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La Ciudad 14 de enero de 2021

La Rambla, un descontrol: shows en vivo sin protocolo en plena pandemia

Sin distanciamiento social y con poco uso de tapabocas, todos los días es sede de espectáculos al aire libre que no respetan ningún protocolo de seguridad e higiene.

Una tradicional postal marplatense, quizás la más icónica de la ciudad, está inmersa en el descontrol: todas las tardes hay shows musicales en vivo donde no se respetan los protocolos y el riesgo de contagio de coronavirus es evidente. Pero no solo eso: hay veredas rotas y bolsas de basura apiladas en los distintos rincones.

En medio del rebrote de casos y la preocupación por el futuro de la temporada, en la Rambla vale todo: hay baile y música sin protocolos. ¿Los controles? Hasta ahora, Inspección General Municipal – área que depende del secretario de Gobierno, Santiago Bonifatti- no intervino pese a las quejas de los vecinos. Tampoco lo hizo la Provincia.

La famosa Rambla, esa pasarela con vista al mar que integra a los tradicionales edificios diseñados por el arquitecto Alejandro Bustillo y alberga al monumento más famoso de Mar del Plata -los lobos marinos esculpidos en piedra por José Fioravanti-, muestra signos de desidia y, lo que es peor en el marco de la pandemia de Covid-19: posibles focos contagiosos.

Justo detrás del edificio del Casino Central, en el sector con vista al mar, las escalinatas que dan inicio del paseo se convierten en una tribuna que congrega todas las tardes al público de algunos artistas callejeros que se apostan en el sitio. Con la ayuda de “pistas musicales”, los cantantes entonan clásicos del rock nacional. Si bien la platea se encuentra al aire libre, el problema radica en la falta de distanciamiento social entre los espectadores, muchos de los cuales no usan de barbijo o lo llevan mal puesto debajo de la nariz.

Frente al skatepark, una carpa del Ministerio de Salud de la provincia de Buenos Aires ofrece folletos y permite inscribirse para ser receptor de la vacuna, pero tampoco interviene ante lo que ocurre a pocos metros.

Otra aglomeración se produce entre los que recorren la feria de ropa que funciona a metros de la arena, una especie de “La Salada” a orillas del mar. La oferta gastronómica también está presente, con dos licuados por $300, dos panchos por $180 o tres por $260. Claro que, esos puestos de comida rápida carecen de todo tipo de medida preventiva contra el Covid-19: en esas barras no hay alcohol en gel, por ejemplo.

Show

Desidia

En la Rambla, antes de llegar a los lobos marinos de piedra (caminando de norte a sur), la vereda pierde su línea ya que varias filas de baldosas fueron retiradas, pero no repuestas aún. Asimismo, los papeles, utensilios de comida al paso -como bandejitas o cubiertos de plástico y hasta vasos- se amontonan ante la ausencia de cestos de residuos. Y los existentes, muchos días, se ven colapsados por la falta de mantenimiento.

La recova, justo debajo del edificio del Casino Central, alberga a algunos establecimientos gastronómicos y también suele aglutinar desechos de todo tipo y destilar olores muy diferentes al desinfectante o la lavandina.

Incluso, muchos utilizan la recova para refugiarse del viento y hasta el monumento a Almirante Brown suele ser usado para instalarse, cerca del lugar donde aún quedan algunas marcas del retrato pintado del ex presidente Néstor Kirchner. Con los lobos marinos de piedra como telón de fondo, la escalinata que conduce desde la plazoleta Almirante Brown hasta la arena, también se convierte en platea al aire libre para escuchar temas melódicos transformados en “covers”.

 Si bien la platea se encuentra al aire libre, el problema radica en la falta de distanciamiento social entre los espectadores, muchos de los cuales no usan de barbijo o lo llevan mal puesto debajo de la nariz.

 

La misma situación se repite en la otra escalera, que da paso al sector del Paseo Hermitage. Sin bien se trata de espectáculos al aire libre, en todos los casos se reitera la aglomeración de gente sin ningún tipo de cuidado. La situación es contraria a lo recomendado por los protocolos de higiene y seguridad para el funcionamiento de los teatros, por ejemplo.

Desdeelaire

Hoy el conjunto urbanístico creado a principios del siglo pasado, que funciona como articulador de los históricos edificios del Casino Central, el NH Gran Hotel Provincial y la plazoleta Almirante Brown, ostenta signos de abandono, desidia y suciedad. Claro que la cuestión no es nueva, sino que se repite año tras año sin que se genera una solución en ese sector de jurisdicción provincial.

Más allá de la cuestión estética, la cuestión adquiere ribetes de gravedad debido a la situación sanitaria que viven la ciudad, el país y el mundo por causa del Covid 19.

“Una de las recomendaciones es cuidar la higiene, además de mantener la distancia social y usar el tapabocas, pero ahí no se cumple nada de nada”, describió un empleado de uno de los establecimientos gastronómicos ubicado bajo la recova del Casino Central señalando hacia las escalinatas de piedra. Y se quejó porque “ahí no pasa nada y se pueden contagiar”. “En el negocio no llego a tener un pote de alcohol en gel y me clausuran”, asegurando que “acá pareciera que no funciona de la misma manera la ley para todos”.



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