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Cultura 8 de noviembre de 2025

Luis Gusmán repasará su obra literaria en la Feria del Libro de Mar del Plata

El reconocido escritor y psicoanalista dará una charla este domingo 9 de noviembre, a las 18, en el Espacio Comunidad y Energía. La reedición de una novela emblemática de la literatura argentina, su defensa de una dignidad del estilo en tiempos de una lengua degradada y sus recuerdos de la ciudad, en entrevista con LA CAPITAL.

Luis Gusmán, escritor y psicoanalista, dará una charla esta tarde en Espacio Comunidad y Energía.

El destacado escritor Luis Gusmán, una de las figuras centrales de la literatura argentina contemporánea, se encuentra en Mar del Plata para participar en la 20ª Feria del Libro. Este domingo 9 de noviembre, a las 18, en el Espacio Comunidad y Energía (Mendoza 2800), mantendrá una conversación con la investigadora y docente Estefanía Di Meglio, en la que recorrerá su vasta obra literaria y presentará la reedición homenaje de “En el corazón de junio”.

Autor de títulos emblemáticos como “El frasquito”, “Cuerpo velado”, “La rueda de Virgilio”, “No quiero decirte adiós”, “Hotel Edén” y “La valija de Frankenstein”, Gusmán fue además una voz crítica decisiva en publicaciones como la revista Literal –junto a Josefina Ludmer, Germán García y Héctor Libertella– y más tarde en Sitio, con Eduardo Grüner y Jorge Jinkis.

Premio Boris Vian, “En el corazón de junio” fue escrita durante la dictadura y publicada por primera vez en 1983 por Sudamericana. La novela, que entrelaza tres historias ambientadas en Buenos Aires, Dublín y Trieste, pone en tensión las categorías tradicionales del relato a través del uso de múltiples narradores, collages y pastiches literarios. Cuarenta años después, la editorial Bardos, creada por jóvenes cordobeses, recupera la versión original en una edición que restituye zonas suprimidas en los años 90 (cuando fue reeditada por Norma).

El autor y psicoanalista cuenta a LA CAPITAL sobre esta reedición homenaje, analiza la degradación actual del lenguaje público y su defensa de una política de la lengua, así como comparte los recuerdos que le despierta Mar del Plata.

—¿Qué le provoca el regreso de “En el corazón de junio”?

La verdad, sorprendido. Desde su reedición en la editorial Norma en el año 1999, no lo había vuelto a leer. Esa era una edición donde suprimí fragmentos para recortar los acontecimientos más políticos que hay en la novela: la masacre del bombardeo a la Plaza de Mayo llevado a cabo el 16 junio de 1955 y ciertos paralelismos con los cuerpos arrojados por los aviones desde el aire al fondo del durante el proceso militar a partir de 1976.

—Esta novela fue leída como una bisagra en su obra. ¿Cómo percibe, mirando a la distancia, la forma en que ha evolucionado su literatura desde entonces?

Sí, una bisagra respecto a “El frasquito”, ya que “Brillos” es de 1975 y “Cuerpo velado” de 1978. Es en esta última donde concluye con la frase de “En el corazón de las tinieblas” de Conrad: “¡El horror, ah, el horror!”. Pude señalar, creo que fue una novedad, no la había leído hasta entonces, que cuando Marlow se encuentra a Kurtz, lo ve a través de un largavista. Pero en ese mismo momento lo invierte. Es decir, se aleja del horror. Por alguna razón, Osvaldo Lamborghini en un texto en la revista “Literal” habla del largavista de Quiroga. Y Piglia, en “El último lector”, habla de los largavistas de Kafka. Pensado retroactivamente, la literatura de ese tiempo se encontraba con el horror de frente y cada uno usó el largavistas como pudo. La metáfora creo que marca el distanciamiento.

—¿En qué sentido esta novela marcó un cambio en sus búsquedas estéticas?

En “En el corazón de junio” hay una escritura para mí muy poética heredera de “Brillos” (1975), menos enrarecida que en “Cuerpo velado” (1978). Creo que tiene la audacia de “El frasquito”, no en su contenido, sino en el riesgo que el libro corre: escribir el diario de S. Joyce, escribir “Los donguis” de R. Wilcock en primera persona, me parece que fue mi manera de entrar a la literatura. No lo llamaría plagio, ni parodia, ni apócrifo como Conrado Nalé Roxlo, sino un magnetismo, un mimetismo casi como el procedimiento de la anamorfosis en pintura…

Creo que la escritura nunca me abandona, pero se impone la trama. Por eso terminé La herejía mayor, un libro de poemas en prosa, y “Esfinge al sur”, un libro y un poema dedicado a Luis Chitarroni; ejercicios inútiles por abandonar la trama. Me es difícil, es mi soga al cuello para decirlo con un título de Conrad o “La piel de zapa” para decirlo balzacianamente. Algo que no te suelta… Incluso a veces, como el título Georges Perec, te obliga al ‘marche’ enmascarado.

La reedición homenaje de "En el corazón de junio" de la editorial Bardos.

La reedición homenaje de “En el corazón de junio” de la editorial Bardos.

—Este año reapareció la revista Diatribas, después de 24 años, en la que señalan un “salvajismo de la política actual” y una “degradación de la lengua”. Usted ha escrito en ella la importancia de defender la “dignidad del estilo” y la necesidad de hacer política desde la lengua. ¿Podría profundizar esa idea?

Sí, “Diatribas” es quizás diferente a escribir entrelíneas. Siempre repito, desde (la revista) Sitio en adelante, con una política de la lengua para ocuparse de la lengua política. Nuevamente cierto distanciamiento, de la referencia inmediata, del veneno del mensaje, como dice Nabokov, pero a su vez sin esquivar el bulto a que algo huele a podrido en la Argentina. La frase hamletiana siempre será actual y no es una referencia culta, sino una manera de intervenir con la discusión, con el estilo como brújula y repito la frase de Chesterton: “Sospecho que la dignidad tiene algo que ver con el estilo”.

—¿Qué papel puede tener la literatura frente al odio y la violencia discursiva?

Frente al odio y la violencia discursiva, trato de oponerle la discusión, ya que la argumentación no es otra cosa que una manera de hacer intervenir el estilo. Y el trabajo de lectura, que tiene que ser anterior, y que la diatriba es la puesta en acto de mi intervención política. Y que, cada vez, esa intervención será singular, es la única manera de que no sea ideológica.

-¿Y qué temas o discursos siente hoy más urgentes de confrontar desde la palabra escrita (ya sea desde la literatura o desde la crítica)?

En principio, unirse en una oposición ante el poder de una política que sostiene su poder en el veto, sin por eso perder, ni renunciar a la singularidad que dispone cada franja opositora a esta política decretada.

—En su texto “Payasos del pueblo” establece un paralelo entre la actualidad y “Fahrenheit 451” de Bradbury, y plantea que hoy nos ocupa la distopía. ¿Cree que también asistimos a una forma de “quema simbólica” de los libros o de la palabra crítica, aunque adopte otras formas?

No creo que sea necesario la quema. Los puestos de diarios cada vez venden más objetos, avioncitos, autitos, muñecos. La miniatura infantiliza. El diario, el papel casi no existe. La lectura es subsumida por el vértigo y la fugacidad de la imagen. No es una novedad, ya Godard lo mostraba el siglo pasado en la película “Alphaville”.

—Finalmente, y a propósito de su visita, ¿qué vínculo conserva con Mar del Plata? ¿Guarda algún recuerdo o relación con su vida, sus lecturas o su obra literaria?

Mi próxima novela: “Dos extraños”. Es la historia de un cantor de tangos reconocido que viene a Mar del Plata a un festival de dobles que se realiza todos los años.

También, el recuerdo: una foto de mi padre, cantor de tango e imprentero, con mi madre en la Playa de los Ingleses. Yo en mi infancia no entendía y creía que era una playa inglesa.

Las lecturas: mi padre trajo a mi casa “La sinfonía pastoral” de André Gide; “Yo, el jurado”, novela negra de Mickey Spillane; “El amor, las mujeres y la muerte” de Schopenhauer.

El festival de cine de Mar del Plata, cuando se exhibió la película “Sotto Voce” dirigida por Mario Levin sobre mi novela “Tennessee”, con actuaciones de Lito Cruz, Martín Adjemián, Patricio Contreras. Y, ante mi timidez, Norma y Lily Pons me arrastraron hasta el escenario. Eran muy altas, muy rubias, y muy bellas. Y yo, que no soy alto, sentía que tenía que mirar hacia el cielo donde brillaban las estrellas.

El hotel Manantiales donde mi hija Margarita también se quedó fascinada cuando el jugador de básquet (Luis) Scola, que era tan alto, se inclinó para acariciarle la cabeza.

***

El reencuentro de Luis Gusmán con Mar del Plata tendrá cita hoy a las 18 en la Sala Storni del Espacio Comunidad y Energía, ubicado en Mendoza 2800, con entrada libre y gratuita.