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Cultura 23 de mayo de 2017

Lapsus

por Odda Schumann

Como si hubiera vuelto a amanecer. El mismo encuentro en el mismo sillón de la misma terraza, en el cielo del edificio. Todo muerto. Durante los pisos la gente vive, como dicen, «normal». Que la televisión de las siete de la tarde y sacar la basura a las ocho para cruzarte a la del 8G, el ruido del 152 y las mesas de pool de al lado, los pisotones en los tablones y el grito de alguna histérica. Pero la terraza es el vaso de leche caliente de la resaca, la amiga tonta que no dice nada o el engaño pulcro. Ahí está siempre el momento en que no se sabe cuándo deja de ser tarde y se hace de noche o cuándo se prendieron las luces de la calle Chile. Es el momento en que no hay límites para que esos diez años con María Ester se vayan al diablo porque ahora subió la del 3J que es como la del 8G, una mujer que tiende la ropa con broches de madera. Y querés convencerte de eso y nada más, pero llega la del 5D y se te caen las medias porque es María Ester la que se sorprende por verte ahí en un sillón. ¡Y es la primera vez que subís a la terraza! Y te da eso que te da como para abrocharle el pico y empujarla por la reja oxidada del lado del pulmón, donde nadie normal en un día normal mira por una ventana. Y lo ves en tus ojos mientras Ester te habla y te manda al diablo porque dice que sos un ente que no responde. Pero vos estás con todas las luces prendidas, tirándola por la baranda hasta que sí llega la del 8G y el colgar la ropa es lo más dulce sobre la tierra que ya se tragó a Estercita y que ahora está fresca para arropar a la nueva que está nerviosa porque sabe que la ves y le tiemblan las manos. Pero sabe que subió sólo por vos y agarró cualquier ropa de cualquier lado sin revisar. Y el gesto inútil sobre el jean te recuerda a Estercita que ya voló y ahora no sabés cómo, pero la del 8G también vuela por los aires y es demasiado tarde porque ni la ropa colgó y el sol que ya se fue y vos que saliste detrás de ella y pasaste de largo la baranda y caés al vacío mientras unas luces se prenden y dejás de ver el sol del piso 14 para llegar al oscuro cielo eterno, ahora todo para vos.

(*): www.paramatarlapoesia.com