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Cultura 5 de septiembre de 2022

La noche que Darwin regresó a la Argentina

Sobre “Educando a Darwin”, de Eudeba.

Educando a Darwin.

 

Por Alejandro Manrique

 

La teoría de la evolución de Charles Darwin, resumida en su obra “El origen de las especies” de 1859, produjo un cambio radical en la biología y nuestra comprensión del mundo a través de lo que denominó la selección natural.

Darwin visitó Argentina a comienzos de la década de 1830 y el recorrido por distintos puntos de nuestro actual territorio fue en parte inspirador de su teoría. Sumado al descubrimiento y recolección de fósiles, estuvo en la pampa junto a los gauchos, en las costas patagónicas y hasta se cruzó con los nativos de las tierras australes. Toda esa experiencia fue fundamental para la elaboración de la teoría de la evolución de las especies.

A través de los años, los sucesivos estudios científicos modernos, fundamentalmente los conocimientos del ADN y la genética, dieron fundamento a la biología moderna. Ni Darwin ni Wallace, codescubridor de la teoría, pudieron explicar cómo ocurre la evolución ni la manera de transmisión de las variaciones de una generación a otra.

¿Qué pensarían Darwin y muchos de sus colegas naturalistas sobre la “evolución” de la teoría y las disquisiciones actuales sobre el origen humano y las diferentes especies que habitan el planeta…?

Este hipotético contexto se manifiesta muy bien planteado en “Educando a Darwin” (Editorial EUDEBA, 2021, 86 páginas), texto escrito en tono de novela científica por los biólogos María Susana Rossi y Marcos Imberti, ambos investigadores de la Universidad de Buenos Aires.

En el libro, la protagonista Ana, bióloga recientemente graduada, se topa con el propio Darwin y le guía por diferentes encuentros que abordan variadas disciplinas científicas para aggiornarlo y hacerle saber qué sucedió con su teoría desde una visión moderna.

A partir del súbito encuentro con Darwin en el Museo Argentino de Ciencias Naturales Bernardino Rivadavia de la Ciudad de Buenos Aires, Ana lleva al viejo naturalista inglés de barba blanca a diversos centros de investigación de nuestro país: el Instituto Leloir, la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA y la Universidad de San Martín.

Ambientado en una sola noche –frenética e interminable para la joven bióloga-, con un estilo narrativo ágil y original, el padre de la teoría evolucionista pide a la protagonista que le ayude a actualizarse y saber del destino de la teoría formulada hace más de siglo y medio.

Así, entran en escena científicos e investigadores de la talla de Burmeister, Crick, Haeckel, von Baer y Waddington. Cual si fueran fantasmas, en cada escenario, Darwin mantiene enriquecedores diálogos que le permiten conocer más allá de su teoría, los nuevos enfoques y hallazgos sobre la evolución, las preguntas que se pudieron responder, las que restan dilucidar y las nuevas disciplinas (epigenética, genómica, medicina personalizada) de la ciencia que podrían hacer su aporte en el futuro.

Perteneciente a la colección “Ciencia joven” del sello editorial, el texto es una excelente propuesta que llena un vacío en la divulgación de la teoría de la evolución de manera comprensible y amena tanto para los jóvenes como también el público adulto.



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