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La Ciudad 10 de diciembre de 2017

“La modalidad del estudio on line va a ir desplazando fuertemente a la presencialidad”

El rector de la casa de altos estudios, Juan Carlos Mena, asegura que la "educación a distancia rompe fronteras". "Permite que muchas personas que no tenían acceso a estudios superiores, puedan incorporarse a la vida universitaria", explica.

El rector de la Universidad Fasta, Juan Carlos Mena.

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Con 25 años de permanencia en la ciudad, la Universidad Fasta no sólo se consolidó sino que logró instalarse en todo el país a través de la educación a distancia.

“Desde Orán hasta Ushuaia la educación a distancia rompe las fronteras más allá del aspecto cultural porque permite que muchas personas que no tenían acceso a estudios superiores, puedan incorporarse a la vida universitaria ya no yendo a la universidad sino logrando que la universidad vaya a ellos”. Así explicó Juan Carlos Mena, rector de la casa de altos estudios a LA CAPITAL, el fenómeno de la educación a distancia e hizo un raconto del cuarto de siglo recorrido.

– ¿Qué balance hace del cierre del año y de los 25 años de la universidad?

– Entendemos estos 25 años como un ciclo fundacional y de consolidación del proyecto. El balance es muy positivo, hay una comunidad muy afianzada en el marco de un proyecto que crece y se renueva. Crece porque en el planteo original Fasta pensó una universidad con base en la ciudad de Mar del Plata con ánimo de servir a la ciudad y su región pero, con el paso del tiempo, también fue incorporando los cambios culturales que llegaban prácticamente como una imposición y como un cambio de escenario al cual también había que adaptarse. Me refiero específicamente a la era digital que cambió totalmente los hábitos, los modos de relacionarse, de ejercer el comercio, la industria y por supuesto, los modos de hacer educación y de acceder a la información. En este contexto Fasta hizo una adaptación de su proyecto original volcándose fuertemente a la educación a distancia que hoy comprende 2/3 de su matrícula. De los 11.000 inscriptos que hubo en la universidad este año, unos 7000 fueron de educación a distancia.

– Esto marca no sólo una tendencia sino que es un indicador que no hay vuelta atrás y que la educación a distancia probablemente siga creciendo…

– Sí yo creo que no sólo no hay vuelta atrás, sino que todas las instituciones que no empiecen a hacer procesos de adaptación al nuevo modo de enseñar y de aprender, lentamente van a quedar rezagadas y tendrán serias dificultades para sobrevivir. La cultura generada por el impacto de la era digital obliga a cambiar procesos, proyectos, no es algo que va a venir, sino que lo hizo hace un tiempo y está plenamente desarrollada con carta de ciudadanía en todos los ámbitos, y lo que se viene es un proceso de afianzamiento cada vez mayor. La modalidad del estudio on line va a ir desplazando fuertemente a la presencialidad y aquí hay que generar un proceso de adaptación de todos. Los docentes que tienen hábitos adquiridos que deben ir reformulando, los directivos que deben ejercer una visión del proyecto en otro tono en un espacio que ya no juega tan fuertemente con el territorio, y tal vez los que menos deban adaptarse son los estudiantes que ya se incorporan a la universidad formando parte de este estilo de vida. Aquí hay una ventaja del estudiante por sobre el docente.

– Estos cambios ¿implican también pensar en la duración de las carreras y dar respuesta a la necesidad que sean más cortas con salida laboral rápida?

– Sí, aquí hay un problema que es la falta de adecuación entre la demanda del mercado y la demanda de estudios superiores. Parece que en el futuro las carreras con mayor demanda van a ser las de tecnología, ingeniería, matemática, ciencias y, en general en la Argentina, todavía se elige otras carreras. En ese marco hay un tipo de diseño en las carreras de las universidades argentinas muy napoleónicos, lo que suele llamarse carrera tubo. Uno entra a cursar medicina, por ejemplo, y no tiene posibilidad de moverse, no hay trayectos cortos, tiene un espacio de muy largo aliento que recorrer y eso a veces genera desgranamiento y deserción. Se espera que haya algún tipo de reformulación del sistema en general pero hoy casi todos los educadores y políticos que están dedicados a la educación están mirando con mayor atención el espacio de la educación media que sigue siendo el eslabón débil de la cadena. Aquí hay una necesidad de reformular la escuela media y después sí pensar en una adaptación de la universidad a un modelo más universal

– En la Argentina se reciben estudiantes de Latinoamérica o Europa que tienen mayor facilidad en ese sentido…

– Sí, es un país de recepción y una cosa que alienta mucho es la gratuidad de la educación que hace que para muchos estudiantes de nuestro subcontinente sea más sencillo estudiar en la Argentina que hacerlo en el propio país incluso en instituciones públicas donde normalmente hay que pagar un arancel. Encontramos estudiantes colombianos, peruanos, brasileros, yo creo que hay que recibirlos con los brazos abiertos en el sentido de que la integración continental y la colaboración latinoamericana, debe ser un marco de referencia. Pero también creo que hay que estudiar de qué manera nosotros podemos pensar la educación en términos de las necesidades del país porque tampoco se justifica formar recursos humanos de manera gratuita para que después esos graduados se vayan a otros países.

Desafíos

– Mirando al 2018, ¿qué desafíos tiene la universidad por delante? ¿van a incluir alguna oferta académica nueva?

– La universidad tiene una mecánica de crecimiento en el número de la oferta que felizmente ha sido vertiginoso, ha tenido capacidad de adaptarse a la demanda. Este año hemos estado un poco más detenidos porque hubo un cambio muy importante en la normativa de educación a distancia que hasta tanto no se complete el proceso de adecuación de todas las instituciones, no se van a lanzar nuevas carreras pero como estamos avanzados en ese proceso, creo que el año que viene presentaremos algunas carreras nuevas en distancia. En materia presencial la mayoría de nuestra oferta está afincada en las ciencias médicas que hace poco se graduó la tercera cohorte de médicos, pero lo que hemos presentado hace poco es la carrera de Odontología que ha comenzado todos los trámites ministeriales. Seguramente no va a estar para 2018, esperamos poder convocar para el 2019.

Interacción

– Este año no sólo encuentra a la universidad creciendo sino también interactuando con los organismos y mostrándose como referente en algunas cuestiones…

– Sí, hay muchos procesos de articulación con distintos actores locales pero hoy también con algunos nacionales, eso lo hemos percibido de un modo favorable. Este año la universidad completó su proceso de evaluación externa y, del resultado, sacamos muchos aspectos positivos. Es una evaluación que la consideramos muy favorable en la cual un elemento que se destaca es la capacidad de la universidad de relacionarse y de prestar servicios muy visibles a toda la comunidad, más allá de toda la oferta educativa que es la tarea que uno hace habitualmente con quienes son estudiantes y serán luego sus graduados.

– Y en investigación, ¿también crecieron?

– Sí, felizmente. Cuando completamos el proceso de autoevaluación nos sorprendió ver cuánto había crecido la investigación en base a prácticamente todos los indicadores: cantidad de investigadores, de proyectos, financiamiento. Había una enorme cantidad de actividad investigativa que se había desplegado en la universidad que era visible, de hecho en la evaluación externa es una de las funciones sobre las que menos recomendaciones tenemos y la ponderan habiendo tenido un desarrollo importante