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Interés general 11 de febrero de 2020

Los alquimistas del garaje

Antares, la cervecería artesanal más importante de Argentina es marplatense. Nació en 1998 y pasó de producir 900 litros de cerveza por mes a 500.000. Hoy cuenta con dos fábricas, 54 locales franquiciados en todo el país y más de 1.200 personas que trabajan vinculadas con la marca.

Por Juan Salas

Antares, la cervecería artesanal más importante de Argentina, nació hace más de 20 años en un garaje en Mar del Plata, donde una pareja tenía el hobby de hacer unos litros de su bebida favorita para compartir con amigos. La aceptación era tal que decidieron tomar el riesgo, seguir el sueño y convocar a otro valiente que se animó a dar ese salto al vacío que significa iniciar un emprendimiento independiente en un país que pasa de crisis en crisis como quien pide una IPA o una Scotch.

La historia arranca en 1998 con tres estudiantes universitarios, Mariana Rodríguez de Diseño Industrial y Pablo Rodríguez y Leo Ferrari, compañeros en Ingeniería Química. Por esos años, el home brewing de cerveza no era común en el país, que siempre tuvo una cultura alcohólica más centrada en el vino y no como sucede en lugares como Estados Unidos, Alemania o Bélgica.

“La semilla surge de alguien que hace cerveza en su casa y en nuestro caso, un poco apoyados en la profesión, dos ingenieros químicos y una diseñadora industrial, nos daba herramientas tecnológicas para escalar eso que hacíamos en un garaje, y en vez de hacer 40 litros de cerveza hacer 900”, recuerda Pablo Rodríguez, uno de los dueños y responsables de Antares.

La decisión de hacer una cervecería artesanal ya estaba. Ahora faltaba todo lo demás: un nombre, un punto de degustación, salir del hobby y, claro, hacer las primeras cervezas para vender. Detalles.

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La marca

Qué difícil nombrar algo. Lo que sea. Uno tiene que poner un nombre a algo que sabe que lo tendrá para siempre. Qué difícil lo permanente. “El acto creativo es complicado, uno no es creativo cuando quiere. Además, siempre los nombres nuevos no gustan, llevan un tiempo de uso, un andar, hasta que la marca empieza a tener un sonido, una música. Los primeros nombres siempre suenan mal y parecen malas ideas”, dice Pablo.

“Sabíamos que queríamos que fuera una palabra latina y que no replicara ningún nombre en inglés o alemán que eran los estereotipos en ese momento. En definitiva, el otro objetivo era linkearlo con el mar también. ¡Era algo casi imposible!, conectar cerveza con Mar del Plata y todas las ideas iban a lugares comunes poco felices”, recuerda.

El nombre de Antares llegó gracias a un primo segundo lejano de Leo, que por motivos que nadie sabrá sus neuronas hicieron sinapsis, tuvo una idea y la compartió: “Y si usan la palabra Antares, que es una estrella que se usaba antiguamente para orientar a los marineros en el mar”.

Listo. Antares, tiene vínculo con el mar y encima, si le agregaban a la marca el dibujo de una estrella, eso los unía con el símbolo de la alquimia, que habían sido los primeros cerveceros. Ya está el nombre. Ahora, las cervezas.

Equipo casero original donde hicieron las primeras cervezas de Antares.

Equipo casero original donde hicieron las primeras cervezas de Antares.

El origen en tres cervezas

Un local de Antares tiene hoy 14 canillas de cerveza artesanal. Pero no siempre todo fue en abundancia. El origen es otra vez en el garaje, ese laboratorio alquimista para los cerveceros que con un equipo que rendía hasta para 70 litros por mes hicieron las pruebas para los primeros estilos de cerveza del emprendimiento.

Después de pruebas y errores -que si el error es probar una cerveza tampoco es tanto error-, Leo, Pablo y Mariana se decidieron por salir al mercado con tres tipos de cervezas: Pale Ale, Scotch y Porter. Las tres originales de Antares que todavía se pueden beber con su fórmula de aquellos tiempos.

“Eran más turbias, más inestables la calidad. Eran rudimentos en una curva de aprendizaje que nos llevó como dos años hasta la receta definitiva. Hoy con la tecnología, el acceso a la información y una comunidad cervecera que coopera, la curva de aprendizaje son en vez de dos años dos meses”, dice Pablo.

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Esa pared llamada Quilmes

¿Qué podían saber de gastronomía dos ingenieros y una diseñadora? La verdad es que nada, pero no fue una pregunta que Leo, Mariana y Pablo se hicieran en su momento y, junto a un grupo de “corajudos” abrieron Antares en el local de Córdoba entre Avellaneda y Alvarado. Ok, no fue todo color de birra en la historia y en 2001 casi funden, pero, según Pablo, “pudo más la tozudez y la maña que el conocimiento gastronómico”.

En ese local funcionaba todo. Era punto de degustación, de fábrica y venta. Pero, para poder comercializar su producto necesitaban mudar la fábrica a otro lugar. Y lo hicieron.

“Durante cuatro años hicimos el intento inocente de vender cerveza por los canales tradicionales y nos chocamos contra una pared que se llamaba Quilmes, que era imposible. En muy pocos lugares podíamos vender cerveza, que era donde no había exclusividad con la cerveza industrial”, recuerda Pablo y se ríe al pensar en todas las veces que les pasó de llegar a un bar o restaurante y que los rechazaran porque Quilmes les “mejoraba el acuerdo” a los dueños.

Si no puedes contra ellos, inventa

Antares no se resignó. Pablo, Mariana y Leo sabían que su producto gustaba, confiaban en las cervezas que hacían y entendieron que si no podrían vender a los bares que existían, deberían abrir nuevos Antares en diferentes puntos del país.

Así fue como nació la primera franquicia, en La Plata. Después otro Antares en Tandil, otro en Bariloche y así hasta la actualidad, con 54 Antares en más de 40 ciudades del país. En los próximos meses se abrirá uno en Montevideo, Uruguay, el primero fuera de Argentina.

“Queremos tener un local por año fuera de Argentina. Queremos empezar a mirar para afuera. Donde haya un argentino puede haber un Antares, así que puede ser en Barcelona, Miami, Mallorca”, reconoce Pablo.

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Cerveza, no birra

A la hora de pedir, la gente dice cerveza, birra, fresca, pinta o vaya uno a saber cómo. Pero el dueño de Antares reconoce que para él a la cerveza artesanal se le dice cerveza, casi con respeto. “Tal vez el término birra está más asociado con la cerveza barata, liviana, industrial”, dice.

Para Pablo la cerveza es más que una bebida con alcohol, es una “generadora de bienestar compartido”. “Es un lubricante social para el disfrute. Es la bebida alcohólica más consumida del mundo, tiene una graduación alcohólica moderada que permite charlas largas y distendidas y relajadas. Es una forma de placer divertido, dentro de todo el universo de alimentos y bebidas es un producto carismático. Vos no te encariñás ni apasionás con un ron, como sí con una cerveza. Genera eso, la gente abraza la marca Antares”, considera orgulloso uno de los creadores de la cerveza artesanal argentina más importante.

Pasaron casi 22 dos años desde que tres amigos en un garaje hicieron unas cervezas artesanales que se convirtieron en las primeras de Antares. De un equipito de 70 litros pasaron a producir 500.000 litros de cerveza por mes desde dos fábricas -una en el parque industrial-; de un solo local a tener 54 franquicias; de “unos corajudos” que se animaron a trabajar con ellos a más de 1.200 vinculadas laboralmente con la marca.

Pasaron más de dos décadas y en ese tiempo a Antares la quisieron comprar más de una vez las grandes compañías de la industria. Pero Antares nunca perdió su independencia y, como en el 98 cuando apareció el nombre, a Leo, Pablo y Mariana siempre los guió esa estrella que desde Mar del Plata alumbra el camino de quienes quieren producir cerveza artesanal y, sobre todo, tomarla. Salud.-

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“Evangelizadores de la cerveza”

Pablo Rodríguez reconoce que con Antares se sienten “pioneros” en el mundo de la cerveza artesanal en Argentina y, desde ese lugar “evangelizan” a las nuevas generaciones de cerveceros. “Somos más evangelizadores que militantes. Formamos a muchos cerveceros caseros. En 1999 hicimos el primer curso de cerveza casera. Hay muchos emprendedores que salieron de un curso realizado en Antares”, expresa.

Mar del Plata es la ciudad con mayor cantidad de cervecerías artesanales del país, tiene más de 80, con más de 200 puntos de venta.

-¿Se sienten responsables del “boom” de la cerveza artesanal en Mar del Plata?
-Fue un proceso gradual, pero éramos más optimistas de lo que sucedió. Pensábamos que el boom se iba a dar antes y se dio en los últimos 8 años. La clave de la explosión de la categoría, y tal vez en esto sí somos responsables, es el trabajo colaborativo. Nosotros mamamos una cultura en Estados Unidos de por qué sucedió lo que sucedió allá con la cerveza artesanal y el gran líder y gurú de la cerveza artesanal del mundo es Charlie Papazian, de la militancia cervecera y él nos dijo que la clave es trabajar juntos. Hoy en Estados Unidos el 20% de la cerveza que se toma es artesanal y acá no es ni siquiera el 4%. El mercado puede crecer mucho más todavía.

 



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