Cultura

Las escritoras de novelas románticas creen que los hombres leen sus obras, pero lo ocultan

Defienden el género al reivindicar los vínculos amorosos que trascienden el tiempo, en contraposición con las relaciones pasajeras.

por Analía Páez

Las mayores referentes de la novela histórico romántica de la Argentina, Florencia Bonelli, Gloria Casañas, Gabriela Exilart, Graciela Ramos y Fernanda Pérez, defendieron a capa y espada el género al reivindicar los vínculos amorosos que trascienden el tiempo, en contraposición con las relaciones pasajeras, y afirmaron que los hombres las leen pero lo ocultan.

Atrapadas por la escritura desde hace diez años, estas mujeres que ejercieron distintas profesiones -Ramos es licenciada en Gestión Gerencial; Pérez, periodista; Casañas y Exilart, abogadas, y Bonelli contadora- aseguraron que por nada volverían a esos sus antiguos trabajos encerradas en una oficina sin poder volcar sus historias en papel.

En el bar de un hotel de San Telmo, las escritoras conversaron con Télam sobre sus obras, sus lectores y la familia que, a veces, las acompañan en la tarea de investigar y hacer una lectura crítica de sus libros.

Bonelli supo conquistar el corazón de sus seguidoras con “Marlene”, “Bodas de odio”, “Lo que dicen tus ojos”, “Indias blancas” y la llamada trilogía del Perdón; Casañas descolló con “Alas de seducción”, “La maestra de la Laguna” y “Por el sendero de las lágrimas”; Ramos logró trascender con “La Capitana”, “Lágrimas de Revolución” y “Malón”; la marplatense Exilart con “Pinceladas de azabache” y “Por la sangre derramada; mientras que Pérez ingresó al género con “Las maldecidas” y “Los paraísos perdidos”.

– ¿Cuál es el público lector de sus novelas?

– Bonelli: Tengo lectoras de 15 a 99 años de todos los niveles sociales. Me leen desde investigadores sociales hasta, como dijo alguna vez un periodista como una defenestración, las empleadas domésticas.

– Pérez: Es una maravilla que la gente lea, porque eso es democratizar la cultura. A los periodistas que opinan así no hay que darles entidad. Durante mucho tiempo los consumos culturales y las críticas estuvieron manejados por un grupo de intelectuales que tenía el poder de los medios y las redes generaron una apertura donde todos podemos intercambiar y opinar, y ellos perdieron ese espacio y por ende, poder. También hay un grupito reducido de chicos rebeldes que piensan que están en Francia y juegan a que son grandes escritores, pero son sectores que no sostienen el mercado porque no compran jamás un libro, espera que se los regale la editorial.

– B: Lo que no puede darse cuenta esta gente es que le estamos acercando literatura fácil y fluida a un montón de gente que de otra manera no accedería, y que ese es un primer acercamiento con los libros. Después, con el tiempo, van a ampliar sus lecturas.

– Exilart: Nuestros libros acercan a los lectores a la historia pero desde otra mirada.

– ¿Les molesta que las tilden como “autoras de novelas rosa”?

– A coro: No, en lo más mínimo.

– Exilart: Es mentira que sólo te leen las mujeres, el mote de ‘novela rosa’ nos enorgullece.

– Casañas: Está la novela negra, también. Que le pongan el color que quieran. Lo importante es lo que contamos. Ese calificativo comenzó con alguien que denominó “rosa” a pequeñas novelas que se vendían hace muchos años en los puestos de diario.

– B: Chicas, nosotras escribimos historias que tiene por eje el amor porque nos encanta y punto.

– E: Nuestras novelas tienen más de drama que de rosa. Mirá la Ramos por ejemplo, que en su último libro (“Los amantes de San Telmo”) incluyó a un enano con todos sus dramas en una sociedad que lo defenestraba y sin embargo pudo enamorar a la protagonista.

– Ramos: Fue muy difícil delinear un personaje con esas características, pero cuando escribía sobre él pensaba “si yo lo amo, las lectoras lo amarán”. Y no me equivoqué.

– En estos tiempos en que los vínculos amorosos son en apariencia efímeros, ustedes plantean grandes historias de amor. ¿Cómo manejan literariamente ambas situaciones?

– B: Es el amor que todo el mundo desea, el amor ideal porque es lo que el ser humano busca y no todo el mundo encuentra. A mí me dicen: tus novelas son muy lindas pero ese amor no existe y yo les contesto: a vos no te pasó. Tengo a mis padres que hace 60 años que están juntos, y no pueden vivir el uno sin el otro.

– C: Hay historias de amor así, como las que relatamos en nuestros libros, lástima que no todos la viven.

– P: Las novelas terminan con un final feliz, en un punto no sabés lo que pasó después con esos personajes.

– No todos, tomá como ejemplo las sagas de Bonelli, “Caballo de fuego” y trilogía del Perdón.

– B: Es que mis lectoras siempre me piden que escriba la continuación de mis personajes. Hay algunos que van a tener 90 y pico de años si siguen pidiendo.

– C: Sí, le vamos a poner “hebras de plata” en vez de canas, van a ser unos bombones pero de 80.

– P: El amor es un tema universal. Es difícil escribir sobre el amor porque todos lo hemos experimentado. No escribimos sobre algo que el lector no sabe.

– B: No, te podés enamorar pero otra cosa es encontrar el amor eterno, el verdadero amor, tu alma gemela y amarlo hasta dar la vida. No todas las personas lo encuentran.

– R: Pero al amor hay que hacerlo crecer todos los días. ¿Por qué la gente se divorcia tanto en estos días? Porque no hay tolerancia. No es fácil sostener el amor. Hay que trabajarlo cotidianamente.

– B: Tengo 25 años de casada. A mis lectoras jóvenes les confieso que una de las cosas más difíciles que me tocó en esta vida es sostener mi pareja.

– P: El amor de pareja es el sentimiento más vulnerable de todos.

– R: A mí me gustaría ponerle mas pasión a mis trabajos.

– B: ¿Pero te lo querés imponer o lo necesitas?

– R: No sé pero quiero un poco más de amor. En las novelas de ustedes los personajes se aman, pero en los míos uno ama y el otro sobrevive.

– C: Y en la vida hay muchos de esos amores. Hay que ayudar a la juventud a creer en el amor y mantenerlo.

– ¿Ganaron más lectores varones en los últimos tiempos?

– B: No, yo no gané ni uno solo. Ni mi marido me lee. Pero ahora le leo yo todos los días un ratito.

– E: Yo gané a mi hijo. Cuando era más chiquito le prometí que cuando tenga 15 le iba a regalar mis libros. Ya se los leyó todos y hasta me hace críticas.

– P: El hombre que se te acerca para decirte que leyó un libro de romántica es porque está sorprendido.

– B: De cada 100 mujeres solo tengo un lector varón.

– C: “Y Porá” (la historia de la guerra de la Triple Alianza) me hizo ganar público masculino porque era una novela de guerra, pero también los enganchó el romance, ¿porque a quién no le gusta el romance? Además, sé que muchos hombres nos leen pero no dicen nada.

– P: Mi marido me lee todo y me dice “Un hombre jamás diría eso”.

– B: “Ese pensamiento es de un hombre con cerebro de mujer”, dice el mío.

Télam.

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