La Ciudad

La vida de película del soldado marplatense que volvió de la muerte en la Primera Guerra Mundial

Reconstrucción de la historia de Agustín Izoard. Argelia, Mar del Plata, Francia. La plaza Colón como faro. El puerto y Aldosivi. La vida por su lejana patria. Una conmovedora carta que anuncia su fallecimiento mediante LA CAPITAL, en 1919. El giro radical y los motivos insospechados. Un guión para el Oscar.

Por Juan Miguel Alvarez

“Son las últimas voluntades de un soldado francés, el sargento Agustín Izoard, residente en Mar del Plata, caído frente al enemigo”.

La carta comienza así, sin demasiados preámbulos, acaso con la intención de recuperar algo de la urgencia perdida en el largo viaje a través del Atlántico. Había sido enviada el 28 de diciembre de 1918 desde el Hospital de Merviller (Francia) con la firma del soldado Georges Rollin y publicada recién por LA CAPITAL el 14 de febrero de 1919.

La ciudad recibía con dolor el terrible desenlace de un héroe de la Primera Guerra Mundial. Era, además, la tercera puñalada para la familia Izoard, porque antes habían caído en batalla Gastón y Alberto, hermanos de Agustín. Aquí también lloró a la víctima Adolphine Morán, quien quedó viuda tras una efímera vida en matrimonio.

Agustín (Augustin), nacido en 1892 en Argelia, por entonces colonia francesa, llegó a Buenos Aires junto a su madre y ocho hermanos en febrero de 1908. Esta familia, como tantas otras, subió al barco “Formosa” en el Puerto de Marsella con el sueño de encontrar en el lejano país de Sudamérica un futuro mejor.

¿Por qué Mar del Plata como destino final? Parientes que ya se habían asentado aquí los sedujeron en sus cartas con imágenes de la plaza Colón, diciendo que eran terrenos propios.

Agustín Izoard vivió en esta ciudad entre los 16 y 22 años y, como sus cinco hermanos varones, fue empleado por la empresa de “Allard, Dollfus, Sillard & Wiriot”, la firma que participó de las primeras obras para la construcción del puerto.

Su nombre también quedó grabado por ser parte del origen de Aldosivi, hoy uno de los clubes más populares de la ciudad que participa en la Primera División de fútbol y que, con una pequeña variante, tomó el nombre de la combinación de iniciales de aquella constructora francesa: en mayo de 1913 fue protagonista del primer partido que disputó el equipo portuense en su historia, un amistoso ante Atlético Mar del Plata. Lo hizo por pedido de sus compañeros, el fútbol no fue su gran pasión o su actuación estuvo por debajo de lo esperado, ya que desde ese día no jugó más.

Ficha de Aldosivi-Atlético, en 1913.

Por lo tanto, no integró el equipo de Aldosivi que el 13 de julio del mismo año debutó oficialmente en la Liga Marplatense ante Pedro Luro. Su patriotismo estaba por delante de todo: ese domingo prefirió ir al Hotel Colón para celebrar junto a 129 franceses el aniversario -que era el día posterior- de la toma de la Bastilla. Puede ser que allí hallara el estímulo para ofrecerse como voluntario en el Ejército francés al que pertenecería y que le habría de cambiar su vida.

“Era mi compañero de combate desde 1915. Siendo los dos casi americanos, visto que yo resido en Nicaragua, éramos como dos hermanos. El 14 de octubre, designado, como yo, a tomar por asalto, con una sección, un nido de ametralladoras, salió con sus hombres a las tres de la tarde. Yo le servía de refuerzo. Diez minutos después era dueño de la posesión enemiga. Al caer de la tarde, una contraofensiva era dada por los enemigos; entonces Izoard, desbordado por todas partes, se defendía como un tigre; sus hombres, caían uno tras otro; a mí me era imposible de socorrerlo, visto que caía una lluvia de fierro; en fin, me decido a saltar, y llegando a él, lo veo caer con una bala en el pecho”.

En 1914, un 27 de junio, Agustín contrajo matrimonio con Adolphine Morán en Mar del Plata. Y recientemente casado, con 22 años, decidió ir a luchar por su patria a miles de kilómetros. Con un entusiasmo algo ingenuo, partió junto a cuatro de sus hermanos desde la Estación Norte de ferrocarril y el 14 de agosto se embarcó en el puerto de Buenos Aires. Un mes después llegó a Francia y empezó a escribir otra historia, literalmente.

Agustín Izoard integró el 50e Regimiento de Infantería y luego el 8e Regimiento de Infantería. Participó de los combates más importantes de la Gran Guerra, fue herido tres veces y los gases asfixiantes le dañaron la vista y pulmones. Por su valentía, obtuvo dos menciones militares.

Extracto de la ficha militar de Agustín Izoard.

Dado su desempeño, en julio de 1917 le otorgaron una “licencia”, por lo que decidió regresar a Mar del Plata. Aquí fue recibido con honores. La noche del 13 de ese mes, con motivo de la ya tradicional fiesta de su país, el Comité Patriótico Francés organizó un homenaje especial para el héroe de guerra. Él dio un breve discurso, cantó fervientemente La Marsellesa y fue ovacionado por los presentes en el Hotel Famille. Pero su cabeza seguía en la guerra, a la que regresó más lejos del frente de batalla: su nuevo rol era como formador de artilleros.

Por eso, sorprendió a todos aquella carta que llegó en el verano de 1919 a nombre de su compañero Rollin.

“Reconociéndome, me dijo: escriba al director de LA CAPITAL, calle San Martín, en Mar del Plata, diciéndome que sea amable de saludar al pueblo marplatense por la buena manera en que fui recibido el 13 de julio de 1917… Fueron estas las últimas palabras de este héroe, que lloré y que llevé yo mismo a la tumba, porque horas después recibí dos balas en el pecho y tengo mis días contados, pero antes quiero hacer el gusto de mi querido amigo. Como nunca me habló de parientes, no sé si los tiene. Esperando que la satisfacción será dada a un soldado muerto por el derecho y la libertad, señor director, mis respetuosos saludos”.

El muerto, vivo

Muchos años después de la guerra, Berta Izoard escuchaba en la voz insuperable de Gardel el tango “Silencio” (en la familia decían que estaba inspirado en la madre de los Izoard), cuando llegó una carta a su domicilio de la calle Alejandro Korn. La procedencia era Charleville-Mézières y, el remitente, nada menos que su hermano Agustín . “Salí de la guerra con muchas heridas, pero con vida. Me he casado otra vez. Tengo cinco hijos. Y de trabajo ando bien, pues formé una empresa constructora y esto va hacia adelante”, explicó sin rodeos. Entonces, no había muerto en la Primera Guerra Mundial.

Pasaron muchos años más y, mediante otra carta, anunció su visita a Mar del Plata, la que se concretó en 1970, más de medio siglo después de su partida. Lo acompañó su hija Huguette, quien trabajaba como secretaria del general Charles de Gaulle.

Ese viaje a los 78 años fue el inicio del cierre de su historia de vida. El condecorado ex sargento tenía varias cicatrices de guerra y una mandíbula de platino, ya que la suya fue destrozada por una bala. Había quedado viudo de su segunda esposa, tenía siete hijos y varios nietos. Aquí pudo ver el puerto por el que había trabajado, se sorprendió por el crecimiento de Mar del Plata y disfrutó al menos por unos días de parte de la familia que había dejado atrás cuando decidió quedarse en Francia.

Agustín (a la derecha) y dos de sus hermanos.

Agustín Izoard no había fallecido de la forma heroica que narró su compañero Georges Rollin, quien, por otro lado, y de acuerdo a su registro militar, también sobrevivió a la guerra y residió en Argelia, donde lo había hecho toda su vida. Posiblemente, a Nicaragua sólo viajó imaginariamente.

El héroe de guerra murió a los 92 años, el 12 de septiembre de 1984, en Charleville-Mézières.

El mismo año que había llegado la carta anunciando su deceso a LA CAPITAL, Agustín se casaba en Francia con Blanche Josephine Turquin y nacía su primer hijo, Robert Jean Izoard.

El soldado que con un coraje ejemplar estuvo en primera línea de batalla ante los ejércitos alemanes y se repuso a heridas de gravedad para continuar la lucha por su patria, quizá no se animó a enfrentar a su esposa de Mar del Plata para decirle que en la guerra también había encontrado un nuevo amor.

Acta de casamiento de Agustín Izoard y Blanche Josephine Turquin, en 1919.

Nota relacionada: Una carta con letras de sangre que viajó desde la trinchera hacia Mar del Plata

Fuentes: Museo del Hombre del Puerto Cleto Ciocchini, biblioteca virtual de la Biblioteca Nacional de Francia, Ministerio de Armas de Francia, Centro Genealógico de Pyrénées Atlantiques, Centro de Estudios Migratorios Latinoamericanos, archivo de LA CAPITAL, es.geneanet.org, entrevistas con los descendientes Elsa Abinet de Manchinelli y Michel Amar.

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