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La Zona 17 de mayo de 2020

La vida de un vendedor ambulante en tiempos de coronavirus

Leandro Macías es un histórico comerciante de este rubro y cuenta como sobrevive en medio de la pandemia. Estuvo un mes sin poder trabajar y generar ingresos económicos en la familia. Su fuerza de voluntad, reconocida en toda la comunidad, lo obliga a seguir adelante diariamente en su moto, sin importar los obstáculos en el camino.

Vendedor ambulante de Miramar, explicó como es su trabajo en tiempos de Coronavirus.

MIRAMAR (Corresponsal).- “Soy vendedor ambulante desde los 13 años, siempre me dediqué a esto y estoy orgulloso. Ojalá muchas personas pudieran hacer lo que les hace feliz”. Con esa simpleza que lo caracteriza  y reconoce en Miramar, Leandro Macías (57) abrió el diálogo con LA CAPITAL para contar como es su vida en tiempos de coronavirus.

“Estuve un mes sin poder trabajar, fue muy duro porque no tengo un empleo fijo con sueldo todos los meses, me mantengo con lo que gano en el día a día. Uno siempre tiene algún pesito que puede guardar pero se termina, entonces recurre a algún paquete de arroz, fideos o algo que se había comprado para tener mercadería”, agregó.

Diariamente, se lo ve trasladarse en su moto 110 cc por distintos rincones de la ciudad vendiendo pescado a los vecinos, y siempre con una sonrisa en el rosto, la de un hombre esforzado que hace lo que ama para llevar el pan a la mesa familiar.

El recorrido de Macías no sólo es por las calles de esta ciudad, sino que los lunes carga la mercadería, toma la ruta 77 y luego la 88, para hacer algo más de 30 kilómetros con el propósito de no fallarle a los clientes en Nicanor Otamendi, mientras que todos los jueves su destino es Mechongué, a 47 kilómetros de Miramar.

“No poder salir y vender pescado me trajo un verdadero problema, en nuestra familia vivimos de esto, pero no se podía hacer nada había que quedarse en casa”, destacó el vendedor ambulante.

Más allá de hacer lo que le gusta y genera felicidad, Macías es consciente que su trabajo tiene limitaciones por la misma inestabilidad económica o también el clima, por eso cuidar la salud es primordial.

“En este trabajo sabés que alguna veces ganas 700 o 500 pesos por día, otros menos pero sino podés estar en la calle trabajando hay que tener mercadería para sustentarse diariamente porque todo aumenta seguido. Repito, esto es día a día, si me enfermo no genero recursos, vamos a porcentaje, se tiene que vender bastante y aparte ningún vendedor ambulante tiene cobertura médica”, sostuvo.

Vuelta al trabajo

La liberación de actividades comerciales en Miramar trajo alivio a Macías y su familia. “Comenzamos a vender y eso da tranquilidad porque a pesar que tengo clientes fieles a uno le preocupaba no cumplir con su trabajo. Igual hay que estar atentos porque se viene el invierno y la situación económica se va sintiendo. Pienso que puede pasar en los próximos meses cuando llegue el frío y haya más gastos de calefacción”, reflejó.

La emergencia sanitaria obligó a cumplimentar una serie de medidas básicas y en ese sentido, Macías recalcó una cuestión interesante. “Me manejo con  guantes y tomando recaudos porque eso es parte del respeto hacia la gente, uno puede ser pobre pero debe mantenerse prolijo y limpio. Esa fue mi manera de manejarme siempre ya que se trata de alimentos”, manifestó.

Igualmente fue más allá en lo relacionado al respeto que merece el trabajo y su trato con los clientes. “Es primordial tener siempre un equilibrio psicológico, por más problemas que vos tengas cuando la gente te abre la puerta de su casa hay que mostrarle cariño y una sonrisa, todos pasamos por situaciones complicadas en la vida pero hay que seguir adelante”, concluyó Leandro Macías.