La indignante trama, el ícono de Papá Noel y los negocios oscuros de la policía
Los teléfonos secuestrados a los policías el 12 de julio, durante el allanamiento a la sede de Drogas Ilícitas, dejó al descubierto gran parte del sistema de recaudación y de robo en allanamientos que hoy asegura el fiscal Pagella ocurría desde hace mucho tiempo.

El dinero hallado en un despacho próximo a la Dirección.
El año pasado una denuncia anónima dio detalles sobre la asignación irregular y apropiación indebida de las denominadas “horas CORES” (Compensación por Recargo de Servicio) por parte de los mandos superiores de Drogas Ilícitas Mar del Plata y la sustracción de dinero en efectivo en los allanamientos que realizaba la repartición. Al cabo de una investigación de algunos meses, el 12 de julio fue detenido quien era jefe en ese momento, comisario mayor Claudio Pontoriero, durante el allanamiento de la delegación de Drogas. En ese procedimiento, además de secuestrarse un bolso con más de 600 mil pesos en un despacho de uso primero del jefe también los investigadores secuestraron los teléfonos de todos los policías investigados.
En esa instancia inicial del expediente 26038/24 se imputó a Pontoriero de asociación ilícita entre otros delitos y se sospechó que gran parte de la delegación era cómplice, por acción u omisión, de los hechos. Pero en los meses posteriores, con el análisis de los teléfonos secuestrados, la nómina completa del personal policial y declaración jurada de abonados telefónicos, del Libro de Guardia y planillas de presentismo y del listado de personal afectado a las “horas Cores”, la prueba empezó a caer como por una catarata.
Se pudo saber que el 28 de abril de 2024 a las 12.57 los policías que participaron del allanamiento a una casa de López de Gomara al 6600 se robaron 350.000 pesos en efectivo de un placard y que en esa misma diligencia “plantaron material estupefaciente con miras a incriminar ilegalmente a los investigados y generar un éxito investigativo justificante”.
Todas estas maniobras eran coordinadas sin tapujos por teléfono y los policías tenían un código para mencionar la droga plantada, droga que, por otra parte, la conseguían de otros allanamientos apropiándosela. Ese código era el ícono de Papá Noel. Tras ese allanamiento de calle López de Gomara uno de los ahora imputados le comenta a otro que “Al viejo solo lo que 🎅” . Esto hace referencia al “regalo”. Quiere decir que al imputado la única droga que se le secuestró fue la que los propios policías habían plantado. Por ejemplo, cuando se estaba preparando otro allanamiento, un policía muestra su satisfacción porque habrá dinero para repartir pero a la vez su temor de no encontrar droga: “Guita va a sobrar, el tema es que el flaco no quería el domingo porque decía que ya habrían vendido todo y no iba a haber merca” y el otro policía le responde “Es lo de menos…🎅”
También ese emoji aparece al pedir que se obtenga droga para plantar en un mensaje de un policía que dice “vamos a tener que conseguir 🎅 para parar la bronca sí o sí”. El colmo de todo es que se hacía la preparación en la misma base policial, como se corrobora en este diálogo entre dos policías: “T dijeron los chicos que van a la delegación”, “Sí”, “Van a preparar 🎅”.
Intromisión del jefe
El otro operativo en el que se constató el robo de dinero ocurrió el 6 de junio de 2024 a las 19.30 cuando una comisión de Drogas Ilícitas allanó un departamento de San Luis al 2300. Allí vivían algunas mujeres trans que se dedicaban a vender estupefacientes en la plaza Rocha. El operativo fue un éxito porque se secuestró droga y también otros elementos de interés. Además había dinero, algo que suele haber en casa de “dealers” y que se convierte en una “tentación” para muchos policías.
En base a distintos audios que formaron parte de la denuncia anónima inicial los investigadores establecieron que “solamente” los policías intervinientes habían podido sustraer 200 mil pesos y dejar como total secuestrado algo más de 1.650.000.
En uno de esos audios un policía dice: “Así que en definitiva lo que podríamos haber repartido entre cuatro, tuvimos que repartir para el jefe, el bati, un poco para Durán, que a Durán le tiraron unas chirolas nomás y nosotros cuatro. Así que recaliente porque en definitiva cuando algo sale bien y nos podemos llevar una moneda, no, nos cagan la vida porque nos ponen gente que no es nuestra y ahí es donde las cosas salen mal”.
Lo que se comprobó con el secuestro de los teléfonos de los policías es el descontento de algunos de ellos porque se “entrometió” Pontoriero, que recién asumía como director. El diálogo entre dos policías es revelador:
- -Y nos mandaron a uno de jefe con nosotros para que vea que no choriemos nada, no sé. Estaba ahí el pan triste. Pero bueno… y después al toque cayó el jefe y se quedó ahí y hacía la requisa prácticamente conmigo.
- -No te puedo creer.
- -Ese es el forro de Batti que les da lugar hacer eso.
- -Y sí bpludo, encima el puto contó donde estaba todo viste porque lo apretamos y cantó. Igual estaba dentro de una caja de televisores, lo íbamos a encontrar igual y fuimos directo ahí y atrás se vino el director. Y estaba la plata y estaba un morral con la bocha de piedra y nada, lo tuve que contar todo ahí, no pudimos hacer ningún rescate de eso.
- -¿De las bochas no pudiste sacar nada?
- -No boludo si estaba el director atrás mío. Lo contamos ahí. No, boludo, una bronca.
- -Si lo hacíamos con la otra gestión a ese Alicia (allanamiento) se le secuestraban 100 lucas nomás el puto”.
- -Eran 32 bochas de 10 gramos cada una. De piedra.
A tal punto se “entrometió” el director Pontoriero y su ayudante que, según los mensajes, tuvieron que repartir entre 6 y no entre 4 los 300.000 pesos robados.
De toda la vida
Pero estas prácticas, así como las de recaudar de las horas Cores, no era solo responsabilidad del nuevo jefe, sino que también se le atribuyó a Leandro Pibouleau, porque era algo que ocurría desde siempre. “Independientemente de la persona que ocasionalmente se encontrar a cargo de la Jefatura de Drogas Mar del Plata, el espurio sistema de recaudación detectado ha existido y perdurado en el tiempo, desmintiendo la versión de que se trataría de un mito o meros rumores y erigiéndose como una preocupante realidad, pudiendo tratarse de un sistema planificado e implementado verticalmente en donde la plana mayor de esta Delegación no sería en realidad la cúspide de la pirámide recaudatoria sino más bien un escalón intermedio de carácter fungible de un sistema mucho mayor que podría involucrar incluso a otras dependencias policiales de la provincia”.
Si bien la investigación se centró en un solo grupo operativo, hay ramifiaciones que alcanzan a casi todos los grupos de trabajo de Drogas Ilícitas. Por un lado estaban las maniobras en los allanamientos y por otro el tributo que debían hacer los policías para devolver parte de las horas Cores y viáticos de verano. Sin embargo, al momento de ser llevados a declarar como testigos, todos lo negaron y orquestaron una respuesta unificada ante la evidencia de los mensajes y los movimientos bancarios. Todos dijeron que el dinero que se transferían era para pagar insumos, que como la policía no les daba nada, ellos mismos se encargaban de hacer “vaquitas”. Pero esa recaudación, en realidad, era para entregar a la superioridad a cambio de horas extras que no siempre se cumplían. Es decir: el Estado gastaba dinero para que se lo quedaran los jefes y una parte los policías, sin que eso se viera reflejado en servicio policial de investigación o prevención.
Por esas mentiras, 16 policías fueron procesados por falso testimonio. Todos menos uno. Porque hubo un policía que no mintió. En realidad si lo hizo, pero luego se arrepintió y pidió volver a declarar. “Empecé a ir a la iglesia y estuve reflexionando sobre cosas que hice mal y en las declaraciones anteriores estuve mal porque no dije la verdad”, dijo el policía arrepentido. Luego entregó una bomba: “cuando me preguntaron si tuve que retornar parte de las horas cores dije que no, y la realidad es que sí, desde hace bastante tiempo, no recuerdo bien, pero mínimo 1 0 2 años parte de las horas que nos asignan hay que devolverlas. Luego agregó respecto a los viáticos que debían firmar una planilla bajo apercibimiento de sancionarnos. Luego a los 2 o 3 días nos depositaban y teníamos que darle el 50%. En el caso de los viáticos, a diferencia de las Cores, era mucho dinero. Era la mitad de lo que nos depositaban a muchos efectivos, no se si eramos entre treinta y cincuenta efectivos que cobrábamos viáticos y lo que cobrara cada uno era prácticamente otro sueldo, por lo que las sumas era muy elevadas. Por comentarios, creo que iba todo para arriba. Inclusive arriba del Director de la Delegación, pero no me consta. Una vez que se juntaba el dinero, Pibouleau viajaba a la Superintendencia de Drogas”. Esto para el fiscal Pagella es lo que sucedió “toda la vida”.

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