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Interés general 8 de abril de 2018

La reacción en las redes: “¿No tiene cosas más importantes que hacer?”

La indignación por la desmesura del operativo encabezado por el intendente para bajar el cartel del Paseo Aldrey parece haberse convertido en una válvula de escape para que los marplatenses expresen su hartazgo con los errores e ineptitudes de la gestión de Carlos Arroyo.

Apenas conocida la noticia de que el intendente Carlos Arroyo y buena parte de su gabinete asistieron a un operativo de madrugada para retirar un cartel del paseo Aldrey, las repercusiones no tardaron en llegar a través de las redes sociales.

Una gran número de las opiniones apuntan a las falencias o directamente a la inoperancia del intendente Arroyo como gobernante, considerando que la acción intempestiva encabezada por él mismo en la madrugada es un gesto desesperado por acallar críticas o distraer sobre los graves problemas urbanísticos y administrativos de la ciudad que su gestión no logra encausar. Para otros refleja el estado anímico del titular de la comuna, y también están los que sugieren que su propósito es, con una acción estéril pero de impacto, reposicionarse en la interna oficialista, donde se lo ve postergado y dando lugar también a que se lo califique en medios nacionales como el peor intendente de Cambiemos.

Para Norma G, “hay una evidente guerra declarada contra el señor Florencio Aldrey Iglesias”, y luego habla del “señor del piloto”, a quien le sugiere que deje de lado “lo personal, no ser absolutista y respetar la democracia y la libertad”.

Ricardo R. escribió no entender porqué tanta atención hacia un “simple cartel” de parte de los funcionarios, de frente a todo lo que falta en Mar del Plata “en educación, en seguridad, en limpieza”, en tanto que la decadencia y el abandono se refleja en todos los puntos de la ciudad.

Otros foristas han sido más lacónicos, tal el caso de Lucas M: “La ciudad se está cayendo a pedazos”. “Dedicá tanto esmero a tapar los baches”, es el “consejo” de Mónica B.

“Es una vergüenza, no se le cae otra idea más que recaudar por medio de multas. La seguridad de la ciudad es un desastre, la ciudad está sucia, por las calles no se puede andar. Vergüenza tendría que darle”, escribió Paola M.

“Ojalá dedicaran el tiempo en cosas que son importantes para la ciudad. Lo único que les importa es hacer política, eso no le sirve a nadie más que a un puñado de personas. Tenemos una de las ciudades más lindas del país, mal cuidada, sucia, insegura, la ciudad con más desempleo del país. Dediquen el tiempo a cosas importantes, tomen la gestión con responsabilidad y quieran un poco a Mar del Plata”, opinó Marcos C.

Nora B. apuntó: “Y siguen con temas superfluos, un cartel, si la mujer barre o no la vereda, ocúpese señor de la inseguridad, el tránsito, la basura, el acampe y otras cosas que prometió y no cumple”.

Joanna I. fue tanto o más dura: “¡Qué manga de ineptos! Con los problemas que tiene la ciudad, los robos, los asesinatos, la desocupación, femicidios, infanticidios”. Y acotó: “Arroyo, ponete a trabajar en serio y en aspectos que los ciudadanos se vean beneficiados. Danos seguridad”.

Maria B. comentó: “Qué error tan grande fue haber depositado el voto en un intendente con tan pocas luces. De los errores se aprende”.

No faltan quienes manifiestan no haber coincidido en su momento con la elección del nombre para el paseo, o con las características que éste habría de tomar, y hasta dicen no tener empatía con el empresario, pero no por ello eximen a la gestión de Arroyo de ineptitud, de falta de rumbo y hasta falta de coherencia o de racionalidad en lo que expresa y hace especialmente el jefe comunal.

Norma T. refiere que prácticamente no hay barrido en las calles “y las hojas y residuos van hacia las bocas de tormenta”, de manera que provocan graves inconvenientes como ya se ha visto en oportunidad de las inundaciones.

Cartel y desahogo

La indignación parte del hecho de la bajada del cartel para luego sentir la necesidad de ampliar los comentarios hacia todas las carencias de Mar del Plata, agudizadas por los errores o la inacción de la intendencia gobernada por Arroyo.

Por ejemplo Silvia G. se pregunta “por qué no se hace control en los edificios cuando se están cayendo mamposterías y esto representa un peligro para todos”.

Luli S. apunta hacia la falta de control del tránsito y el abandono del plan de trabajos para dotar a las esquinas de bajadas para discapacitados.

No faltan las apreciaciones ácidas sobre el momento elegido para bajar el cartel: plena madrugada y con un inusitado y costosísimo despliegue. Se actúa de “manera cobarde, nunca de frente”, dice Alejandro S. “Efectuar el procedimiento en altas horas de la madrugada -opina Adrián L.- es un acto lisa y llanamente de cobardía”.

Ricardo R. directamente le pregunta a Carlos Arroyo si no le parece ridículo obsesionarse con la denominación de un espacio, cuando este lugar fue rescatado de la ruina por quien arriesgó e invirtió para que “turistas y ciudadanos comunes tengan un lugar de paseo” digno para Mar del Plata.

Patricia F. abunda, temeraria, con la suposición de que “si se hubiera untado” (sic) la identificación del paseo seguiría en su lugar, en tanto Carlos G. estimó que “el intendente está en el chiquitaje” y resuelve un operativo con el costo de una fortuna en vez “de buscar soluciones para los problemas” que tiene la ciudad.

La anécdota del cartel también parece estar sirviendo como disparador de denuncias o expresiones de solidaridad hacia el olvido que sufren grandes barriadas de la periferia de la ciudad. Vaya uno de tantos mensajes, el de Diego T., en este sentido: “Que vergüenza ajena me da este impresentable de intendente que tenemos… por qué no ayuda a las dos de la mañana a gente de barrios con calles intransitables, o a sacar basurales o a tapar pozos… qué lamentable”.

La cuestión del cartel dio lugar a cuestionamientos no ya hacia Arroyo, sino también a consecuencias de las políticas nacional y provincial. “Arroyo -sugiere Darío L.- dejá de lado las pavadas y andá a negociar a Buenos Aires la tarifa del gas, que la gente va a pagar más de 5.000 pesos por mes por calefaccionarse en este invierno”.

La interpretación, en varios de los pronunciamientos, se orienta a la intención del titular del gobierno municipal de tomar represalias hacia quienes no están dispuestos a disimular sus errores o incapacidades. “¿No me diga doctor Arroyo -pregunta César B.- que hizo esto para saciar su sed de venganza”.

Por su parte Juan B. admite que “nunca estuve muy de acuerdo en el proyecto de transformación que se le dio a la vieja terminal: 1º por no haber priorizado la propuesta del arquitecto Cesar Pelli y 2º por la funcionalidad comercial que se le dio. Pero no dejo de reconocer que la importante inversión y calidad del complejo ha impactado fuertemente en un área urbana que estaba muy deprimida, convirtiéndola en un centro de atracción para turistas y locales. Creo que el intendente y su equipo debería recorrer en distintas horas del día calles y avenidas de la ciudad para inventariar el desastre del tránsito”.

Las críticas hacia la administración municipal llueven desde todos lados. Desde Batán, Nora G. dice “no se dan una idea del abandono que hay por acá; pusieron un delegado provisorio que nunca nadie le ha visto la cara, sólo sabemos que se llama Tonto”.

Leonardo R. también se dirige directamente a Arroyo sugiriéndole que en vez de andar bajando carteles en plena madrugada “por qué no lo usa para presentar un presupuesto serio, terminar los Polideportivos, tratar de cobrar las tasas a quienes no las pagan y echar de la administración a los que desvían fondos específicos para gastos generales, o acaso es él quien lo hace”. “No pierda tiempo con pavadas”, también le propone.