Manes: “Quiero trabajar por un proyecto colectivo que le gane al kirchnerismo en 2023”
El neurocientífico y precandidato a diputado nacional impulsa "un salto cualitativo de la oposición". Crítico del macrismo y en desacuerdo con el modelo del actual gobierno, convoca a "un gran acuerdo político" basado en "un nuevo paradigma del conocimiento" para "encaminar a la Argentina hacia el desarrollo".
Por Gonzalo Gobbi | @gonzalogobbi
El (re) encuentro de Facundo Manes con la política movió los esquemas dentro de Cambiemos. El neurocientífico busca aportar su impronta para generar “un salto cualitativo en la oposición” que permita sentar las bases de “un proyecto colectivo” para “ganarle el kirchnerismo en 2023”.
Su campaña rumbo a las PASO comenzó en Mar del Plata, su “segunda casa”, ciudad de la que destaca “la generosidad y la empatía” que “la Argentina necesita” y donde desplegó una variada agenda de actividades acompañado por uno de los principales responsables de su candidatura dentro del radicalismo, Maximiliano Abad, el marplatense que conduce el comité provincial de la UCR.
En una entrevista mano a mano con LA CAPITAL, el reconocido divulgador de las neurociencias que ya tiene proyectos para presentar desde la Cámara de Diputados de la Nación, analizó la “oportunidad” que abre la crisis provocada por la pandemia, el desafío de la oposición y el “cambio cultural masivo” que a su entender necesita la Argentina para “encarar la modernidad” con “una revolución educativa, científica y tecnológica” para desarrollarse en el siglo XXI.
Facundo Manes, mano a mano con LA CAPITAL en la Universidad Tecnológica Nacional.
-¿Se reencontró con la política o la política lo encontró en usted?
-Siempre tuve dos pasiones en mi vida: estudiar el cerebro humano y la Argentina. En el 2001 cuando regresé y el país era un caos, muchos me decían que quedarme era una locura. Pensé cómo aportar y lo hice desde lo que sabía, desde las neurociencias cognitivas, para que la Argentina crezca en el impacto internacional de mi área de estudio. Antes había estado involucrado en el centro de estudiantes de mi pueblo, en Salto, del que fui presidente. Pero ahora hubo un cruce de astros. Hay una pandemia, la mayor crisis de salud de la historia argentina, pero también una crisis económica y psicológica, con una epidemia de salud mental, una crisis moral, de desigualdad educativa y ya no era pensar por qué me involucro yo sino por qué no nos involucramos todos. Porque va a ser entre todos enfrentar este tsunami en un país frágil que ya había que reconstruir.
-Estos años estuvo cerca de la discusión política, pero esta vez elige estar adentro. ¿Cómo lo convocó la UCR para disputar la interna de Juntos?
-Los máximos dirigentes me vinieron a pedir que sea candidato. Maxi Abad, un marplatense a quien aprecio mucho, y Érica Revilla, habían ganado la interna en la provincia y noté que todos los radicales que los apoyaron querían realmente que el radicalismo se ponga de pie, que lidere algo diferente que convoque a todos los argentinos, que revise lo que fue Cambiemos.
-La UCR fue parte de la coalición que gobernó la Argentina con resultados que, al menos, no estuvieron a la altura de las circunstancias. ¿Cree que le faltó protagonismo al radicalismo o falló algo más que eso?
-Acá pasó algo. La gente no votó a Cambiemos. Hay que revisar qué pasó en la coalición y generar una oferta opositora al kirchnerismo en 2023 que sea diferente. Ese radicalismo fortalecido que me vino a buscar me hizo pensar y se los dije: yo para entrar en política por una lista… no estoy. Puedo contribuir a mi país desde la ciencia, la salud, la educación, pero si el radicalismo está para discutir el desarrollo como discutió la reconstrucción democrática y convoca a todos los sectores, yo estoy. Vi un radicalismo de pie, con ganas de liderar la oposición y de convocar al PRO, al peronismo, al GEN, a todos. Y confío que el radicalismo lo puede hacer porque lo hizo en 1983. La valentía de Alfonsín construyó un sistema democrático. Creo que hoy estamos en un desafío parecido. Si no lo hacemos seguiremos generando pobreza y desigualdad. Pero si nos unimos y planteamos la reconstrucción de la Argentina por el conocimiento, creo que el radicalismo puede convocar a todos los sectores y tener un rol histórico como en 1983, ahora hacia la modernidad.
-El contexto actual es muy diferente al del ’83, ¿Cree que la pandemia abre la oportunidad para un cambio que permita repensar hacia dónde va la Argentina?
-Claro, es un muy buen punto. En la historia, las pandemias siempre cambiaron a la sociedad, no siempre para bien. La Peste Negra mató a uno de cada tres habitantes de la población mundial y de ahí surgió el Renacimiento, un movimiento cultural que buscaba la fuerza interior. En la Peste Bubónica hubo una matanza indiscriminada. Las pandemias siempre cambiaron a la sociedad. Depende de nosotros, de la acción humana, salir mejores o peores. Si los argentinos estamos decididos a encarar la modernidad podemos salir mejores.
-Sostiene en sus libros y conferencias que nuestro cerebro tiene un sistema de decisiones motivado por las emociones. ¿Cuál cree que es la emoción que nos impulsa a votar en estas elecciones?
-Cuando los seres humanos tienen lesiones en el lóbulo frontal tienen miopía de futuro. Se concentran en la recompensa inmediata aunque les cause consecuencias negativas a largo plazo. La Argentina tiene miopía de futuro, estamos concentrados en lo inmediato. Toleramos la corrupción, los veranitos económicos y los avasallamientos institucionales, pero en el largo plazo nos impacta negativamente. Y las emociones influyen en las decisiones. Yo veo una sociedad muy resignada, deprimida, desesperanzada, que no cree en nada. Por eso el desafío es gigantesco. Es pasar de la resignación a la esperanza. Luchar contra el miedo, porque el miedo nos paraliza, nos pone a la defensiva y es un factor importante de coerción social. No podemos apoyar a líderes que nos lideren con miedo, necesitamos líderes con esperanza. La gente quiere ser escuchada. No quiere pelea entre políticos. Quiere ser guiada hacia algo sensato. En Argentina los chicos ya no creen en instituciones. Para cambiar eso no alcanza una ley.
-¿Es cultural?
-Totalmente. Cambió la cultura. En 1978 Argentina disfrutaba del Mundial y en 1983 hubo un cambio de mentalidad colectiva que nos llevó a ser un país democrático. Hoy necesitamos un cambio cultural masivo que inspire a una sociedad a creer en ella y a entender que la economía del siglo XXI es la capacidad de innovar, crear y pensar de las sociedades. No es más el recurso natural.
-En el primer fin de semana de esta gira de campaña eligió venir a Mar del Plata, ¿es una ciudad especial para usted?
-Es mi segunda casa. Es la segunda casa de todos los argentinos. Acá hice teatro en 1982, ganamos el Estrella de Mar, me enamoré de la ciudad. Vine cada verano. Mar del Plata representa a la Argentina. Es una de las ciudades más lindas de América Latina y representa la generosidad, el afecto, mis amigos y el lugar donde los argentinos nos miramos. Cuando Mar del Plata esté bien, la Argentina va a estar bien. Por eso elegí empezar este recorrido acá. El marplatense tiene una mentalidad abierta y una empatía que es la que todos necesitamos.
-Esta elección nos encuentra después de un año y medio de tensión, miedo y angustia por una pandemia inédita. ¿Cómo imagina la pospandemia? ¿Cómo se va a recuperar la sociedad argentina?
-La pandemia puso en evidencia los problemas estructurales de la Argentina. No podemos echarle la culpa de la pobreza inmoral, el hambre, la mala calidad educativa, los problemas en la salud o la malnutrición infantil que denunciamos hace décádas. Nos agarró frágiles. Y la pandemia va a generar más desigualdad. La pospandemia vendrá con la nueva revolución industrial que ya estábamos viviendo. Se viene un nuevo mundo, un nuevo país y no podemos enfrentar los desafíos del siglo XXI con las mismas prácticas de siempre. Necesitamos respuestas honestas, innovadoras, un despertar moral y ético. Necesitamos unirnos. Sin un gran acuerdo político no se va a lograr la Argentina que nos merecemos. Pero el acuerdo debe estar basado en ideas. Y la idea tiene que ser un nuevo paradigma. Como fue la democracia en 1983, hoy es el paradigma del conocimiento, que no es solo una ley, sino la inversión masiva en nutrición infantil, una revolución educativa, científica y tecnológica que vincule eso con la producción. Los países ricos invierten en salud educación y ciencia no porque estén desarrollado, sino que han logrado desarrollarse porque antes han invertido.
Manes visitó el puerto y dialogó con comerciantes, trabajadores y turistas.
-¿Cuál será su primer proyecto como diputado?
-Capital metal, lo que vengo diciendo hace años. Invertir en la nutrición infantil junto con el estímulo afectivo y cognitivo. En Jamaica hubo un experimento: trabajadores sociales fueron con juguetes a ver a chicos vulnerables. A unos les dieron la posibilidad de jugar durante un tiempo y a otros no. Los siguieron por años. Los que pudieron jugar y estimularse tenían menos incidencia de violencia, mayor coeficiente intelectual y éxito económico y familiar. El estímulo nutricional, afectivo y cognitivo en la infancia es prioridad. Si no, además de inmoral es una hipoteca social.
-Dijo en otra entrevista que el diagnóstico de la Argentina es el de un país pobre que no está en vías desarrollo. ¿Cómo se revierte eso?
-Argentina nunca tuvo el tratamiento correcto. Si viene un paciente a mi consultorio con diabetes y se siente mal, yo le pregunto qué toma y me dice tal medicación y es la correcta, yo soy pesimista. Lo veo mal y está bien medicado. Pero si ese mismo paciente viene sintiéndose y pero toma algo equivocado, soy optimista. No hizo el tratamiento correcto. Argentina hace décadas que no invierte en una visión estratégica de país coordinada por todos los sectores políticos. Esa visión coordinada es sobre conocimiento hoy. Si Argentina hace eso, tiene un potencial enorme. Si el paciente no lo hace, va a estar peor, esto es más pobres y más desigualdad. Y yo me niego a renunciar a la Argentina que sueño y que merecemos todos.
-¿Considera que esta elección puede revertir el escenario de Cambiemos y darle mayor protagonismo a la UCR dentro de la coalición?
-Vengo dar un salto cualitativo a la oposición. Quiero ganarle al kirchnerismo en 2023 porque no coincido con el modelo kirchnerista de país. Cambiemos ha perdido la última elección. Hay que unir a los argentinos y hacer esa revolución educativa, en salud, científica y tecnológica. Ese es el desafío de la coalición: convocar a todos los argentinos.
-No se logró en los cuatros años del gobierno de Macri, ¿cree que se podrá?
-No, no lo hizo. Tampoco lo hizo el gobierno actual. De los últimos 20 años gobernó 16 el kirchnerismo. Necesitamos un acto de humildad y convocar a todos los sectores para solucionar el problema estructural de la Argentina.
-¿Está dispuesto a pelear por la presidencia en 2023?
-Estoy dispuesto a trabajar por un proyecto colectivo que le gane al kirchnerismo, porque la Argentina necesita que los millones de argentinos que queremos un país con sentido común hacia el progreso nos comprometamos, demos el paso y yo en ese proyecto colectivo voy a estar en cualquier lugar. No me importan ni me mueven los cargos, sino los proyectos de vida y las misiones. Y la misión de mi vida es poner mi granito de arena para que la Argentina de una vez por todas se encamine al desarrollo.