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Cultura 19 de marzo de 2016

La vida de los elfos

Con un marcado lenguaje poético, Muriel Barbery regresa con una historia de magia y fantasía.

por Claudia Lorenzón

Luego del éxito de “La elegancia del erizo”, Muriel Barbery vuelve en “La vida de los elfos” con una historia de magia y fantasía, en la que cobran especial relevancia dos niñas dotadas de poderes especiales, que tendrán como misión salvar al mundo y a sus habitantes, ante la situación límite que plantea un contexto de guerra.
Así surgen María, nacida en España, y Clara, que es enviada a Roma para desarrollar su don natural por la música, quienes tienen la capacidad de estar en contacto con el mundo de los elfos, donde el arte se fusiona con la naturaleza.
Situada entre la primera y segunda guerra mundial, en “La vida de los elfos” (Seix Barral), una gran amenaza se cierne sobre la especie humana y solo estas niñas, huérfanas y de 12 años, serán capaces de enfrentar el peligro.
Con un marcado lenguaje poético, Barbery buscó en esta obra emparentada con la fábula “pintar un mundo imaginario multiplicando los personajes y las posibilidades narrativas”, manifestó en una entrevista con Télam.
Barbery nació en Casablanca en 1969, es profesora de filosofía, y desde esa disciplina compuso “La elegancia del erizo”, una novela, publicada en 2006, en la que realiza una crítica mordaz a la burguesía francesa, habla de la soledad, de la inteligencia del individuo y de la solidaridad, y con la que vendió seis millones de ejemplares en todo el mundo.
Luego de ese éxito literario, Barbery dejó Francia para ir a Japón, donde vivió varios años y conoció los jardines de Kioto, un ambiente natural al que caracterizó como imbuido de una pureza cercana a la perfección, que la inspiraron para lograr su nueva obra.
– Pasaron nueve años de la publicación de “La elegancia del erizo”, ¿qué motivó este nueva novela?
– Pasaron varios años entre cada una de mis tres novelas, es un signo de que tomo mucho tiempo para madurar un texto. Uno de los detonadores mayores de la escritura de una nueva novela es el encuentro con uno o varios personajes, el deseo de pasar un tiempo con ellos.
Cuando María y Clara surgieron de mi pluma, supe que era el inicio de una nueva aventura. Pero el otro detonador es la evolución del estilo: puedo pasar a la etapa de la escritura cuando me siento capaz de hacer evolucionar mi forma de escribir.
Para esta novela, tenía ganas de lograr una escritura más poética, también más meditativa, tratando de contar al mismo tiempo una historia más compleja que las de mis obras precedentes.
– En “La vida de los elfos” como en “La elegancia del erizo” aparecen duplas o parejas femeninas como protagonistas y almas gemelas, ¿por qué las elegís?
– No es una elección, eso se dio naturalmente. Es verdad que mis heroínas a menudo son niñas o mujeres solitarias, en busca de almas gemelas, pero ¿no es lo que nos pasa a todas?
– ¿Entonces, qué rol o lugar ocupan las mujeres en tus obras?
– A lo largo de las novelas, veo que mis personajes femeninos devienen más fuertes, más satisfechos, más conscientes de su gracia y su talento, y en todos los casos juegan un rol mayor o principal: son las mujeres que cambian el mundo, que hacen vascular las cosas, que sean íntimas o universales. ¿Por qué? No sé.
– Construir una realidad donde aparecen seres mágicos o con poderes es una forma de sobreponerse a la violencia, a la arbitrariedad, a la destrucción de una guerra. ¿Pensaste en algo de esto al escribir esta nueva obra?
– Necesito estar casi totalmente inconsciente de lo que pasa a mi alrededor cuando escribo, si no no puedo alcanzar el grado de espontaneidad y libertad que me parece necesario para la escritura de una novela. Es solamente cuando la novela se termina que me hago la pregunta en un sentido profundo, más allá de los personajes, de las imágenes, de las sensaciones que me fueron guiando durante su redacción.
Pero es verdad que creo en el poder de la imaginación y de la ficción total para decir algo del mundo y luchar contra su violencia. Las novelas, las fábulas, las parábolas, las leyendas siempre tuvieron esta doble función de comprensión y de pacificación.

Télam.



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