CERRAR

La Capital - Logo

× El País El Mundo La Zona Cultura Tecnología Gastronomía Salud Interés General La Ciudad Deportes Arte y Espectáculos Policiales Cartelera Fotos de Familia Clasificados Fúnebres
Opinión 29 de febrero de 2016

La lógica del fútbol

por Walter Vargas

Que el fútbol sea el deporte donde con mayor frecuencia el débil deviene más fuerte y el más desangelado la pasa mejor en la fiesta, está lejos de suponer que carezca de lógica: en el campeonato argentino, por caso, en general les va muy bien a los que juegan mejor, con Rosario Central a la cabeza, la expresión más afinada de eso que de forma inconfundible se distingue como un buen equipo.
Central es uno de los tres invictos que quedan al cabo de cinco fechas (los otros son Lanús y San Lorenzo), pero por regularidad y continuidad en su vertiente positiva y asimismo por virtuosismo en la competencia en curso sobresale como la medida más alta de la solidez colectiva.
Sí, por cierto, la solidez colectiva no es un dato perdido entre otros en un deporte que consiste en que once de un lado y once del otro lado pugnen por imponer sus condiciones, por desplegar su bolsa de virtudes y por añadidura por eclipsar las virtudes del oponente.
Convencidos, afianzados, intensos, variados y extremadamente fuertes de la sesera, los del Chacho Coudet vapulearon a un Colón que pasó del sueño feliz a la pesadilla en un puñado de días y se perfilan como un serio candidato a llegar a la final, salvo, por qué no pensarlo, que la Copa Libertadores se les convierta en una piedra en el zapato.
Los Canallas rosarinos (también se dan en llamar La Academia) lideran el Grupo 1 y Lanús lidera el Grupo 2, aunque los del conurbano bonaerense pasaron por tierras sanjuaninas en clave de corriente alterna, con una buena producción ofensiva y una mala gestión defensiva: de ahí que hayan tenido que contentarse con empatar 2-2.
El plato principal de domingo fue servido en el Cilindro de Avellaneda, donde un lujoso taco del juvenil colombiano Roger Martínez fue insuficiente para maquillar un espectáculo de vuelo bajo, brumoso en la confección y feúcho en la terminación.
Racing se quedó con los tres puntos y también con la sensación de que si defiende un poco mejor sus partidos serán más aburridos para el espectador neutral (si es que tal tribu aún existiera), acaso produzca una menor combustión en el área rival, pero sumará seguido y se acercará con menos tropiezo a valores a menudo complejos y difíciles de conseguir: una identidad y un piso de rendimiento propio de un equipo confiable.
Boca, ¡ay Boca!, transmitió la sensación de que está como cuando bajó del barco: a veces gana, a veces no, pero la idea de juego brilla por su ausencia y ese lastre supone que se subordine a una especie de tómbola anárquica que tiene en Carlos Tevez un abanderado a veces inspirado, a veces fastidiado, y así.
(“Me voy caliente, ni patearon al arco”, declaró Orion. ¿Y Boca cuántas veces pateó, Agustín?).
El clásico de la quinta fecha arrojó las lagunas de un San Lorenzo que tuvo el partido en sus manos pero se diluyó en tibiezas y allanó el camino a la corajeada de Huracán, víctima de shock traumático y males de ausencia, pero jamás víctima de la pereza de quien se rinde sin un quejido: de ahí que haya tenido su agónica recompensa en los pies del siempre discutido y siempre pertinente Ramón Abila, Wanchope que le dicen.
Entre los puntos destacables del calendario del fin de semana consta con holgura lo de Defensa y Justicia: tiene un plantel de presupuesto mínimo, un entrenador (Ariel Holan) de prensa también módica, y resulta que ahora también goleó a Aldosivi, se acomodó tercero y no hay otro equipo que haya puesto tantas rúbricas en la red.
También goleó Estudiantes de La Plata (para profundizar la crisis de Argentinos Juniors) y también por fin ganó Olimpo de Bahía Blanca, aunque sin el lustre de dos equipos que se mantienen arriba de la mano de sendos directores técnicos de las nuevas camadas: Godoy Cruz Antonio Tomba con Sebastián Méndez y Atlético Tucumán con Juan Manuel Azconzábal.
Aplauso, medalla y beso al correntino José Sand, que a los 35 abriles es el máximo anotador del campeonato: en cinco partidos, cinco pepas del “Pepe”.

Télam.