maximiliano Luna.

Oscar Mora López siente que le queda grande el término “trabajador esencial” aunque le corresponda como vendedor de alimentos porque “esos son los médicos y enfermeras”, pero confesó que se sentiría mejor si los clientes fueran igual de respetuosos cuando piden un corte de queso y dijo: “Si nosotros tampoco estuviéramos, ¿qué harían?”.

Nacido en Paraguay hace 27 años, Oscar tenía 15 años cuando se vino a Buenos Aires a vivir con una tía “por mal comportamiento y al final me quedé”, contó a Télam desde el mostrador de la fiambrería y quesería “La Central de Caballito” en ese barrio porteño.

“Me mandaron para acá porque terminé la primaria y, entrando en la etapa de ir a la secundaria, me empecé a juntar con personas que no se debía y a aprender otras cosas, en un momento en que tenés que decidir si te vas por el mal camino o por el bueno”, dijo, enigmático, detrás de la gruesa pared de nylon que separa el mostrador del área reservada a los clientes.

Para entonces, el adolescente ya era bastante independiente, así que vino a la Argentina con la idea de “trabajar y estudiar”, porque ya sabía lo que era “ganarme mi plata para comprarme las cosas que yo quería”.

En la casa materna aún quedan dos hermanos, que “están peor que nosotros, porque si no tienen permiso, no pueden salir”.

Actualmente, Oscar vive con su novia, también trabajadora esencial, ya que se desempeña como enfermera en una clínica privada del barrio de Once.

“Ella está en la parte de pediatría, pero ya le dijeron que los estarán pasando para otras áreas que se necesiten” por la pandemia de coronavirus, contó.

El joven aseguró que ni él ni su pareja viven con miedo a enfermarse, porque “tampoco hay que alarmarse tanto sino tomar las precauciones como tienen que ser y cuidarse”.

No obstante, reconoció que “trabajar en este momento es complicado” porque siempre hay un “riesgo y nos estamos exponiendo a lo que estamos pasando”, a pesar de que en el local “tomamos las medidas de prevención que corresponden”.

“Mi miedo es que nos contagiemos alguno de nosotros, porque dependemos de este negocio y si hay un solo caso, tenemos que cerrar por 15 días”, detalló.

Por eso, Oscar está de acuerdo con al aislamiento social, preventivo y obligatorio y consideró que quienes van al Obelisco a manifestarse contra la cuarentena “deberían pensarlo bien antes de hacerlo” porque con su actitud “se están exponiendo al contagio” y poniendo en peligro “todo el esfuerzo que hacemos el resto”.

“La Central” es uno de los locales que más trabaja en el barrio, con filas de personas esperando para entrar en algunos momentos pico del día, como al mediodía o a la tardecita, poco antes del cierre a las 20.

“‘Esenciales de verdad’ son los que están en puestos de enfermería o los médicos, pero obviamente que también hay que comer y uno se siente un poco más alabado porque te reconozcan ese lugar, pero hay gente que mucho no le importa (lo que nos pase)”, dijo.

“Nosotros, que estamos acá dispuestos a atender a mucha gente, a veces necesitamos un poquito más de respeto. Las enfermeras, los doctores, son respetados….al menos yo los respeto mucho porque son los que siempre van a estar. Pero acá muchos vienen y te dicen ‘dame esto’ y no te dicen ni ‘por favor’, siendo que los alimentos no vienen del aire y no sé qué comerían si no estuviéramos”, cuestionó.

Cuando se le preguntó cuál es su mayor deseo, esbozó una sonrisa y, con el mayor énfasis, dijo “¡que todo esto se termine ya!”.